Translate

domingo, 29 de enero de 2017

La fiesta...

Capítulo XI



- Déjame Mateo.
- Pero vamos a ver chiquilla quieres hacer el favor de dejar que me explique.
- Que expliques... ¿el qué Mateo? Si cada vez que hablas lo empeoras.
- Haz el favor de entrar en casa, para hablar como personas civilizadas.  
- Yo soy muy civilizada,eres tú el que me has dicho que si he venido para esto me hubiese quedado en Madrid...
- Isabel, por favor te lo pido. No me hagas pasar mas fatiga y entra en casa de una vez.

   Doy la vuelta y entro resoplando mientras dejo caer de un golpe la maleta en el suelo.

- Venga rápido, no tengo todo el día.
- Claro que si lo tienes, tienes el día entero de hoy, de mañana, de pasado...

   Mientras me habla, suelta a ese conquistador nato que habita en el; pero no cuela...

- Déjate de jueguecitos, caritas y ve al grano Mateo.
- Pero si lo estás deseando... 
- Eres patético.
- Y tu una tremenda cabezota; sacas todo de contexto. Te lo voy a explicar solo una vez y no quiero volver hablar del tema. Esta mañana cuando llegué de estar con mis hermanas, me llamó Claudia. Sus padres son íntimos amigos de los míos. Claudia vive fuera y hasta ahora no había podido darme el pésame. Yo me vi en el compromiso de atenderla por respeto a la amistad de nuestros padres. 
- ¡Ahhh!

   Me pellizca la nariz... Y le aparto la mano de mala manera.

- No me toques las narices Mateo; nunca mejor dicho. 
- ¿Qué pasa no me crees? De verdad nena que no entiendo tu reacción. ¿Crees que te estoy engañando o qué? 
- Cuando he llegado, os he visto. Y estaba coqueteando contigo y tú te has dejado Mateo.
- Ella es así Isabel. Pero no me interesa en absoluto.
- Bueno pues esos jueguecitos conmigo no van ¡eh! 
- ¿Te he dicho que estás muy sexy cuando estás celosa? 
- Celosa no, que ya vengo de vuelta guapo, que es distinto... Así que tú verás lo que haces y donde te metes.
- ¿Suena a amenaza?
- Tu sabrás...
- Bueno ya que está todo aclarado por ambas partes y ¡no me mires así! Ya que está aclarado repito, podemos dar comienzo a tu semana, nuestra semana de vaciones o ¿todavía no?
- Si.
- ¿Si? No me convence ese si tuyo. Anda nena ven...

    Me coge de la mano acercándome frente a él.

- ¡Mirame! ¿Tú eres tonta o qué? ¿Cómo crees que voy a engañarte?, ¿de verdad que has pensado eso de mi? ¿No te das cuenta de lo que siento por ti Isabel?, ¿de lo importante que eres para mí?¿sabes lo mal que lo estoy pasando sin ti? Porque si no me crees, si no crees en el amor que siento por ti. Ahora sí te digo, que puedes coger la puerta e irte.
- Lo siento Mateo; sabes que soy muy impulsiva. He perdido los nervios por un momento ¡solo eso joder! Lo único que quería es que te pusieras en mi lugar un segundo, pero no lo has hecho. Por eso no has llegado a entenderme. Hablas de ti, de lo que sientes y de tus esfuerzos ¿y los míos? ¿Dónde quedan? ¡Eh! Yo también lo paso mal !sabes!, dentro de este cuerpo y esta apariencia de "todo me da igual" hay sentimientos. Me levanto cada mañana echándote de menos, me acuesto cada noche echándote de menos, en el hospital te echo de menos, en la cafetería, en el coche, en la cocina; ¡todo! ¡TODO! Me recuerda a ti, porque es allí donde hemos vivido nuestra historia, en cambio tú aquí no me visualizas ni en tu casa, ni en el hospital, ni en el coche, ni en la cocina... Simplemente porque eso no ha pasado, por lo tanto no puede existir esa añoranza que yo siento producida por el recuerdo. Y me da miedo Mateo, que esto se enfríe, porque yo te quiero...

   Me coge de los dos brazos pidiéndome que lo mire en un tono muy bajito.

- Es lo mismo Isabel, cada uno su cruz, la melancolía de nuestros recuerdos yo la paso aquí en casa también. También tengo mis miedos... Miedo de que cualquiera intente conquistar a la mujer de mi vida y que lo consiga, por esa falta de apego producida por la distancia que ambos tenemos, es muy fácil enamorarse de tí Isabel, por ello tengo miedo de estar lejos de tí; tengo muchos miedos Isabel, porque yo ya no es que solo te quiera, es que te amo ¿me oyes? ¡Te amo nena!; y si conseguimos pasar este bache juntos estoy seguro que nuestro amor será para siempre.

   Agacho la cabeza pensando en como he podido dudar de mi Mateo. Y el me la eleva con su mano que aguanta mi barbilla -¡eh nena! No sigamos perdiendo el tiempo por favor- con su mirada llena de deseo clavada en mi boca, me besa dejando dormida la fiera paranoica que habita en mí.

                             ...

   Al día siguiente pasamos un increíble día en Sevilla, esa Sevilla que yo estaba loca por conocer y además Mateo; se encargó de cumplir con las expectativas. 
Él sigue dormido y yo aprovecho para preparar los cafés. Me parece mentira desayunar con el... Cuando tengo todo listo entro en su habitación y está profundamente dormido, miro el reloj y son ya casi las diez de la mañana... ¿Ay que hago? ¿Lo despierto? ¿Lo dejo dormir? Me acerco a él muy despacito para darle un beso y...

- Mateo por Dios, casi me matas del susto.

   Estaba haciéndose el dormido y al acercarme me cogió de la cintura subiéndome a la cama de un solo movimiento. 
   Encima de él nos reímos como niños.

- A mí tampoco me gusta que me miren dormido...
- No te preocupes que no volverá a pasar, ya no me fío, casi me da algo; no me lo vuelvas hacer mas.

   Él se ríe a carcajadas; seguro que tengo el susto reflejado en la cara... 

- ¡Vamos! Que se enfría el café...
- No creo ¿no? ¿Me has preparado el desayuno?
- Si. Pero eso fue, por el maravilloso día que pasamos ayer... Así que tampoco te acostumbres.
- Bueno, si esa es la condición te informo que vas a preparar muchos, pero muchos desayunos.

   Me besa sonriendo y nos levantamos... 

- Mateo tu teléfono no para de sonar...
- ¡Uf! Ya lo sé es Tomás. Está enfadado porque hoy es su cumpleaños y no voy a su fiesta. Es peor que un adolescente. 
- ¿No te apetece?
- La verdad es que no. 
- Pero bueno Mateo, así te animas un poco...

   Me coge por la cintura acercándome a él y dirige mi mano hasta su miembro erecto, yo inevitablemente sonrío y él me muerde el labio inferior. 

