Translate

domingo, 19 de marzo de 2017

Necesito que me mires...

Último capítulo antes de la edición...

   A pesar de una amarga noche de pesadillas y agotamiento mental; estoy loca por ver a mi Mateo. Abro las cortinas que impiden que entre la luz de mi habitación y miro el cielo azul, al bajar la mirada observo las ventanas del hospital, donde está mi ángel a punto de despertar... me ducho y le digo a Blanca que se de prisa.
   Al bajar al buffete, nos encontramos con Mercedes y Tomás desayunando.

- Buenos días ¿cómo han dormido mis niñas? 
- Yo fatal Mercedes; muchas pesadillas, pero bueno... hoy presiento que va a ser un día de buenas noticias. Hace un día precioso. 

   Tomás se levanta para acompañar a Blanca con su desayuno. -Yo creo que aquí se está cociendo algo-

- ¿A qué hora pasaba Enrique, Isabel? 
- Sobre las ocho y media. 
- Ah vale, vamos bien de tiempo. Son solo las siete. Las visitas creo que eran de nueve a diez. 
- Eso es... Por cierto; ¿José, Lucía y Lola donde están?  
- Aún no han bajado. Yo he llamado a José pero no responde. No quise insistir por si estaban descansando.
- José está muy mal; todos estamos mal en general, pero José me tiene algo preocupada. 
- Es su hijo Isabel; ningún padre debería de enterrar a su hijo, ese es el miedo que tiene. Anoche después de hablar contigo; y gracias a Dios conseguir convencerlo de que descansara aquí en el hotel, me llamó para hablar. Estuvimos conversando hasta las dos de la madrugada. Me dió muchísima pena, se sinceró conmigo en muchos aspectos que antes no reconocía... la verdad; me emocionó oír decir de su orgullosa boca, lo mal que había actuado tanto con sus hijos, como con la madre de los mismos. Y eso, es porque está bastante jodido por Mateo. Estas cosas tan desagradables, a veces, por no decir siempre, te hacen recapacitar...
- Pues a mí me parece muy triste que tenga que llegar a tu vida una situación así, para asumir y reconocer los errores. 
- Pues si Isabel; pero a veces no sé es consciente de los errores que cometemos.
- Discrepo; siempre se es consciente. Todos sabemos cuando actuamos mal o bien. Esos son excusas para no reconocer y por su puesto que todos nos equivocamos, pero no se... Si es cierto que en su día actuó mal con sus hijos y ex mujer; ahora no es el momento. 
- Bueno; hay que saber perdonar Isabel.
- Si pero Mateo, está en desventaja. No se si entiendes lo que quiero decirte. ¿Ahora de que le sirve a Mateo que el padre le reconozca ciertas cosas? Egoístamente vuelve actuar José; desde mi punto de vista. Por limpiar su conciencia. 
   Siento parecer tan cruel pero es la realidad. Las cosas hay que demostrarlas todos los días y si te equivocas no pasa nada, pero hay que saber reconocerlas en el momento, no esperar que la víctima de tus atrocidades esté moribunda para rectificar y perdir perdón. Es simplemente mi opinión. 

   Se incorporan a la mesa Blanca y Tomás...

- ¿Como estás Isabel?
- Mas animada, la verdad. Tengo muchas esperanzas puestas en la fortaleza y las ganas de vivir de Mateo, por eso creo que hoy, será un buen día.
- Yo también tengo buenas vibraciones, es mas, se lo he comentado a mi madre cuando bajamos a desayunar.
- Si que es verdad. Ojalá estéis en lo cierto, y ahora que hemos terminado, vamonos; a ver qué nos cuenta Enrique ahora. 

                              ...

   Llegó la hora de la visita y mi Mateo aún no ha despertado. Al igual que ayer me reservo para la última... 

