Translate

domingo, 22 de febrero de 2015

Capítulo II


    Suena el despertador y no tengo ni un ápice de ganas de ir a la oficina, enciendo el teléfono y tengo un mensaje de Jimena.

"Me tomo el día libre, en mi mesa, encima de mi agenda hay dos notas importantes, son dos nuevos clientes, llámalos para concretar una cita.
No me llames  si no es cuestión de vida o muerte, no estoy disponible".

¡Lo que me faltaba hoy!
   Mientras desayuno miro por la ventana y observo el tráfico aumentado por la lluvia, en cada coche un pensamiento, una historia, un protagonista... somos huellas de la vida, cada ser es único y cada uno, ve la vida distinta... 
    Sumergida en la melancolía de mi pensamiento sin ganas de nada, me dirijo a la ducha, al mirarme al espejo intuyo que hoy no voy a tener un buen día ¡hoy no! y para completar me toca estar sola.        
   Entro en el vestidor sin inspiración alguna y me inclino por el negro, elijo uno de mis pitillos, blusa de gasa, mi abrigo oversize de cuadros escoceses, guantes de cuero y mis stilettos de Valentino, para el bolso me impulso por el satchel de CH. Me maquillo estilo pin-up, añadiendo mis gafas de mariposa, para ver si con este look, disimulo la tristeza que mi cara refleja.
   Mi sombrero y a la calle perfecta para que nadie note nada.

                            …

    Al cruzar la esquina que da al edificio donde trabajo, doy un tropezón, hago equilibrismo para no caer y cuando logro enderezarme marco el paso firme como si no hubiese pasado nada pero... ¡me muero de vergüenza! se me parte un tacón ¡mis Valentinos! El día no podía empezar peor, suerte que tengo en la oficina mis botas planas, que para el día de hoy tan ajetreado no me van a venir nada mal. Aunque eso de ir plana es un castigo para mí.

-
- Bon dia, Valentina ¿le ha ocurrido algo?
-
- Bon dia para tí Aitor, se me partió un tacón en la esquina.
-
- ¿Se hizo daño?
-
- No, gracias.

    Me dirijo al ascensor avergonzada por entrar descalza en el edificio y con los pies empapados. Lo primero que hago en cuanto termino con mi desastre, es llamar a los dos clientes de Jimena.

                              …

    Miro el reloj... ¡son las seis! No he parado en todo el día, estoy completamente saturada. Me duele la cabeza, llamo a mamá...

          - Valentina, dime cariño.
          - Hola mamá, ¿cómo estas?
          - Muy bien, acabo de llegar a casa
          de la clínica, estoy agotada. 
          Cuéntame...  
          - A ver por donde empiezo... llevo 
          un día de mucho estrés, he 
          tenido dos reuniones, que 
          ocuparme de unos clientes 
          nuevos de Jimena que hoy no vino 
          a trabajar, modificar unos 
          planos,... empecé mal el día 
          desde temprano, se me partió un 
          tacón esta mañana.
          - ¿Te hiciste daño?
          - No, fue más la vergüenza que 
          otra cosa.
          - Y a Jimena que le pasó, ¿por 
          qué no fue a trabajar?, ¿está 
          enferma?
          - No, se tomó el día libre, aunque 
          la verdad ayer yo…
          - Ayer tú ¿qué? cuéntame cariño.
          - Anoche fuimos a cenar, con 
          Diego y un amigo suyo. Yo perdí 
          las formas y me comporté como 
          una estúpida mal educada.
          - Y eso por qué mi vida, ¿que 
          pasó?
          - Nada mamá, Jimena que está
          siempre intentando buscarme
          pareja y por eso organizó una de 
          sus citas, la verdad es que   
          no pasó nada malo, pero ya 
          sabes como soy. Además estoy 
          cansada de su insistencia. Es muy 
          pesada.
          - ¿Pero qué fue lo que hiciste?
          - Levantarme de la mesa a la 
          espera de los postres e irme sin 
          explicación.
          - Tan feo era el amigo de Diego 
          como para salir corriendo... 

   Nos echamos a reír las dos.