- Créeme, contigo estoy mas que animado.

   Me besa.

                             ...
Ya son casi las once y media Mateo; y estamos donde mismo, en la cama...
- ¿Dónde mejor? 
- ¡Ay! No seas vago. ¡Demos una vuelta por el centro! 

   Suena mi teléfono y es Tomás. Mi Mateo refleja un gesto desconocido para mí en el. Me da a mí que no le ha hecho mucha gracia que su amigo me llame. Cuando voy a contestar la llamada, me quita el teléfono y se va para el salón; yo aprovecho para levantarme y darme una buena ducha.
   Mientras corre el agua por mi cabeza, cierro los ojos para relajarme y de repente invade mi espacio Mateo, quien sin decir nada y con solo un beso lleno de deseo me coge con sus fuertes brazos embistiéndome, el agua corriendo por nuestros cuerpos desnudos y el vapor creado por la temperatura del agua convierte esta simple ducha de una mañana cualquiera en uno de los mejores momentos eroticos de mi vida.

                            ...

   Llegamos a la fiesta de cumpleaños de Tomás y aún no sé cómo al final se ha animado a venir...
Lo miro antes de entrar y le pregunto.

- Mateo, ¿estás bien? 
- Si, lo dicho. Un ratito y nos vamos. 
- Tú mandas. 

   Entramos y me quedo atónita con el precioso hall de la casa de Tomás dejándome la curiosidad de ver todo lo demás. 
   El servicio, se ocupa de los abrigos y entramos al salón. ¡Madre mía! 

- Mateo, yo me voy...
- ¿Qué dices? ¿Por qué? ¿Qué te pasa? 
- No me dijiste que era una fiesta tan glamurosa. Esto está lleno de lentejuelas, terciopelo, plumas y tacones de dieciocho centímetros....
- ¿Y qué pasa? 

   Se acerca a mi y susurrándome al oído me dice...

- Tú vas mejor que ninguna con ese mono verde petróleo y ese escotazo de tu espalda. Además lo mas bonito de ti, es que no necesitas nada, no llevas pendientes, ni collar, ni pulseras, ni plumas o lentejuelas como tú dices... solo tu reloj, el mismo que llevas todos los días, tu cara con poco maquillaje y esos carnosos labios rojos que me vuelven loco y tu pelo liso, secado a lo loco con el que coqueteas inconscientemente pasándolo de un lado a otro... Me encantas Isabel. Me encanta tu naturalidad, tu manera de hacer del trapo mas simple lo mas sofisticado de la sala, tu elegante manera de mover las manos cuando hablas, la expresión de tu cara al escuchar, la sutileza con la que sostienes esa copa que nos acaban de servir, tu manera de traspasarme el corazón cada vez que me miras así, como lo estás haciendo ahora mismo y mejor voy a parar porque si no, no vamos ni a poder felicitar a mi pesadito amigo Tomas. 

   Completamente impresionada por todo lo que mis oídos acabar de escuchar de la boca de mi Mateo y con las bragas húmedas, lo acompaño donde están todos los invitados sintiéndome la Coco Chanel del siglo XXI. 
   Enseguida se acerca Tomás dándole un fuerte abrazo a Mateo. 

- Al fin te decidiste a venir.
- Debido a tu insistencia no me ha quedado otra. 
- Isabel, estás preciosa.
- Gracias Tomás, felicidades. 

   Se retira y se empiezan acercar a saludar a Mateo, quien me presenta a su círculo de amigos con mucho orgullo. Una señora muy elegante besa con mucho cariño a Mateo y le da un tierno abrazo.

- Isabel esta señora tan guapísima y elegante es Mercedes, la madre de Tomás.
- Hola Isabel bonita, estaba ansiosa por conocer a la mujer que ha conseguido conquistar el corazón de Mateo. Para mí es como un hijo. Me ha hablado mucho y muy bien de ti. 
- Gracias Mercedes. 
- Cualquier cosa que necesitéis solo tenéis que buscarme. Me alegro mucho que hayas decidido venir Mateo y valoro mucho el esfuerzo que has hecho debido a tus circunstancias emocionales.
- Todo por Tomás. Lo merece...

   Mercedes se retira y aparecen tres simpáticos que sutilmente apartan a Mateo, quedándome sola. 
Aprovecho para buscar el baño. Le pregunto a uno de los camareros y sigo las indicaciones hasta llegar, pero por lo que se ve no me he enterado bien del todo ya que al abrir la puerta he encontrado un despacho, salgo despacito no vayan a pensar que estoy curioseando ¡qué vergüenza! Justo al salir, tropiezo con Tomás...

- Tomás ¡qué susto me has dado! 
- Isabel, ¿Te has perdido? 

   Le sonrió avergonzada y con un increíble calor en mis mejillas. 

- ¡Ay Tomás! Si, estoy buscando el baño.
- Acompáñame. 

   Me dirijo al interior de la espectacular casa de Tomás, subimos la escalera y al llegar a la planta de arriba... 

- Isabel, al fondo a la izquierda tienes uno de los baños. He preferido traerte aquí arriba porque estarás mas cómoda.
- Gracias Tomás. 

   Me dirijo al baño, observando cada detalle de esta bonita casa...
   Al salir, Tomás aún sigue ahí ¡qué caballero! Bajamos juntos y al llegar al último peldaño de la escalera Tomás se separa de mí con un guiño dirigiéndose al salón; observo como Mateo está recogiendo su abrigo.

- Mateo, ¿nos vamos?
- Yo sí, si tú quieres quédate.
- ¿Cómo dices? 
- ¿Te vienes o te quedas?

   Me mira súper enfadado... No entiendo nada.

- Pido mi abrigo y salgo. Mateo, ¿dónde vas tan rápido? Espera... 

   Se sube al coche y lo pone en marcha, entro rápidamente para quitar la llave del contacto.

- Isabel, por favor. Dame la llave. 
- No.
- ¡Isabel!
- No hasta que me des una explicación de tu absurdo comportamiento.
- La explicación me la deberías de dar tú a mí. 
- ¿Yo? ¿Por qué? A ver ¿qué he hecho yo para que estés así? No entiendo nada. 
- ¿Me das las llaves por favor? Quiero salir de aquí.

   Sin mas le doy la llave y nos dirigimos en silencio a casa... 







domingo, 22 de enero de 2017

La visita...

Capítulo X



    No hay forma de que pueda ganarle la batalla a la falta de sueño ¿por qué tiene que pasarme esto ahora? Ahora que soy tan feliz... Miro el reloj; ya son las tres de la madrugada y sin una pizca de sueño, no quiero pensar que ahora por culpa de la distancia todo se vaya a la puta mierda. ¡Ay Dios mío! ¡Ayúdame! Me levanto de la cama ya que está acabando con mis nervios y me dirijo a la cocina para prepararme una infusión calentita, me enciendo un cigarro mientras se calienta el agua y miro por la ventana... La ciudad completamente a oscuras y en silencio, al igual que yo aquí sin mi Mateo. En tan solo un mes que llevamos viviendo juntos me he acostumbrado a él, se ha convertido en un imprescindible de mi vida... Siempre me ha gustado estar sola, pero desde que estoy con él me da pánico. 
   Intento ser positiva ya que la negatividad solo atrae cosas malas y pienso que esta situación será temporal. Juntos lo superaremos; Tengo que conseguir relajarme e intentar dormir. Me quedan solo cuatro horas para empezar mi jornada laboral, tengo que estar lúcida y descansada para mis pacientes.

