Translate

sábado, 24 de diciembre de 2016

¡Feliz Navidad!


Les deseo a tod@s una ¡Feliz Navidad! 


A la vuelta de estas fiestas continuaremos con "Rosas Negras"


lunes, 12 de diciembre de 2016

"No quiero" llega a las librerías de Jerez

¡Buenas tardes chi@s!

"No quiero" llega a las librerías de Jerez 
¡YA A LA VENTA!

Librería Luna Nueva
Calle Eguilaz, 1

Librería El Laberinto
Calle Remedios, 9



Librería Y Papelería Recio
Centro Comercial Merca80, Av Cruz Roja, s/n

  No os quedéis sin el mejor regalo de estas Navidades... 

   Recordar que también sigue estando a la venta en los puntos de Amazon, La Casa del Libro, Fnac y Ebook en El Corte Ingles. 

   Aprovecho para agradecer a tod@s mis lectoras que habéis compartido con orgullo en vuestras redes sociales fotos de mi libro ;) y quiero que sepáis que me encanta escribir para tod@s vosotr@s... 



¡GRACIAS!

domingo, 11 de diciembre de 2016

Quédate conmigo...

Capítulo VIII



- Discúlpame Mateo. 
- No Isabel, desahógate tranquila, es lo que necesitas...
- No Mateo, no es lo que necesito, estoy dentro de un bucle, estos ataques de llanto imparable me dan cada dos por tres...
- Isabel, estoy aquí; contigo. Juntos encontraremos la salida de ese bucle. 
- No quiero meterte en esto Mateo.
- Yo sí quiero Isabel. 
- Pero yo no...
- No seas más cabezota por Dios. 
- Mateo, no quería esto; no quería empezar así contigo. 
- Isabel, deja de preocuparte por lo que querías... Eso es pasado. La vida no es siempre como tú quieres que sea, tienes que centrarte en el ahora. El pasado como bien has dicho no lo puedes cambiar. Ahora bien, empecemos con el presente y el presente es que estoy aquí contigo, quiero apoyarte en esto, quiero seguir conociéndote...
- Pero...
- Pero ¿qué?

   Me mira con cara de súplica pícara esperando una respuesta positiva por mi parte. 

- Pero nada Mateo, que sí. Que tienes razón. Que ya está bien de negarme a no se ni siquiera a que me estoy negando, pero bueno... Acepto que me acompañes a salir de este bucle.
- Yo estoy encantado de acompañarte pero sobretodo a que dejes de negarte a encontrar tu felicidad.
- ¿Tú crees en la felicidad?
- Claro que si. Yo la consigo fácilmente cuando estoy contigo. 
- Gracias Mateo. 
- Gracias a ti Isabel. Estoy muy orgulloso de ti, de la decisión que has tomado. No vas arrepentirte. Y ahora me gustaría empezar a saber cosas de ti... 
- ¿Qué quieres saber? 
- Lo que te apetezca contarme, me da igual por donde quieras empezar por que me interesa todo de ti. 
- Yo también quiero saber cosas de ti no creas que voy a estar yo hablando sola. Esto es una cosa de dos, pero tengo una idea ¿qué te parece si nos vamos de aquí a una pizzería que está a la vuelta de la esquina y así continuamos hablando con la barriga llena? 

   Nos echamos a reír...

- Pues me parece genial, porque yo estoy esmayao.
- ¿Esmayao? Querrás decir hambriento ¿no?
- No hambriento no, la palabra es esmayao. Ya te iré enseñando el diccionario andaluz para que vayamos entendiéndonos mejor...

   No puedo aguantar la risa que me provoca su acento, él se ríe contagiado por la mía.

- Pues que no se diga... 

   No puedo ni hablar, es mirarlo y darme la risa... Su gesto pícaro acompañado de esa voz tan masculina con ese acento es pura terapia.

- Tu estas hoy muy tarrosa ¿no? Ahí llevas otra ¡ea!
- ¿Tarrosa? Ahí sí que me he perdido... La otra por lo menos la he interpretado, pero esta... ¿Qué es tarrosa? 
- Significa algo así como graciosa, que tienes ganas de cachondeo, pitorreo, ...
- ¿Qué dices? Ay por favor mas, quiero mas... Que sepas que de momento me quedo con las dos. 
- La verdad es que si hubiese sabido que te causarían tanta risa te las hubiese dicho antes; ahora vamos... Antes que sea mas tarde. 
- Si vamonos ya porque estamos esmayados...

   Ahora es el, el que suelta una carcajada.

- Isabel esmayaos no esmayados por favor... 
- Tu qué pasa ¿qué estas tarroso?
- Muy bien Isabel...