         - Precisamente feo no era, pero  
          preguntó más de la cuenta...
          - La próxima vez, que Jimena le 
          haga entrega de un manual de 
          instrucciones. No se como se 
          atreve conociéndote...
          - Pues eso mismo pienso yo. Y lo 
          peor es que ahora me siento mal. 
          Innecesario todo esto.
          - Bueno, no se lo tomes a mal, ella
          lo hace con toda su buena 
          intención. 
           - No lo hago, si lo hiciera ya no 
           seríamos ni socias.
           Bueno mamá dale un 
           beso a papá y está semana me
           pasare a veros...
          - De tu parte, ven cuando quieras.
           Te quiero mucho mi vida.
          - Yo también te quiero mamá. 
      
                              ...

   Mi cabeza da vueltas sin parar, los remordimientos se están apoderando de mi mente. Y no precisamente por ese tal Pablo, la verdad, me importa bien poco lo que piense de mi, pero Jimena, no se lo merece... aprovechando la subida de sensibilidad poco habitual en mí y sin pensarlo decido llamar a Jimena...

-
- ¿Quién necesita una transfusión de sangre?, ¿quién está a punto de morir?
-
- Jimena, soy yo.
-
- Ya lo sé, por eso te pregunto.
-
- Lo siento de verdad, siento muchísimo lo de anoche, fué de vergüenza.
-
- ¡Umm! Tiene buena pinta, sigue…
- Pues eso...
- Eso, ¿nada más? No creas que está vez se me pasará tan pronto bonita. De vergüenza es poco. Yo no sabía que explicación dar a Pablo. ¿Cuándo vas a empezar a cambiar el chic?  Se que a veces hago demasiado incapié en que te des una oportunidad, pero eso no justifica tú comportamiento que además de infantil...
- ¡Para ya! No te llamo para que me des un sermón.
- No, ¡claro que no! Tu me llamas para decir lo siento y listo. Aquí no ha pasado nada. Valentina deberías de arreglar esa mente...
Te lo digo en serio, una cosa es que no quieras tener pareja y otra muy distinta que no puedas relacionarte y eso sí es un problema. Tus oídos no van a escuchar siempre lo que ellos quieran. Fue un comentario sano y de lo más normal... Pero tu barrera te impide ver más allá. 
- ¡Cállate! no vayas por ahí...
- ¡No! Hoy no me callo ni debajo de agua. ¡Ya está bien! y no lo digo por Pablo, tampoco por mí, es por tí Valentina... Verdaderamente ¿eres feliz así?


   No puedo contener más las lágrimas y rompo a llorar...

-
- ¡Valentina! ¿Estás llorando?, ¿dónde estás?
-
- Llevo un día malísimo estoy de bajón, de verdad que lo siento. No puedo decir nada más...
-
- Esta bien, para una vez que me pongo dura contigo me haces chantaje emocional... ¡Eso no vale! 
- No te sientas mal, es el estrés, de verdad... llevo un día de perros. 
- ¿Quieres qué tomemos algo?, ¿te apetece venir a casa?, ¿voy yo?, dime…
-
- ¡No! ¡no! , prefiero tomar algo, así desconecto un poco, estoy tonta y como me vaya a casa será peor. 
-
- ¡Ok!, ¿dónde?, ¿a que hora?
-
- Estoy todavía en la oficina.
-
- Perfecto, me visto y nos vemos en Slow, ¿te parece?
-
- Ok, allí te espero, no tardes que voy para allá.
-
- Adeu, finsara.

                             …

    Tengo una amiga que no me la merezco, no se como me aguanta, entro en el baño, me retoco y me marcho.
¡Menos mal que me da aire libre! Vaya día y que pintas… desde esta mañana sin ir a casa y para rematar en planos, pero tampoco tengo que gustarle a nadie y menos hoy.

                            …

    ¡Que frío! Le envío un whatsApp a Jimena diciéndole que la espero dentro, en la barra.
   La verdad que está ambientado para ser miércoles.

-
- Un agua con gas ¡por favor!
-
- Ahora mismo.