                              ...   

    Llegó la hora del café; salgo de mi consulta y busco a María para decirle que voy a salir a desayunar. Llamo a Mateo y continúa apagado ¡ay Dios mío! ¿Habrá pasado algo? Me dirijo a la cafetería y vuelvo a insistir pero nada... Lo mismo viene en el AVE y no hay cobertura. Pero ¡qué raro! 

- Buenos días Isabel, ¿lo de siempre? 
- Si Agustín, gracias. 

   Tomo asiento mientras me sirven el desayuno y de repente unas manos tapan mis ojos... No me hace falta abrirlos para saber quién es, el suave tacto de sus manos y su exquisito e irresistible perfume, es inconfundible. Me giro dándole un fuerte abrazo y un beso.

- Que ganitas tenía de verte.
- Ay Mateo, te aseguro que esta vez, yo mas. ¡Siéntate! Cuéntame qué tal sigue tu madre...
- Igual, exactamente igual. Ya le han hecho todo lo que se puede hacer e incluso mas. Pero su corazón está cansado Isabel.

   Mi Mateo tiene ganas de llorar, le cojo la mano y cuando me mira tiene los ojos cubiertos un velo de lágrimas que aún no recorren su bonita cara.

- ¡Eh! Mírame, estoy aquí contigo ¡vale! 
Todo va salir bien ya verás...
- Aún me hace mucha falta Isabel.
- Una madre siempre hace falta Mateo. Por desgracia al ser humano dentro de su perfección, se olvidaron de crear el botón de anular el dolor. No estamos preparados para prescindir de nuestros seres queridos. Pero no pienses así... Su corazón quizás esté débil; pero si es verdad que es tan fuerte como dices, su celebro no le dará la orden de parar. 
- Gracias Isabel, siento mucho estar así en el principio de nuestra relación. Es una putada, lo sé...
- Escuchame Mateo, déjate de rollos por favor. Yo quiero que estés bien, pero si estás mal, estoy aquí para apoyarte en todo lo que necesites y ahora por favor no vuelvas a decirme gracias Isabel. 

   Por fin he conseguido sacarle una sonrisa... 

- Menos mal que dejas que vea esa sonrisa que me encanta. 
- Tu sí que me encantas... A pesar de todo, no he parado de pensar en ti. No sabes cómo te he echado de menos. 
- Anda que yo... Encima toda la semana sin salir el sol, los días súper oscuros, fríos y solita en mi cama. 
- Pues no rajas todos los días quejándote de que no te dejo dormir ¿ahora qué? ¡Eh! 
- Pues eso mismo; que te he echado muchísimo de menos, pero he dormido de puta madre.
- Serás...

    Suena la alarma de mi móvil y ha llegado la hora de continuar.

- Espera, te acompaño.
- No, terminate el café tranquilo. Mi turno termina a las tres, así que vete para casa y descansa. Después nos vemos ¿vale? Te quiero...

   Le doy un beso y me voy muy preocupada de verlo tan mal.

                           ...

   ¡Por fin llegó mi hora! Se me ha hecho eterno. Estoy loquita por llegar a casa y estar con mi Mateo...

- ¡Ya estoy en casa!

   Está todo oscuro, enciendo la luz y... 

- ¡Mateo! 

   No contesta...

- ¡Mateo!

   Entro en mi habitación y ahí está el. Con la cabeza agachada sujetada por ambas manos, suelto el bolso, las llaves y asustada le levanto la cara...

- Mateo por favor mirame.
- No puedo.
- ¿Cómo que no puedes? Eres tonto o qué... 
- Me voy...
- ¿Cómo que te vas? Explícame que pasa por favor.

   Me abraza llorando... No puedo verlo así y rompo a llorar con él porque temo lo peor.

- ¿Ha pasado algo?
- Isabel, me tengo que ir... Mamá está nuevamente en la UCI. 
- Madre mía Mateo, lo siento muchísimo. 
- Esta vez se me va Isabel, no debería de haber venido... 
- La dejaste estable, no esperabas esto.
- Podía pasar en cualquier momento, pero quería venir a verte y explicarte todo.
- Mateo por favor, eso es lo de menos ahora... ¡Mirame! Mirame a la cara. Estoy aquí, no voy a ningún sitio. Te quiero ¿me oyes? No te preocupes por nada que tenga que ver conmigo y ahora ¡andando! Como tú me dices siempre. Prepárate que te voy a llevar Atocha.

   Se levanta de la cama, entra en el baño y yo voy a la cocina a encenderme un cigarro. Mi teléfono está iluminado; 
llamando mamá. 

- Dime mamá.
- Soy Sara Isabel. Te llamo porque mamá quería saber qué tal sigue la madre de Mateo y si el ha llegado bien.
- Después me paso por casa ¿tú vas a estar allí? 
- Si, pero... ¿Pasa algo? 
- Dile a mamá que Mateo llegó bien, pero ahora vamos para Atocha; se va a Jerez en el primer AVE que salga. Su madre está en la UCI. 
- ¡Joder que putada! Dale un beso de nuestra parte... Mama está escuchando y dice que deberías de acompañarlo. 
- Dile que sí, que lo llevo yo.
- Atocha no Isabel, a Jerez.
- ¡Que dice! Yo no conozco a su familia y eso es muy delicado e íntimo.
- Isabel.
- Dime mamá.
- Cuando murió Gustavo él estuvo ahí contigo a pesar de como lo trataste. Ve con él. Haz el cambio de turno que sea necesario y acompáñalo. Hazme caso por favor. No lo dejes así de mal solo en el tren. Cuando llegues a Jerez, haces noche en un hotel y ya está; pero por lo menos lo acompañas. 
- ¡Joder! Está bien. Ahora se lo digo. 

   Cuelgo y...

- ¿Qué me tienes que decir Isabel?
- Que muchos besos de mi hermana y mi madre. Escuchame Mateo, me voy contigo a Jerez. Espera que no tardo nada en preparar el bolso.
- Isabel no, no quiero meterte en un compromiso.
- Mateo, voy porque quiero. Quiero estar contigo. Ahora, sí no quieres que vaya... me lo dices y ya está.
- ¿Cómo no voy a querer que vengas nena? Claro que quiero. Ojalá despierte mi madre y pueda conocerte...
- Así será, ya verás... 

   Me da un fuerte beso completamente emocionado.