- ¿Está nerviosa Isabel?
- Si Blanca, mucho.
- ¿Es normal que aún no haya despertado? 
- Bueno... hasta las cuarenta y ocho horas está dentro de lo normal. Además; el diagnóstico de Enrique es bastante bueno. Sinceramente Blanca; prefiero pensar que todo va salir bien. 
- Yo no voy a entrar Isa; prefiero hacerlo cuando despierte.
- Tranquila Blanca... Se perfectamente cómo eres para estas cosas y valoro muchísimo que estés aquí.
- ¡Ay amiga! Sabia que me necesitabas, al igual que yo necesito que estés bien. 

   Sale Tomás y por fin llegó mi turno.

- Te dejo con Tomás, ahora nos vemos.
- Te quiero amiga.
- Yo a ti mas.

   Respiro hondo y al abrir la puerta; mi Mateo sigue exactamente igual que ayer... vuelvo a respirar mientras me acerco. Lo miro de cerca y le doy un beso en su mano... Nuevamente siento una exagerada presión en el pecho, me trago la pena para hablarle y como puedo...

"Hola Mateo; aquí estoy otra vez. Impaciente porque me mires... No quiero que sigas haciéndote de esperar; mira que no quiero empezar a ponerme nerviosa ¡eh!
   La operación ha sido un éxito total; ¡al final va a ser verdad que Enrique hace milagros! 
   Tengo que contarte muchas cosas... entre ellas, una que se que te va gustar oír; me parece, que tu amigo Tomás y mi amiga Blanca que por cierto llegó anoche; se gustan y mucho. Ayer no tuve ánimos para preguntarle nada, pero hoy sí lo haré... así que mañana cuando te visite, ¡eso sí! Tienes que estar despierto ya; te pondré al día de todo. 
   Por otro lado, mamá y mi hermana, te envían muchísimos besos.
   Y bueno, ya que te he puesto al día, solo decirte que por tu culpa he pasado una noche de perros -río llorando e intento disimular- Mateo, Mateo, Mateo... Mi Mateo, mi jerezano guapo, te extraño tanto, tanto...
Necesito que sigas ahí por favor; me haces tanta falta... quiero que sepas que hoy hace un día espléndido y me encantaría poder disfrutarlo contigo. Ojalá fuese yo la que estuviese ahí... y tú aquí, a mi lado. Siempre me gustó mas estar tumbada que sentada, así que tenemos los papeles cambiados ¡eso no vale! No vale mi amor; no vale que me des estos sustos..." 

- Isabel tienes que salir ya de la habitación...
- Dame un minuto por favor.

" Bueno, como ves me reclaman, me quedaría a tu vera las veinticuatro horas, pero tú mejor que nadie, sabes cómo funciona esto. Así que no me queda otra que marcharme, esta tarde pasamos a verte nuevamente; y nada, no lo digo mas, no quiero que me llamen la atención de nuevo; hasta después guapo, a ver si cuando vuelva y abra la puerta; tienes la puesta en marcha de esos ojos verdes que me vuelven loca..."

   Le beso su mano y callendo lágrimas por mi cara salgo de la habitación.

- ¡Ay Isa! 
- ¡Uf Blanca! 
- Salgamos fuera para que te de el aire... 
- Blanca, necesito que despierte ya. No puedo verlo mas así.

   Se acerca Lola y me dice que quiere hablar conmigo. Blanca se queda con Tomás mientras Lola y yo vamos a la cafetería...

- Isabel, necesito hablar contigo.
- Dime Lola.
- Quiero que seas sincera por favor. ¿Mi hermano se va a salvar? ¿Es normal que continúe en coma? Te ruego que me digas la verdad. No puedo ver a mi hermano así Isabel, no puedo. Estaba tan bien hace cuatro días... no asimilo que ahora este conectado a esas máquinas.

   Lola no deja de llorar y yo intento mantener el tipo como puedo. 