   De pronto una voz varonil se dirige al camarero ¿y ese acento?

-
- ¡Perdone! si es tan amable pase a mi cuenta todo lo que pida la señorita.
-
- Si es tan amable de decirme quién le informó de mi estado civil...

   No debería haberme girado. Qué guapo ¡por favor! Y encima italiano...

-
- Sólo hay que observarla, salta a la vista... no suelo equivocarme.
Una mujer guapa y atractiva, entra en un pub sola un miércoles, con cara de no tener un buen día, se sienta en la barra, pide un agua con gas y los dedos principales de ambas manos están llenos de caprichos, pero libres de compromiso... digamos pues, que todo eso suma un noventa y cinco por ciento de posibilidades de no tener pareja. Sin contar con la desagradable contestación que le decica a un caballero educado y apuesto que se le acerca... Obteniendo así, el cien por cien que llevaba esperando desde que la vi entrar por esa puerta.
  
¡Joder! Valentina, ¡tranquilízate! Esto no es real... 
  
-
- Si lo que pretende es hacerme sentir alagada, lamentó decirle que lo único que ha consiguiendo es que piense que tiene algún típo de patología rara.

    ¿Qué me pasa? Me estoy poniendo nerviosa... tengo que disimular, ¡qué vergüenza!

-
- ¡Ah si! ¿Eso piensa de mí?

   De repente quiero desesperadamente que llegue Jimena ¿dónde se mete? ¡Tan impuntual como siempre! Este hombre me está poniendo de los nervios... ¡Y no se va!

-
- No, lo que pienso es que es un machista, cara dura y prepotente. 
- Esta más guapa callada ¿lo sabia?
- ¿No tiene nada mejor que decir?
- Sólo intenté ser amable e invitarla...
- Gracias, pero no me gusta que me inviten. Tampoco me gusta que me digan señorita, es una palabra que pasa de ser vintage a tercermundista.

   Me mira fijamente clavandome la mirada hasta el punto que me veo obligada a retirarla ¿YO le he quitado la mirada a un tío?... Estoy perdiendo facultades...

            - Está bien, veo que la estoy     
            molestando, no fué mi intención.
            Disculpe...

¡Ay Dios mío! No quiero que se vaya... 

             - Disculpas aceptadas. 
             
   Me sonríe, se gira y pide al camarero una copa... de repente se vuelve a girar y...

             - Cargue mi copa a la cuenta de 
            esta chica tan simpática, por 
            favore.
             
  ¿Cómo?, este tío de que va...


- De eso ¡nada!
- Al final va a ser verdad lo que dicen de los catalanes... o quizás se refiere a que la llamé chica ¿también le molestó?
- ¡Mire! soy una mujer y punto. No seguiré entrando en su juego. Será mejor que se vaya porque cada vez que habla, empeora. 
- ¿io? no bambina... 
- Es una pena que con esa cara sólo sepa decir gilipolleces. 

  Su rostro refleja estar aguantando la risa... Aunque no se dónde le ve la gracia, lo que sí sé, es que eso aumenta aún más su atractivo. ¡Me encanta este hombre! Y al él le encanta ponerme nerviosa por lo que veo...

            - Le dijo el ratón al queso...
           Me parece que los nervios que   
           le provoco, la traicionaron 
           excediendo insultos hacia mi
           persona ¿no cree?
-
- Le diré una cosa que no volveré a repetir, conmigo se ha equivocado, pero desde el principio, a eso le sumamos que no me interesa para nada, perder mi tiempo con una persona tan prepotente como usted.
-
- Seguimos aumentando la lista, ¡me tiene fascinado! Por eso le diré otra cosa. Si esto que me dice fuese cierto, podría explicarme ¿por qué aún sigue hablando conmigo? 

    Gilipollas, descarado, creído,… aunque tremendamente guapo e irresistible, alto, fuerte, de piel morena como la mía, con una mirada que me traspasa, oscura como la noche ¡Valentina! ¡Concéntrate!

-
- Porque es un verdadero coñazo que no me deja... Al final va a ser verdad lo que dicen de los italianos...

    ¿No contabas con esta eh?