- No vayas a empezar a darme las gracias que te veo venir.

   Suelta una carcajada.

- Venga nena vamos... Mientras preparas tus cosas voy a llamar a mi hermana.
- Perfecto. No tardo nada.

                              ...

   Una vez en el AVE y después de que ambos termináramos de dejar todos los asuntos pendientes atados, nos levantamos para tomar un café.

- Isabel, no me digas pesado; pero te agradezco enormemente este gesto de apoyo que has tenido para conmigo.
- No tienes nada que agradecerme. Estamos juntos y estamos juntos en todo. En lo bueno y lo malo. No me cuesta nada. Estoy encantada de acompañarte y apoyarte. Pero te pido por favor que mantengas la fe. No pierdas los nervios ¡vale! Te lo digo por experiencia. 
- Lo sé. Lo que pasa que todo esto es muy duro...
- Ya lo sé, por eso tienes que ser fuerte y afrontar lo que venga. 

                              ...

   Llegamos a Sevilla y nos recoge su amigo Tomás, para él es, como un hermano. El camino se me está haciendo eterno... La situación es algo violenta y aunque intentamos mantener alguna que otra conversación, nos invaden lagunas de silencio, en las que deja claro la angustia que los tres sentimos. 

                              ...

               Tres semanas después.

   Por fin vacaciones y puedo bajar a Jerez para estar con mi Mateo. Espero que esté mas recuperado que la última vez. Llamo a Sara para que me lleve a Atocha y mientras tanto termino de preparar mi equipaje. 

                              ...

- ¡Venga Isabel!
- Ya voy Sara ¡qué impaciente eres! 
- Y tú que impuntual.
- ¿Eso es nuevo ahora?
- No, es de toda la vida...
- Pues ya va siendo hora de que te acostumbres guapa.
- Isabel, a ver que tal está Mateo esta vez ¿no?
- ¡Uf! La verdad; espero que mejor.
- Es todo muy duro Isa, acuérdate cómo lo pasamos con la muerte de papá, sobretodo tú.
- ¡Ya! Por eso lo entiendo tanto...
- La verdad es que habéis empezado una relación con muchas desgracias. Primero el trágico accidente de Gustavo y Carmen, de pronto su madre. Ahora la putada de la distancia que os separa. Demasiado bien lo estáis llevando todo.
- La verdad que si Sara, parece que todo va cuesta abajo. Lo hemos incluso hablado, pero cuando estamos juntos, estamos tan bien... Que compensa todo lo malo. Aunque espero que la cosa se quede aquí; ya está bien de malas noticias. 
- Si la verdad que ya debería de ser todo bueno, os lo merecéis. Seréis una de esas parejas que pueden con viento y marea porque a pesar de todas las circunstancias, te veo tan feliz Isa...
- Es que lo soy Sara, cuando estoy con él es todo perfecto. 
- Eso es que estás muy enamorada.
- Aunque me joda admitirlo si, estoy muy enamorada, hasta las trancas como dice Mateo. 

    Nos echamos a reír porque a mi hermana también le hace mucha gracia el acento de Mateo y ya hemos llegado.

- Llama a mamá en cuanto llegues, por favor.
- Si tranquila, no se me olvidará. Sé que su salud depende de ello. 

   Nos volvemos a reír, cojo mi maleta del maletero, le doy un beso y me voy rumbo a Sevilla... ¡Ay qué ganas tengo! A ver dónde me lleva.

                               ...


   Estoy llegando a Santa Justa y me suena un mensaje.

"Nena me ha sido imposible ir a recogerte, lo hace Tomás, después te cuento y te prometo que antes de tu vuelta, te enseño Sevilla. Estoy loco por verte. TQ."
                         13:25am.

   ¡Joder! Vaya putada, los planes de hoy a la mierda. Loco por verme... ¡Ja! ¿Ahora qué habrá pasado? Esto es cansino ya... Salgo fuera y me enciendo un cigarro mientras aviso a mamá para que se quede tranquila... Nada mas colgar mi amiga Blanca.

- ¿Ya has llegado?
- Si Blanca, estoy fuera esperando a Tomás.
- ¿Tomás? ¿El guenorro de la foto?
- Si, el mismo. 
- ¿Y Mateo? 
- Eso mismo me pregunto yo. Recibí un mensaje casi llegando. Diciéndome que no podía recogerme, que venía Tomás. Una gracia ¡vamos!
- Bueno Isa mira la lectura positiva. Al menos te alegrarás la vista.
- Mira guapa prefiero alegrármela con mi Mateo ¿sabes?

    Se ríe a carcajadas y yo la despido porque Tomás acaba de llegar.

- ¡Hola guapa! Siento el retraso. 
- Hola Tomas, no ha sido nada...

   Se baja de su Land Rover blanco impoluto y sonriendo como siempre. Mete mi equipaje en el maletero, seguidamente ambos subimos al coche. 

- ¿Tienes hambre Isabel?
- No ¿por qué? 
- Por la hora que es, mas que nada por saber si querías picar algo o preferías esperar. En realidad, solo estamos a una hora. 
- Mejor espero y así como con Mateo.  
- ¿Qué tal el viaje?
- Bien, ¿sabes por qué Mateo no vino por mi? 
- No tengo idea alguna. Me envió un mensaje pidiéndome el favor. Hasta ahí puedo contarte.
- ¿Cómo está? Supongo que al ser un buen amigo sabrás mejor que nadie como se encuentra.
- No creas, Mateo es algo reservado cuando hablamos de sentimientos. Pero está mal; aunque mejor que la primera semana. Si no me equivoco fue la última vez que lo viste.
- Así es.
- Lo que sí sé Isabel, es que tienes muchas ganas de estar contigo. Le va venir muy bien que pases esta semana con el.
- Eso espero...
- Si te sirve de algo, nunca lo he visto así con ninguna mujer.
- ¿Así cómo?
- Así como está contigo. ¡Ya te digo yo! Lo conozco bien...

   Se ríe.

- Es un pesado, se puede llevar horas hablando de ti. Sé que lo esta pasando bastante mal con la reciente muerte de su madre pero aún peor lo lleva por la distancia que os separa. Eres un gran apoyo para el. 

   Las palabras de Tomás me tranquilizan mucho. Necesitaba escuchar lo importante que soy para el, aunque en esta ocasión sea de otra boca. 
Continuamos hablando de Mateo, me cuenta que son amigos de toda la vida, algunas de sus travesuras de niños, sus primeras escapadas de la adolescencia... Yo no paro de reír porque Tomás es muy pasional hablando y parece que lo está reviviendo. 
Sin darme cuenta ya hemos llegado. 

                              ...

- Bueno Isabel, ya estas aquí. Sana y salva tal y como Mateo quería que llegaras.
- ¿No subes?
- No, el violín lo dejé en casa. 

   Nos reímos...

- Como quieras.

   Me da mi equipaje y le doy dos besos.