- A ver Lola; es cierto que la operación ha sido un éxito, había muchísimas posibilidades de que se quedara en el quirófano. Eso, prácticamente, ha sido un milagro. Pero por otro lado tiene metástasis en el pulmón y el hígado; eso si pinta muy, pero que muy mal, no voy a engañarte.
    Tu hermano se va someter a tratamiento para relentizar el tumor, pero no va a dejar de estar ahí; y en cuanto a su actual estado, aún es pronto, ya que no han pasado las cuarenta y ocho horas pero... también tiene su riesgo.
- ¿Puede que no despierte Isabel? 
- Puede que no Lola. Aunque lo normal es que lo haga y el lo hará.

   Lola llora desconsolada y yo estoy a punto de explotar... seguidamente llegan su padre y hermana. Yo me levanto de la cafetería sin poder articular palabra; dejandolos allí. 
  Me siento atrapada en un túnel sin salida; la preocupación no me deja respirar, la incertidumbre y el miedo que tengo me están robando las fuerzas... y no quiero caer, no puedo caer. ¡Ahora no!
                     
                             ...

   Me duele todo el cuerpo; el quinto día sin que mi Mateo abra los ojos... no puedo más. Necesito que despierte de una vez. Esperamos la llegada de Enrique como agua de mayo. Miro el reloj...

- Isabel.
- Dime Blanca.
- Entremos, Enrique ha llegado y quiere hablar con todos vosotros.

   El corazón se me acelera, por un lado quiero oír lo que nos tiene que decir y por otro lado siento un incalculable pánico. El mismo que relentiza mi paso. Observo al final del pasillo como están todos esperándome. Como si estuviese bajo agua, solo oigo el latido de mi corazón como si fuese una bomba a punto de estallar. Paso a paso consigo llegar y respiro todo lo profundo que puedo, e intento mantener la calma para oír lo que nos tiene que decir Enrique.

- Bueno, ya que estamos todos. Comunicaros que como bien sabéis; aún habiendo esperado otras cuarenta y ocho horas de mas, Mateo no tiene ningún indicio de despertar, por lo que sintiéndolo mucho, debéis tomar una decisión. 
- Bueno Mateo no ha sufrido una muerte cerebral ¿no?
- No Isabel; pero está en estado vegetativo, todo es artificial, está ahí porque continúa conectado.
- Pero puede despertar en cualquier momento, eso puede pasar Enrique. Distinto sería la muerte cerebral que ahí no hay esperanzas. 
- Si Isabel; pero prácticamente es lo mismo, eres médico. 
- Por eso mismo discrepo en cuanto a la solución que no has dado.
- Sinceramente Isabel. No creo que despierte y tú en el fondo también lo sabes.

   Empiezo a marearme de repente noto como todos me miran...

- Isabel, ¡Ay! Isabel por Dios, no me des mas estos sustos ¿estás bien? 

   Al abrir los ojos estoy en una habitación. Observo a Mercedes, Lola y Blanca frente a mi.

- ¿Qué ha pasado? ¿Y Mateo?
- Tranquila Isa, Mateo sigue en su habitación y tú te has desmayado. 
- Tengo que verlo Blanca.
- Isabel por favor; cálmate.

   Lola sale llorando de la habitación sin decir nada...

- No Mercedes. No han desconectado a Mateo ¿verdad? 
- No Isabel. Por favor hija, tranquilízate. 
Tenemos que hablar cuando estés mas calmada. Voy a salir para avisar que has despertado y enseguida vuelvo.
- Blanca ¿dónde está Mateo? Dime la verdad. 
- Isa, está donde mismo. En el mismo estado en el que lo dejaste.
- ¿Cuánto tiempo llevo aquí? ¿Dónde está Enrique? Tengo que hablar con el.
- Madre mía, solo llevas unos diez minutos aquí así que por favor te pido, te lo ruego, mejor dicho. Mantén la calma.

   Entra en la habitación Mercedes acompañada de Enrique.

- ¿Qué tal te encuentras Isabel? 
- Bien, Enrique por favor tenemos que hablar.
- Lo se, para eso he venido. Ahora por favor quiero que me escuches todo lo que tengo que decirte y después yo contestaré todas las preguntas que quieras ¿vale?
- Si...