            - También es ¿de las que las 
             guardan para devolverla? Toda 
             una joya...
            - ¿io?, no bambino...
 - ¡Bona nit! siento llegar tarde, ¿interrumpo algo? Soy Jimena, encantada.
- Encantado Jimena, soy Gerard.

    No puedo con ella, me agota, siempre tan activa, segura, apasionada y exageradamente simpática. Ha conseguido saber su nombre en menos de dos segundos... gracias a mi amabilidad, ni nos hemos presentado.    Se llama Gerard, es italiano y yo en planos, no podía ser más patético el día de hoy ¡muy bien Valentina!  

-
- No interrumpes nada, sino todo lo contrario, tú llegada ha sido como un soplo de aire fresco.
-
- ¡Ay! gracias Gerard, por un momento me sentí violenta.

   No te enrolles Jimena por favor.

-
- No pasa nada, permítame que le explique Jimena, sólo quise invitar a esta mujer, de la que aún no sé, ni siquiera su nombre, pero ha sido una batalla perdida.

¡Ains! ¿Por qué soy así?

-
- ¡Perfecto! entonces, así tendré el placer de presentaros. 
Gerard ella es Valentina, Valentina él es Gerard.

   El se ríe mirándome fijamente de nuevo... Y yo me siento más gilipolla que nunca. No querría ver mi cara en este momento.

-
- Lo bueno dice que se hace esperar, bonito nombre, Valentina.

    Estoy hecha un flan, le dedico una sonrisa porque se la ha merecido, aunque de los nervios noto como me tiembla la mandíbula.

-
- Disculpad, con vuestro permiso me retiro, ha sido un placer.

   Estoy atrapada en un remolino ahogándome, no quiero que se vaya.

-
- Encantada, Gerard.

   Me mira sorprendido.

-
- Igualmente, Valentina.

    Se levanta y se va, en este momento me gustaría congelar el tiempo. Jimena interrumpe mis pensamientos… quería que viniera y ahora quiero que se vaya.

-
- Pero ¡bueno! Cuéntame todo, ¿quién es ese búfalo?
- Jimena ¿búfalo?, se puede ser más basta qué tú...
- Valentina lo has visto por Dios... te has fijado en sus brazos, sus piernas,... tú sabes la  fuerza que tiene que tener ese ¡HOMBRE ¿Ves? esto me quita la ganas de llegar a mi casa... 
- Pobre Diego, de verdad que no sabe con quien duerme... Y quieres... ¡Por favor! dejar de mirar.
- ¡Ay amiga! que no hay sólo uno, hay una manada... 
- Jimena ¡vámonos!
- ¿Tú estas loca? Yo de aquí no me muevo... 
Me encanta Valentina, es él, lo se, ¡lo se!, lo presiento.
-
- No empieces con esa frasecita tuya ¡por favor!
-
- Pero cuéntamelo todo de una vez, no aguanto mas la intriga.
-
- Vamonos de aquí, vámonos a mi casa.
-
- ¿Pero qué te pasa? Me dijiste que no querías ir a tu casa, ahora me dices que sí, ¡céntrate!  tienes la cara descompuesta...
- El día no ha podido ser peor, por eso quería verte para tomar algo, desconectar, disculparme  por lo de ayer, pero de repente aparece ese hombre... me encuentro perdida y bloqueada, no se que me pasa, pero…
-
- Pero ¿qué? 
-
- Pero nada, vámonos…
-
- ¡Valentina! No puedes seguir así, te lo pido por favor, sabes que puedes contar conmigo para todo
-
- Gracias, lo se, eres la mejor amiga del mundo.

    Nos abrazamos y al mirar detrás de Jimena, veo que Gerard está con su grupo de amigos. Estoy súper nerviosa, ¡que guapo es!.. Jimena no para de hablar, ponerme caras y yo siento que tengo tapones en los oídos, porque solo escucho un murmullo de fondo, en estos momentos todos mis sentidos están descontrolados y soy incapaz de concentrarme en algo que no sea ese hombre…

-
- ¿Me estás escuchando?
-
- Sí, no, perdona ¿qué decías?
-
- Te ha dado fuerte ¡eh!
-
- Ya, ¿estás inventando?
-
- ¿Qué haces en planos?