- Gracias Tomás. Ha sido un viaje muy entretenido. 
- Gracias a ti guapa. Nos vemos pronto.

   Al volverme por fin veo la puerta del bloque de mi Mateo. ¡Ay Dios mío! Qué ganas de verlo. Justo sale un vecino ¡qué bien! Así le daré la sorpresa, subo hasta la cuarta planta y cuando se abren las puertas del ascensor veo a Mateo despidiendo a una mujer que tontea con el que da gusto. Dejo que se cierren las puertas del ascensor y le doy a la planta de abajo. Salgo y muy despacio, subo por las escaleras para oír mejor.

- Bueno corazón, para lo que quieras cuenta conmigo. Sabes lo mucho que significas para mí.

   ¿Quién coño es esta tía? ¡Qué fuerte! No creo que Mateo me esté engañando porque esto sería ya lo último. Subo un par de escalones mas para poder verlos aunque solo sea de refilón y Mateo esta sonriendole mientras le dice...

- Gracias Claudia.

   La acompaña al ascensor. El no me habló de ninguna Claudia. Si mal no recuerdo sus novias fueron Estrella y María; así que esta tía me tiene desubicada. 
Por fin se abren las puertas del ascensor y Mateo entra en su casa ¡Uf! Yo bajo las escaleras porque necesito aire fresco y un cigarro urgentemente. 
Suena mi teléfono y es Mateo...

- Dime...
- ¡Uy! Ese dime no suena muy bien. 
- Dime Mateo, ¿qué quieres?
- ¿Tú dónde estás? ¿Te has perdido por ahí con mi amigo o qué?
- Te noto de muy buen humor Mateo. 
- No voy a estarlo, estás aquí nena. Por toda una semana; me parece mentira. ¿Por dónde vienes? 
- Estoy justo abajo. Abre...

   Isabel relájate, Isabel relájate, intento tranquilizarme y no ser mal pensada, pero es que esa tía no me ha gustado nada. Espero que me diga la verdad... ¡Por favor diosito no me hagas pasar por ciervo otra vez! Se abren las puertas del ascensor y ahí está el. Esperándome con una sonrisa y los brazos abiertos. Sin que me de tiempo a salir; me coje por la cintura deslizando su mano por la abertura de mi jersey hasta tocar mi piel  a la vez que me besa; pega su frente a la mía suspirando y me dice...

- Por fin te tengo aquí conmigo. 
 
   Yo le sonrío mientras lo aparto disimuladamente.

- No sabes las dos semanas que llevo nena... 
- Me las imagino que da gusto.

   Me mira raro por mi tono irónico, coge mi maleta y entramos en su piso... Yo no puedo evitar la curiosidad de saber quién esa tal Claudia ¡si! Estoy celosa, muy celosa. 

- ¿Qué tal Mateo? ¿Qué has hecho hoy?
- Nada nena, esta mañana estuve con mis hermanas y mis dos sobrinos dando una vuelta y eso...
- ¿Y eso...? ¿Eso qué es?
- ¿Te pasa algo Isabel? 
- ¿A mí? Nada ¿por qué? ¿Debería de pasarme?
- Anda ven pa ca...

   Se acerca apoyando sus manos en mis caderas. 

- Yo sé lo que te pasa tonta... 
- Déjame Mateo. 
- ¡Anda ven! No te pongas así sin saber los motivos... Sé que te prometí que hoy daríamos una vuelta por Sevilla; sé que estas loca por hacerlo, pero se presentó aquí en casa una buena amiga mía de sorpresa, para discularse por no haber podido venir antes a darme el pésame por la muerte de mi madre. Es la hija de Rodrigo y Margarita ¿los recuerdas? Te los presenté en el entierro de mamá. Te dije que eran muy buenos amigos de mis padres... 
- Si me acuerdo. ¿Y cómo se llama tu amiga?
- Claudia.

   ¡Ay que alivio! De momento vamos bien aunque hay algo que no me termina de convencer.  

- ¿Y por qué no ha podido venir hasta ahora? 
- Vive en Londres. ¿Mas tranquila?
- No. ¿Por qué no me habías hablado de ella? 
- Nena yo que sé, hay gente que se me pasa por alto... No te hagas una película de esto, entre Claudia y yo no hay nada.
- Pero si hubo ¿no?
- No. Bueno de pequeños y eso nos liamos alguna que otra vez, pero nunca pasó de ahí.
- Y... ¿Por qué no?
- Isabel estás muy pesadita con el tema. Porque no y punto. Claudia es una amiga con la que me liado alguna vez que otra, pero eso es pasado. Además ni siquiera me gustaba, era mas por entretenimiento que otra cosa.
- ¿Ella opina lo mismo?
- Y yo que sé lo que opina ella Isabel. Mira; si has venido de Madrid para hacerme un interrogatorio, mejor te hubieses quedado allí.
- ¡Ah si!
- Si.
- Pues tranquilo que me voy. Y si te molesta es lo que hay. Llevo dos semanas sin verte, loca por venir, he tenido que hacer malabares para conseguir las vacaciones y estar aquí contigo. Teníamos nuestros planes desde el martes pasado, en el que tú mismo me dijiste que pasaríamos el día en Sevilla. Y por una tía que supuestamente nunca te ha gustado, nunca me has hablado de ella y además con la que te enrollabas por simple entretenimiento ¿me dejas tirada? ¿Por alguien que no significa nada para ti? Entonces mi pregunta es ¿qué posición ocupo yo? Porque si por una cualquiera de la que no me has hablado porque según tú ni te acordabas de ella me dejas tirada ¿qué será de mí cuando llegue a tu vida alguien que verdaderamente te importe? 
- Espera Isabel, espera por favor...









domingo, 15 de enero de 2017

La cena

Capítulo IX



   Abro los ojos sin tener noción del tiempo que llevo durmiendo ni de la hora que es y ahí está Mateo, mirándome con el torso desnudo y la cabeza apoyada en su mano...

- ¡Buenos días dormilona!
- ¿Me estás mirando mientras dormía? 
- Así es; estoy disfrutando del paisaje...
- ¡Qué dices tonto! No me gusta.
- Claro que no, te encanta mejor dicho ¿no?

   La expresión picara de su cara, con esa sonrisa es lo que verdaderamente me encanta...

- Eres tonto.
- Me tienes atontado eso sí, y yo a ti derretía.

   Me pellizca la nariz... Y yo sin ninguna gana de levantarme miro la hora que es... 

- ¡Mateo! Voy tardísimo. 
- ¿Dónde? 
- No se... Pero es muy tarde. 

   Suelta una carcajada.

- Tu de aquí no te mueves...
- No que va; lo que me faltaba ya por oír. Odio calentar la cama.
- Anoche no decías lo mismo.
- Tampoco fue para tanto. 

   Le digo riéndome...

- ¡Ah no! ¿Quieres mas? 
- Hay cosas que no se preguntan...