    Mercedes y Blanca salen de la habitación. Seguidamente empieza a hablarme del estado en el que está mi Mateo, me explica todo lo que realmente se, pero de un forma mas delicada... Empiezan a brotar lágrimas por mi cara; lo peor de esta situación es saber que tiene toda la razón.

- Discúlpame Enrique, antes estaba muy nerviosa.
- Lo se, no es plato de buen gusto para nadie todo lo que ha ocurrido. Pero como médico que eres y como consejo personal, debes practicar la aceptación de las cosas Isabel. Aunque debo reconocer que desde mi postura, se ve de otra forma diferente a la vuestra. Aún así, también es duro para mí, lo he intentando todo, créeme. Amo mi profesión y odio perder vidas en mis manos. Es el arma de doble filo de mi día a día. Vida o muerte y no es nada fácil. La naturaleza es algo; que aún no hemos conseguido vencer. Nacemos para morir, y nosotros los médicos, estamos para intentar ganar la batalla a la enfermedad, pero a veces, como en este caso; se pierde. De todas formas, aunque sé que lo sabes... Mateo, tenía la muerte dentro de su cuerpo, si no era ahora... sabes perfectamente, que hubiese sido después. Haz la lectura positiva de todo esto, lo que le esperaba eran tratamientos muy duros y desagradables para que al final, por desgracia, tuviese el mismo desenlace. De esta forma se ha ahorrado todo ese imnesario sufrimiento. No pienses egoístamente Isabel, tú no te lo puedes permitir por tu profesión. 

   Nos interrumpe una enfermera.

- Disculpa Isabel.

   Sale de la habitación y enseguida vuelve a entrar.

- Isabel, entro en quirófano en treinta minutos, tengo que prepararme. Por favor piensa en todo lo que te he dicho.
Después me paso a veros.
- Gracias Enrique.

   Sale de la habitación y seguidamente entra Blanca. Me derrumbo al verla y ella me abraza. 
    
                             ...

   Sin aún tomar ninguna decisión, llegó mi turno para entrar a verlo. Ni siquiera me encuentro con fuerzas para hacerlo. Pero necesito hablar con el... Entro y ahí está, igual, ¡no lo puedo creer! Como siempre me siento a su lado y le cojo la mano para empezar hablar, aunque esta vez, la pena me oprime tanto la garganta que tiene encarcelada a mi voz... sin poder evitarlo empiezo a llorar desconsoladamente cogida de su mano, lo miro y sigo sin poder mantenerme entera, está vez es incontrolable; tal y como diría mi jerezano "esmorecía"

" Mateo no te vayas... no me dejes sola por favor, despierta y quédate conmigo, te lo ruego... Sin ti no me van a quedar fuerzas para continuar y tú no quieres eso para mí ¿verdad? Abre los ojos y mírame por favor. Te necesito, te quiero, te amo... Eres todo para mí, sabes que lo único que me hace recuperar el aliento son los latidos de tu corazón. No te rindas mi amor, no te vayas, no me dejes Mateo... Estoy desesperada, porque tengo que despedirme de ti y no sé qué decirte, no sé por dónde empezar, no quiero hacerlo porque lo único que quiero es; estar contigo. Mateo, Mateo, por favor... dame una señal, sé que estás ahí, que aún sigues ahí. Dame esas fuerzas que necesito..."

   Completamente fuera de mi cabales, me levanto de la silla y empiezo a dar vueltas por la habilitación, desesperada por comprobar la verdad de todo lo que me habló antes Enrique; noto como empiezo a perder el control ¿como acepto que no está? ¿Como acepto que no lo volveré a ver mas? ¿Como acepto que no...? ¡No! ¡No! ¡No! Estoy destrozada, fuera de mi, me están empezando a dominar mis malditos nervios, me cojo de los pelos y apoyada en la pared frente a él, gritó para dentro llorando ¡no! ¡No! ¡No! no resisto mas verlo así... ¡No puedo mas!  Y de repente... mi Mateo reacciona y abre los ojos.


                                           Continuará...

No hay comentarios:

Publicar un comentario