   Resoplo, no me apetece nada contar el día que llevo...

-
- Terrible el día, ¡completito! Se me partió un tacón en la esquina que da a nuestro edificio, estaba lloviendo y tuve que llegar descalza a la oficina.

   Jimena se ríe sin parar.

-
- Te lo mereces por lo de ayer, no creas que se me ha olvidado.
-
- Por favor, lo siento, de verdad ya no más, no volveré a comportarme así, no he podido ni dormir. No te puedo decir nada mas que eso y por favor nuevamente te pido que dejemos el tema, me siento fatal...
-
- Vale, ¡te perdono!

    Ella tan fácil de convencer como siempre, me vuelve abrazar y de repente pide dos chupitos, después pido yo otros dos y ella otros dos… entre risas miro hacia donde estaba Gerard y ya no está, en este momento tengo ganas de irme.

-
- Jimena mañana tenemos que levantarnos temprano, ¡vámonos!
Sí, porque además le dije a Diego que no tardaría en volver.

   Nos dirigimos fuera hacia su coche y me acerca a casa.

-
- Valentina dile a Sofi que la salida será el viernes, si ella puede, ¡claro!

                              …

    Entro en casa y me siento mareada, no puedo quítame a ese hombre de la cabeza... Esos ojos negros me tienen loca y mejor no hablemos de su boca ¡vaya labios! gorditos y apetitosos ¡madre mía! ¿qué me está pasando? Estoy completamente descolocada… Gerard me encanta y he sido una estúpida antipática, aunque al final espero que no se haya ido con mal sabor de boca ¿o sí? quiero volver a verlo, ¿estará de vacaciones? Me voy a duchar a ver si así se me despeja un poco la mente y recupero la cordura.
   Miro el reloj, son las tres de la madrugada... yo sin sueño, me dirijo a la cocina para prepararme una infusión y me acuerdo nuevamente de esos ojos negros... tengo que dormir, me pongo en el sofá a ver una peli para ver si así, me entra algo de sueño.

domingo, 15 de febrero de 2015

Capítulo I

    Son las siete de la mañana cuando empieza a sonar el despertador y lo primero que hago es abrir la ventana… aire fresco y tan fresco ¡que frío!
    Me dirijo a la cocina para prepararme un café acompañado por una deliciosa tostada, no hay nada que me guste más por la mañana, que este momento placentero de desayunar relajadamente y en silencio. Es tan poco tiempo el que me queda para empezar a oír ese montón de ruidos infernales de una ciudad tan cosmopolita como esta…
    Al mirar el reloj me doy cuenta de que se me viene el tiempo encima, me dirijo al baño para ducharme y al mirarme al espejo me doy cuenta de que voy a tener un buen día y eso me llena de vitalidad motivándome aún mas de lo habitual para estar radiante…
   Paso a elegir el modelito de hoy y me impulso por unos vaqueros pitillos rotos, blusa de seda nude, chaqueta de varios tipos de cuadros en tonos camel y azules con coderas burdeos que hacen juego con mi sombrero. Para mis pies opto por mis fantásticos stilettos azules de Elena Miró y un bowling camel.  
   Me visto, perfumo, maquillo muy natural, mi melena suelta con raya en medio… un vistazo al espejo antes de salir y lista.

                             …

    Jimena desde primera hora, ¡cómo no! llamando como si fuese ya medio día, efusiva y pegando gritos, para ella todo es emocionante, se divierte como nadie…
                  
            - Jimena ¡por favor! baja el tono, 
            estoy cruzando el paso de 
            peatones de La Rambla y noto 
            como los coches suben la 
            ventanilla para no oírte.
- ¡No puedo! Estoy de los nervios.
-
- ¡Qué novedad!
-
- No tardes o te seguiré llamando a gritos.
-
- Cinco minutos, adéu finsara.