   Sin dejarme terminar me besa y de forma automática se acelera mi corazón, es increíble lo que me hace sentir este hombre con un beso... La transparencia del deseo de su mirada me vuelve loca; y de pronto llaman a la puerta de forma insistente y continúa...

- ¡Ay Dios mío! ¿Quién será? 
- Tu sabrás, es tu casa...

   Me levanto rápidamente de la cama, me recojo el pelo y me pongo la primera sudadera que pillo...

- Estas muy sexy Isabel...
- Cállate y vístete.

   -Ya va- abro la puerta y es mamá.

- Isabel ¿dónde te metes? La próxima vez cojo las llaves; ¡Qué pintas me llevas hija! 

   Le doy un beso y ella planta su cafetera; sin darme tiempo de avísala aparece Mateo con esa cabeza de pelo negra despeinada y su peculiar sonrisa pícara.

- ¡Buenos días Cayetana! 

   Mi madre me mira aguantando la risa.

- ¡Buenos días Mateo! ¡Qué sorpresa! 
¿Quieres café?
- Si, gracias.
- ¿No tenías que ir a tu casa Mateo?
- Si, Isabel. En cuanto me tome el café me voy. 

   Mi madre me está matando con la mirada por la invitación a irse que le acabo de hacer a Mateo, mientras mamá sirve el café para los tres mantenemos una absurda conversación del tiempo, ya que la situación inesperada no da para mas... Mateo termina su café, se retira caballerosamente despidiéndose y se va. 

- Hija por favor, que apuro he pasado... 
¿Por qué no me has dicho que estabas aquí con el? 
- ¡Ay mama por favor! Estabas llamando como una desesperada y además... Ha aparecido de momento; no me ha dado lugar a decírtelo. Tú como entras en casa como una desesperada con la cafetera...
- Isabel sabes que me encanta tu cafetera, pero antes hemos hablado del tiempo, ahora del café, pero realmente lo que me interesa saber es... ¿Desde cuándo estás bien con Mateo? Si no recuerdo mal, no querías ni verlo hace dos dias... 
- Así es; pero estaba luchando con lo inevitable, me encanta mamá. Cuando estoy con él me siento genial, como nunca antes. Y creo que me merezco una oportunidad. No quiero seguir sumergida en la conmiseración de la culpa que me poseía.  

   Le cuento a mamá todo lo que pasó ayer con mis amigas y con Mateo, la decisión que he tomado de que Mateo venga a vivir conmigo; y ella para mi sorpresa, como si estuviese hipnotizada, asiente todo el tiempo con la cabeza dando una rotunda aprobación de todas mis decisiones.
    Después de un par de horas intensas de conversaciones profundas con mamá; decido enviar un mensaje al grupo de mis amigas para disculparme y darles la buena noticia de que me he librado del espíritu maligno que últimamente dominaba mi alma... 

                              ...

   Salgo del súper con un cargamento para mi pobre frigorífico; me río sola porque lo he comprado todo a mi gusto ya que desconozco los de Mateo. 
Esto es de locos... Realmente me he traído a casa a un desconocido. 
   Por fin entro en casa; pongo en carga mi teléfono y nada mas encederse...

"Isabel, te he llamado varias veces pero salta el buzón, llámame en cuanto me leas. Es urgente"
                        18:45am.

    ¡Ay Dios mío! ¿Habrá pasado algo?

- Tú, para una urgencia.
- ¡Perdona! Me quedé sin batería. He salido a tomar café con mis amigas y después al súper, además ¿tú no estás trabajando? ¿Qué es tan urgente? A ver...
- Isabel, tenemos un problema.
- ¿Qué problema? 
- Cuando estaba recogiendo mis cosas para llevarlas a la tuya, he estado pensando que no sé nada de tí... Pero nada es nada. No sé ni siquiera cuando cumples años... 

   Me río sin parar y el se contagia...

- Mateo, me ha pasado lo mismo en el súper, estaba comprando y no sabia nada de tus gustos... Espero que se parezcan a los míos porque si no lo llevas crudo. 
- Debemos tener una primera cita. 
- ¿Cuándo? Mañana libras pero yo no... Tenemos cruzados los turnos. 
- Pero hoy salgo a las once.
- Eso es muy tarde Mateo, mientras llegas a casa y te duchas... Las cocinas cierran y yo mañana salgo a las doce, así que aún peor.
- Bueno, prepara algo en casa y ponte guapa para mí. Yo pasaré por la mía antes para recoger todo lo que he preparado y así aprovecho para llegar limpito y perfumado... 
- ¿Nuestra primera cita en mi casa? Y encima ¿tengo que preparar la cena? No sé yo ¡eh! No me convence...
- Isabel, no empieces... Nos imaginamos que estamos en un restaurante y punto; ocúpate de crear el ambiente.
- Si claro; haz la comida, ponte guapa para mí, crea ambiente,... ¿Tú con quién crees que estás hablando? Me parece que lo mejor es que no recojas nada de lo quieres traer a mi casa porque así no vamos a durar ni un día...

   Oigo sus carcajadas...

- ¿De qué coño te ríes ahora?
- Me equivoqué antes cuando te dije que no sabía nada de ti, hay una cosa que sí y es tu mal carácter ¡madre mía! Haz lo que quieras; ponte esa sudadera sin braguitas que llevabas esta mañana con tu moño despeinado y pide aunque sea unas pizzas... 
- Eso tiene mejor pinta ¿ves que fácil? 

    Nos reímos...

- Te dejo nena, tengo que seguir... Espérame sobre las doce.
- De sobre las doce nada, a las doce y un minuto, cierro la puerta con llaves, me pongo mis auriculares y me acuesto ¿te ha quedado lo suficientemente claro no?
- A sus órdenes mi capitana.

   Nos volvemos a reír y colgamos. ¡Ay Dios mío! ¿Qué está haciendo este jerezano conmigo? 
   Como una maldita sumisa y en contra de todos mis principios feministas, decido complacerlo porque me apetece y además tiene razón. Vamos a empezar una historia y no tenemos ni idea el uno del otro; por lo tanto merece algo especial... Sin persarlo mas porque sé que al final optare por la opción de la sudadera y las pizzas, empiezo a recoger mi casa, miro la hora y aún estoy a tiempo. Salgo corriendo a la floristería que tengo en la calle de atrás; compro paniculata y peonias ¡mis favoritas! Subo rápidamente para empezar a prepararlo todo... Saco mi mantel de hilo, las velas; y ¿ahora qué hago con todo esto? Decido llamar a mi Blanca para que me oriente.

- Blanca.
- Dime Isa.
- Te necesito urgentemente, estoy preparando una cena en mi casa porque Mateo y yo no nos conocemos realmente. Solo tuvimos aquella cita en la que yo era Sara... Bueno ya tú sabes. Conclusión, como nuestros turnos están cruzados no podemos ir a cenar y se ha empeñado en que es algo urgente conocernos antes de empezar a vivir juntos y eso que empezamos hoy...
- Isa ¡por dios!, respira. 
- Pues eso, que no tengo ni idea de preparar la mesa, por no hablar de que coño le voy a cocinar.