    Mientras sigo caminando, ya casi doblando la esquina que da al edificio donde trabajamos Jimena y yo, observo a la gente que viene y va todos los días, con muchísimo estrés, a toda prisa, algunos hablando por teléfono, otros con cara pensativa, agobiados, alegres, tristes, sonrientes, … ejecutivos altos, bajos, morenos, rubios, … ¿Por qué no hay nadie que me llame la atención? Mis débiles pensamientos se esfuman.

-
- Bon dia, Aitor.

    Conserje del edificio, con ese uniforme que le da aires de muñequito de tarta de novios, pero tan tímido y enternecedor como él solo.

-
- Bon dia, Valentina.

    Cojo el ascensor hacia la novena planta, impaciente porque Jimena me cuente lo que tan eufórica la tiene desde primera hora, aunque pensándolo bien es su estado natural pero si no fuese así, no sería ella y no la cambio por ninguna otra. Se abren las puertas que comunica a nuestra oficina  y ahí está ella, con cara de estar tramando algo.

-
- ¡Valentina!
- ¿Qué? ¡Desembucha!
-
- Ha venido Pablo.
-
- ¿Y?
-
- Como que ¿y?, no empieces, he reservado mesa en Roca Moo para cenar.
-
- No insistas, no voy a ir.

   Me está poniendo pucheros y yo le lanzo rayos X con los ojos.

-
- Pero, ¿Por qué no, Valentina?, es un encanto, guapo y es periodista ¿Qué más quieres?
-
- Jimena, ¿Cuándo te vas a enterar? Aunque mejor dicho asimilar que pienso seguir soltera el resto de mi vida, estoy bien así, no me interesa conocer a nadie.
-
- Estas fatal Valentina, yo no te estoy pidiendo que te cases con él, pero... 
-
- ¡Jimena! NO y punto. Y deja ya ese tema que parece que te tiene traumatizada. 
-
- ¡Por favor! Sólo conocerlo y ya está ¿vale? Déjame esta última oportunidad y de verdad que no insistiré más, me daré por vencida.
-
- Trato hecho.

    Dudo que se de por vencida, bueno no lo dudo, estoy totalmente convencida de que no lo hará.

-
- ¿A qué hora?
-
- A las nueve nosotros pasamos a recogerte.
-
- No, llegaré sola, así si no me encuentro a gusto, puedo irme.
-
- ¡Eres imposible Valentina! Está bien, allí nos vemos. Te dejo ya, se me hace tarde, he quedado con los de la promotora francesa y a ver que dicen ahora que he cambiado todo lo que me han pedido.
-
- ¡Suerte!
-
- Gracias, después hablamos.
-
- Ok.

Se vuelve...

-
- Encima de la mesa hay unos planos, echa un vistazo a ver que te parece, es para la choza del futbolista.

Nos reímos

-
- Después te digo cosas

                             …

    Estoy tan concentrada que no me he dado cuenta que es hora de comer, suena el teléfono.

-
- Si.
-
- Hola ¡cari! ¿Dónde andas?, ¿has salido a comer? Dime que no…
-
- Hola Sofi, ¿y este número?
-
- Es de Hugo, como tenemos el mismo teléfono, me equivoqué y cogí el suyo.
-
- Ok, pues no he comido ¡no! estuve tan metida en unos de proyectos que tenemos que no me di cuenta ni de la hora… justo la estaba mirando cuando me has llamado.
-
- Perfecto, así comemos juntas.
-
- ¡Ay sí! Lo necesitaba, la verdad es que estoy saturadísima.
-
- ¿Dónde nos vemos?
-
- En Da Greco, me apetece pasta, por favor.
-
- Por mí perfecto.
-
- La que llegue primera que espere dentro, hace un frío de espanto.
- Ok, finsara.


   ¡Qué bien!, me apetece muchísimo hablar con Sofi, me relaja.
Entro al baño, me retoco y me voy.