   Blanca se ríe sin parar...

- Blanca por favor...
- ¡Ay Isa! Es que solo de pensar en los entrantes de esa cena ya me da la risa... ¿A qué hora llega Mateo? 
- A las doce. 
- Perfecto son las nueve, voy para allá.
- Ay gracias amiga.

    Menos mal que Blanca me ha salvado.

                             ...

   Miro el reloj y son las doce menos cuarto, estoy de los nervios. Observo la mesa que hemos preparo Blanca y yo; no ha podido quedar mejor, es una artista y me encanta como ha conseguido colocar mis flores favoritas, me miro al espejo y ¡madre mía! Siempre se le va la mano con el maquillaje a esta niña, aunque siempre me deja divina, espero que no tarde mucho más en llegar porque estos stiletos negros me están matando por no mencionar lo embutida que voy en este vestido negro. Me vuelvo a perfumar y miro la hora ¡ay Dios mío! Menos cinco ya... Con él hambre que tenía y la buena pinta que tiene todo no tengo ni hambre. Voy a fumar, bueno no... Mejor después, suena el timbre y respiro antes de abrir, bajo la intensidad de la luz y ahora sí... Ahí está el, con una botella de Moet Chandon en cada mano acompañado por su pícara sonrisa y vestido como para ir a los goyas ¡menos mal que le hice caso a Blanca y me puse este vestido! 

- ¡Hola preciosa!
- ¡Hola guapo! Pasa...

   Le termino de abrir la puerta para que pase y me da un sutil beso en la mejilla. 

- ¡Qué buen gusto Isabel!
- Gracias, no voy a mentirte he necesitado la ayuda de mi amiga Blanca antes de que me arrepintiera y me inclinase por la segunda opción.
- Yo sabía que sería la primera desde el principio. 

    Tomamos asiento en mi salón y el sirve el vino sin quitarme el ojo de encima. 

- Ese escote de tu espalda es una maravilla...
- ¿Te gusta? 
- No imaginas cuanto... Pero eso lo comprobaras después.
- ¿También podríamos empezar por el postre? Dicen que es saludable.
- Hoy no, porque si lo hacemos así, sé que terminaras cenando en sudadera... Y la verdad me apetece verte así de sofisticada. 
- Pues empecemos... ¿Te gusta que las mujeres se arreglen?
- Me gustan femeninas, seguras, independientes e inteligentes. Tú reúnes todas esas cualidades.
- Gracias. Ahora continúa; a ver qué presentación has preparado.
- Pues mira muy sencillo, como bien sabes me llamo Mateo Fernández, nací en Jerez, tierra que amo, vengo de un barrio humilde y obrero, tengo dos hermanas, Lucía y Lola. Mi madre se llama Consuelo, es costurera y mi padre José, es fontanero; se divorciaron cuando yo tenía diecisiete años. Papá se volvió a casar y mamá decidió estar sola. Nos gusta la Semana Santa, la feria y la Navidad; aunque he de reconocer que cada vez menos, ya que con el paso de los años somos menos en la mesa... Mi hermana Lucía trabaja en el hospital de Jerez, es auxiliar de enfermería, tiene dos niños (Manuel de siete años y Carla de tres) está divorciada; es mi hermana mayor. Después está mi Lola, la rebelde de mi casa y mi hermana pequeña, está terminando la carrera de magisterio. Y ahora; me toca a mí, soy sagitario, nací el once de diciembre a las cuatro de la tarde, estudié medicina porque lo tenía claro desde que tuve conciencia, he tenido dos relaciones formales y los rollos me los salto porque no terminaríamos hoy...
- Gilipollas.

   Nos reímos... Y yo quiero que continúe porque me tiene completamente intrigada.
  
- Sigue que ibas muy bien...
- Está bien, continúo. He tenido dos relaciones, la primera; Estrella, la conocí en bachiller y estuvimos juntos un año.
- ¿Por qué terminó? 
- Porque no estaba enamorado de ella.
- ¿Y aguantaste un año?
- Creía estarlo hasta que me di cuenta que no.
- ¿Rompiste tú?
- No, ella me quería y me lo puso fácil. 
- ¿Y la segunda? 
- La segunda fue María, es amiga de un amigo; Roberto. El estudiaba en granada y ella era de allí. Un día vino con él y quedamos unos amigos para cenar, así empezó todo... Estuvimos juntos, pero a distancia dos años y medio, al final todo terminó por culpa de los celos. 
- ¿Por parte de quien? Los celos digo...
- Por parte suya... Era algo posesiva y controladora, me llegó a agobiar bastante. Lo pasé mal la verdad. 
- ¿Y por qué estuviste con ella tanto tiempo?
- Porque la quería.

    ¡Mierda! 

- ¿Y si la querías por qué no luchaste? 
- Porque no estaba enamorado.
- ¿Y cómo sabes que no estabas enamorado? 
- Porque solo me enamorado una vez... 
- Dijiste que fueron dos, ¿ahora son tres?
- Si, tú eres la tercera. La conclusión la has averiguado sin darte cuenta. No luché porque no sentía algo fuerte como para hacerlo, sin embargo por ti me pondría en el frente de la peor guerra. Isabel, me enamoraste con los ojos cerrados. Cuando me besaste, antes de abrirlos ya sabía que estaba enamorado. Por eso estoy aquí, por eso sentí miedo de no volverte a ver. Pero el destino jugó la carta a mi favor y casualmente eras mi nueva compañera. No he sentido mas miedo en toda mi vida que cuando me enteré que te casabas... No podía creer que la única mujer que había despertado semejante sentimiento dentro de mi iba ser de otro, creía que me volvería loco... Y tú me llamabas exagerado cuando te decía lo especial que había sido ese beso para mí, pero estaba seguro que también lo fue para ti, por eso insistía una y otra vez.

   Se acerca a mi mirándome con ojos irresistibles... Los latidos de mi corazón ya ascienden hasta mi garganta, a la espera de ese mágico beso que siempre me regala y de los que a día de hoy sin ellos no podría vivir... 

- Contuemos por favor.
- Si que estas intrigada ¡eh!
- Yo no miento.
- Bueno, bueno... Ahí discrepo, Sara.

   Me da la risa solo de recordar aquel fatídico día. 

- ¡Qué tía! Sara decías que eras... ¡Qué poca vergüenza! 
- Mateo, de verdad que no puedo recordar ese momento sin que me de la risa. Tengo la imagen de tu cara en mi cabeza. Era de... ¿Cómo que no eres Sara?
- Pues anda que tuya, te delataba completamente... Tú gritabas en tus adentros ¡tierra trágame!
- Totalmente.

   No podemos parar de reír...

- Bueno Mateo, ¿qué me dices de María? La pobre allí como en un partido de tenis, en medio de los dos y con sus ojos de... ¿Me he perdido algo? 
- Yo hablé con ella posterior a nuestro encuentro y me confirmó que tenías una hermana que se llamaba Sara. Pero cuando le pregunté si era tu gemela, empezó a ponerse nerviosa y me dijo que la estaban esperando. Fue ahí cuando pensé ¡será mentirosa! 
- Bueno, lo importante es que ahora estamos aquí, juntos. Con todo lo que había liado en aquel tiempo y mira... Todo pasa por algo.
- Todo pasa porque tiene que pasar y así es... Y ahora continuo, ya mismo te toca a tí. Ya hemos pasado por las novias, ahora vamos por mis gustos. Me encanta la música, el cine, un buen café, me aposiona el fútbol, el baloncesto y el tenis. Mi comida favorita el guiso de papas con carne de mi abuela Dolores y odio los chícharos. Soy mas de salado que de dulces y prefiero el vino rosado al blanco. 
   Me parece que de momento he terminado así que te toca... 
- ¡Joder! ¿Alérgico a algo? Que no... Que es broma. Pues ahí voy. Me voy a saltar el paso de la presentación familiar ya que los conoces personalmente. 
Soy cáncer, nací el nueve de julio a las diez de la mañana aquí en Madrid. Mi mayor defecto es la impaciencia. Como tú; soy adicta al café, me encanta también la música y muero por Beyoncé. Soy una apasionada de las series americanas, si son exotéricas me bebo las temporadas enteras en pocos días. No me gusta bañarme en piscinas, soy mas de playa, así que imagina aquí en Madrid como son mís veranos... Practico yoga. La amistad para mí es súper importante, mi profesión es mi vida y la familia es lo primero de todo. Odio la mentira, la considero traición. Y creo que ya con esto he terminado, ¡bueno no! Cuando me pongo histérica me da por comer dunuts sin parar, no me gusta la ropa ceñida, ni los maquillajes, ni los tacones; sin embargo me encanta la moda y los perfumes. Pero mi verdadera perdición son las zapatillas; de todas las marcas y colores. No me gustan que me regalen flores, ni bombones, ni ropa interior... Me molesta la cursilería, los cumplidos y las pruebas de amor publicas. Me causan mucha vergüenza ajena y cuando me pasa eso pierdo los nervios con facilidad. No soy celosa pero mejor no me faltes el respeto, has tenido el placer de  comprobar lo que me pasa... Me posee un ser maligno y me entra una insoportable sed de venganza, aunque luego me arrepienta "que conste" y por ahora nada mas... 
- ¡Madre mía! Contigo; !agüita! 
¡Ay! Se me olvidaba, cuando no follo, tengo muy mal, pero que muy mal humor. 

    Se levanta de la mesa y con misma luz tenue que nos acompaña; 

- Ya no aguanto mas...

   Me besa deshaciéndose de mi vestido y al caer al suelo siento el tacto de sus delicadas manos; me deshago de su camisa porque siento la necesidad de sentir la unión de nuestra piel, por inercia, nuestros músculos responden al igual que el latir de su corazón al mismo ritmo que el mío, la excitación que ambos sentimos y el deseo; me hace creer en la magia, todo él me provoca placer; dejo descansar mi cabeza hacia atrás mientras él continúa deslizando su boca por mi cuello, su acelerada respiración eriza todo mi cuerpo haciéndome sentir nuevamente la reina del universo.

                             ...

                  Un mes después.

    Llego a casa agotada, después de una noche de perros en urgencias... Y aún continúa el post-it "te quiero" de mi Mateo en el espejo de mi baño. Le hago una foto y se la envío, diciéndole cuanto lo echo de menos y lo muchísimo que lo necesito... Ni un segundo pasa cuando recibo su llamada. 

- ¿Cómo sigue mi madrileña favorita? 
- Mal, tu madrileña está muy mal porque su Jerezano no está con ella. 
- Pues tengo precisamente una buena noticia... Y es que llego mañana. 
- Mañana es mucho tiempo.
- Ya lo sé nena. Yo estoy loco por verte, esta semana está siendo eterna sin ti, pero sabes que no me ha quedado otra que estar aquí. 
- ¿Cómo sigue tu madre? 
- Estable. Tia Ángela ha llegado de Suiza para quedarse aquí en casa con ella. No la queremos dejar sola de momento. 
- Lógico, después del susto no es para menos. 
- Es muy cabezota, dice que somos unos pesados, que sigamos con nuestras vidas que ella está bien, pero realmente sé que no quiere estar sola. Es el tercer infarto y a pesar de ser muy fuerte, esta vez, mas que las otras dos, le ha visto las orejas al lobo. 
   Mañana cuando llegue tenemos que hablar Isabel.
- ¡Hablar! ¿De qué? 
- Nena tranquila, mañana lo hablamos.
- Sabes que soy una maldita impaciente. Así que no me dejes a la espera, lo que sea dímelo ya...
- Isabel, es mejor hablarlo en persona.
- ¡Qué me lo digas! 
- Esta bien... ¡Qué barbaridad chiquilla!
- Al grano Mateo. 
- Voy a pedir traslado al hospital de Jerez. Como bien sabes mi madre está bastante fastidiada. No la voy a dejar sola. Tia Ángela no viene para quedarse, solo para pasar un tiempo con ella mientras lo arreglo todo. Mi hermana mayor tiene mucha lucha, mis dos sobrinos, la casa y el trabajo; está sola para todo. Por otro lado Lola sigue estudiando para terminar su carrera. Así que la realidad es esta... Me sabe mal por nosotros, no te quiero perder Isabel, por eso quería hablarlo personalmente. Quiero estar contigo, es lo que mas deseo, pero mi madre me necesita. 
- ¿Qué me quieres decir con esto Mateo? 
- Pues lo que te quiero decir, es que voy a tener que venirme para Jerez y que lo que siento por ti no va a cambiar. Podemos llevarlo medianamente bien dentro de nuestras posibilidades. Puedes bajar a Jerez cada vez que quieras aquí está tu casa y ahí está la nuestra. Nena está decisión me está costando la vida; llevo días sin dormir porque no sabía por dónde empezar a decírtelo para que no creyeras que era una excusa... Eres muy importante para mí y lo sabes, pero estamos hablando de mi madre. 
- Mateo, por mí no hay problema. Yo en tu lugar haría lo mismo, se por lo que estás pasando; yo tuve a mi padre enfermo y creí volverme loca... Así que tranquilo, mañana cuando vengas buscaremos juntos una solución. 
- Te quiero Isabel.
- Yo también te quiero tonto, cambia ese tono de voz por favor. Tu mismo has dicho que tu madre es una mujer fuerte,  ya veras que todo sale bien. 
- Gracias...
- Hasta mañana guapo.

   Sin más cuelgo porque la pena me ahoga... Llevo solo una semana sin él y siento que me falta el aire ¿cómo voy aguantar que este en Jerez y yo aquí?