                           …

-
- ¡Sofi!
-
- ¡Valentina!, que alegría me has dado al decirme que sí, necesito desconectar.
-
- ¡Uf! Anda que yo, cuéntame, ¿qué tal todo?
-
- Yo bien, lo de siempre, sin parar en todo el día, la verdad que estoy un poco agobiada.
-
- ¿Por qué? ¿Qué te pasa?
- Cosas..., lo típico, que estaba acostumbrada, pues como tú, a vivir sola y se me hace grande todo esto de compartirlo todo.
-
- Pero, con Hugo bien ¿no?
-
- Sí, sí, él encantado. Y tú, ¿qué me cuentas?
-
- Lo mismo de siempre, mi vida sigue igual, hoy tengo una cita obligada.
-
- ¿Jimena?
-
- ¡Quién va ser si no!

Nos echamos a reír.

-
- Ahora ¿quién?
-
- ¿Qué van a tomar?
- ¿Te apetece vino blanco Valentina?
-
- ¡Vale!
-
- Pues, vino blanco por favor.

    Se retira el camarero y procedemos a echar un vistazo a la carta.

-
- Ahora es un tal Pablo, está en Madrid por trabajo y es amigo de Diego.
-
- Ella no pierde la fe.
-
- Dimelo a mí.
-
- ¿Cómo esta ella?
-
- Feliz como siempre. Ahora está en una reunión con comida incluida, después llegará histérica…
-
- Qué graciosa es, a ver si organizamos una salida de chicas. Lo estoy pidiendo a gritos ¡ya!
-
- Por mí cuando queráis, vosotras dos sois las que tenéis pareja.

   Entre charlas y risas, se nos pasa el tiempo volando y ha llegado la hora de despedirnos.

-
- Que alegría me ha dado verte y que me llamaras.
-
- Pues anda que a mi, gracias por escucharme... 
- Anda ya tonta, para eso están las amigas.
- Besos a Jimena y lo dicho. Salida de chicas SOS.
-
- Se lo comentaré a Jimena en cuanto la vea y concretamos el día.
-
- Si por favor, lo necesito…
-
- ¡Lo necesitamos!

                            …

-
- Bona tarda, Aitor.
-
  Bona tarda, Valentina.

   Entro en el ascensor y me acuerdo de que había quedado con los de la promotora. Directamente entro en el baño, me retococojo el bolso y me voy.

   Cuando vuelvo a la oficina es súper tarde y esta noche cita obligada… a ver que me pongo.

-
- ¡Valentina! Mira lo que te he comprado…

   Y ahí está ella, cargada de bolsas con la cara iluminada de alegría.


- ¿Tú has estado de reunión o de Shopping?

   Se ríe eufórica y no puedo evitar contagiarme, después de todo es adorable.

-
- Esto es para ti, ¡ábrelo!

    Le pongo mala cara y ella se ríe, mientras lo abro me espero lo peor y como ¡no! un body de intimissimi para morirse, sabe que la ropa interior es mi debilidad. Acierta siempre con cualquier cosa que me compre.

-
- ¿Que?, ¿cómo es?
-
- Divino, ¡me encanta!
-
- Es para esta noche.
-
- Jimena por favor, no empieces...
-
- ¡Ay Dios mío! es que eso lo tiene que ver alguien.
-
- Vamos a ver Jimena, ¿Qué crees? Que voy a llegar y pegar, no nenita ¡no! De eso nada, veintiocho años para… ¡venga con este mismo! Y en la primera cita, así, a la desesperada…
-
- ¡Valentina! ¿Te has dado cuenta?
- ¿De qué?
- Es la primera vez que no has dado un no rotundo por respuesta, significa que la primera cita no, pero si hay más… ¡ay! Sí, sí, sí,…

   Lo que me faltaba ya, le acabo de dar esperanzas.
  Se viene para mí, me abraza y me llena de besos, esta emocionadísima.

-
- Cambiando de tema, ¿Qué tal te ha ido todo?  
-
- He conquistado el país entero, les ha encantado el proyecto. Sabía que este escotazo me beneficiaría. Han estado más pendiente de el, que de los cambios. 
- Pues menos mal, te lo podías haber puesto el primer día y nos hubiésemos ahorrado todo esto.
- Sabes que soy la debilidad de los franceses e igualmente me hubiesen puesto pegas para volver a verme.
- Jimena, de verdad que no puedo contigo.
- Y a ti, ¿qué tal te ha ido el día?
-
- La verdad que todo bien, de momento no han puesto ninguna pega, el lunes nos contestan.
- ¡Qué bien!  
-
- Venga vamos, que ya son las siete.
- ¡Uy! mira... la que no tenía ganas de ir a la cita.

    Bajamos juntas. Aitor sigue allí todavía, nos mira atónito para variar, no se cual de las dos le gusta más…

-
- Adeu Aitor.

Nos despedimos de él.

-
- A las nueve allí Valentina, ponte guapa.
-
- Si, gracias por el regalo.
-
- No me falles.
-
- ¡No!

    Me dirijo a casa sonriendo, porque es la primera vez realmente, que no he cerrado la puerta sino todo lo contrario, además de manera inconsciente, creo que el subconsciente me ha traicionado y lo peor es que mi queridísima Jimena ha sido testigo.
   Entro en casa y me doy prisa porque realmente se ha hecho tarde.

                           …

    Me subo al coche, son las nueve y siete ¡que tarde es ya!. Empieza a sonar Sia 'Chandelier', me encanta esta canción. De repente se ilumina mi iphone y es Jimena.

"Ya hemos cogido mesa, estamos al fondo a la izquierda, no te hagas mas esperar, que después soy yo la impuntual".

    Que raro, ¡a saber! no ha detallado nada de Pablo, ya me estoy imaginando el panorama, me da el presentimiento de que hoy llegaré pronto a casa.

     "Estoy llegando, besos".

                             …

-
- ¡Hola! siento llegar tarde, mucho tráfico.

    Se levantan todos, saludo a Diego y Jimena. Diego muy entusiasmado nos presenta.
   La verdad que no está nada mal, pero tiene ojos azules
-

- Encantado, Valentina.

Me ofrece asiento.

-
- Igualmente Pablo.

                            …

    Hablamos durante la cena de varios temas de conversación, todos interesantes… compartimos afinidades y la verdad que me ha sorprendido, además de caerme bien tengo que reconocer que es muy guapo.
   Le sonrío a Jimena como dándole el ok y ella impaciente reacciona…

-
- Voy al tocador, ¿me acompañas Valentina?
-
- Si, ¡vamos!

   Diego y Pablo se levantan mientras Jimena y yo nos dirigimos al tocador. En cuanto los perdemos de vista…

-
- ¿Te gusta?
-
- Me parece interesante, pero tiene ojos azules.
-
- Le ponemos lentillas de otro color y listo.
-
- Jimena, ¡por favor!

   Mientras nos reímos, salimos del tocador y nos dirigimos hacia la mesa.

-
- Valentina, observa como te mira.

   Vuelven a levantarse, tomamos nuevamente asiento los cuatro y elegimos el postre.


- ¿Tienes hermanos Valentina?

La pregunta del millón de euros.

-
- Sí, una hermana, Victoria.

   ¿Por qué ha tenido que estropearlo todo ahora?, Jimena no para de ponerme ojos de suplica y yo la miro como diciéndole ¡cállate ya!

- ¿A que se dedica?, ¿Es mayor que tú?
-
- Pablo, eso a ti que te importa, cariño.
-
- ¡Valentina!
-
- ¡Jimena! me marcho, disculpad.

Se levantan todos.

-
- Lo siento, ¿he hecho o dicho algo que ha podido molestarte, Valentina? , no entiendo tú reacción.
-
- Tú no tienes que entender nada, gracias.
-
- Valentina, ¡por favor!

    Me levanto de la mesa sin más, me dirijo a recoger mis cosas y me voy. No puedo evitar salir llorando de allí, se que no esta bien lo que acabo de hacer, pero no lo he podido remediar. Jimena viene detrás, me dirijo rápidamente al coche para no oír nada de lo que me va decir, es lo último que necesito y me voy dejándola a menos de un metro de mi coche. Seguidamente empieza a sonar mi teléfono, es Jimena, mi furia aún aumenta más. No entiendo porqué pero en estos momentos la ira se apodera de mi, sin poder evitarlo.