   Continuamos con el dichoso tarro ese que tanta gracia me ha hecho mientras salimos de allí para dirigirnos a la pizzería. 

- ¡Uy Mateo! Que cambio de temperatura. Mejor vamos en mi coche, nos la pedimos en el auto y nos vamos a mi casa... Mañana yo libro así que no tengo prisa y tú estás de tarde porque ya he ojeado tu horario. Además, sinceramente quiero seguir con las clases de andaluz porque me están encantando. 
- Isabel, ¿de verdad que te apetece que te acompañe a tu casa? 
- Si claro, de no ser así no te lo hubiese ofrecido; quizás... ¿a ti no? 
- Yo encantado y ahora que está todo aclarado ¡andando! Que yo también estoy arrecío
- ¿Arrecío es frío? Ay que arte por favor...

   Continuamos riéndonos de camino a casa con las pizzas incluidas, seguramente esto del idioma andaluz ha sido una estrategia para conseguir animarme y lo más interesante de todo; es que está funcionando que da gusto. 

                             ...

   Después del huracán de risas compartidas y comer hasta saciarnos; nos envuelve un repentino silencio. Mateo me mira y yo estoy completamente derretida por la belleza de esa mirada, siento como sus ojos me hablan, estoy empezando a ponerme de los nervios... 

- Gracias por esta noche Mateo, ha sido un placer compartirla contigo.

   Se incorpora acercándose a mi lentamente y por fin sin añadir nada mas me besa... Esto es lo que realmente necesitaba, volver a sentir sus labios; la humedad de su lengua se enlaza con la mía y mi excitación aumenta por segundo que pasa; este hombre me vuelve loca, es adictivo... Desliza su mano por mi nuca bajando hacia mi columna hasta llegar a mis riñones y ahí en la curva de mi cintura se detiene para acercarme a él, retira su boca de la mía para mirarme y el fuego que desprenden sus ojos enciende el mío, vuelve a besarme pero ahora con mucha mas pasión y nos dejamos llevar por el deseo que ambos sentimos.

                             ...

- Estaba impaciente Isabel, loco por volver a sentirte, por volver hacerte mía. No vuelvas a apartarme de tí.

   Mi susurro contesta al suyo.

- Por eso mismo te evitaba. Sabía que si volvía a estar contigo no podría separarme de tí. 

   Al mirarme noto el verdadero agobio en su mirada, sus ojos me gritan que tienen miedo y yo lo beso para tranquilizarlo.

- Lo he pasado mal, significas mucho para mí, aún no se por qué... No hay explicación lógica para sentir tanto por ti en tan poquísimo tiempo, pero lo siento; es lo único que tengo claro.
- A mí me pasa igual Mateo, desde ese primer beso no he podido sacarte ni un solo minuto de mi cabeza, siento haberte hecho daño pero estaba asustada; yo nunca he sentido algo tan fuerte por nadie y aún menos como tú bien dices; en tan poco tiempo... Eso me provoca miedo y quizás eso empujaba a mi mente a pensar excusas absurdas para no estar contigo...
- Es todo raro, demasiadas casualidades Isabel. De repente llego a Madrid y tú me das tu peculiar bienvenida, creí que no volvería a saber nada de ti y justamente me presentan a mi nueva compañera de trabajo y ahí estás tú, ahora resulta que no eras tú que era tu hermana, después que tú, después que te casas, después que no, cuando consigo por fin salir de allí contigo para estar juntos, ocurre ese desagradable accidente y ya no quieres saber nada de mi, hoy me propongo pasar de ti de una vez cansado de tus desplantes y te encuentro aquí... Es como si el destino nos uniera de alguna forma, eso; o es que me estás volviendo loco. 
- Pues lo mismo al otro lado, exactamente las mismas cosas se me pasaban a mí por la mente... Tampoco parecía normal, pero lo importante es que estamos aquí y ¡mirame! Quiero que te quedes conmigo.
- ¡Ah sí! ¿Estás segura? 
- Si quiero que te vengas aquí conmigo a casa. No quiero estar sola...

   Se ríe...

- Isabel, espera ¿es que no tienes punto medio?
- No, todo o nada. No necesito mas, no quiero estar sola, quiero estar contigo Mateo, formas parte de mi cordura así que de ti depende... ¿Qué pasa que no quieres?
- ¡Cómo no voy querer! ¡Claro que sí! Pero lo que quiero es que estés segura... Además en el trabajo ¿qué? 
- Lo mantendremos en secreto unos meses y listo, anda Mateo por favor, ¡quédate conmigo! 

   Sus múltiples besos son un sí rotundo, me da igual si es una locura, me da igual que aún sea un desconocido, me da igual todo... Lo único que quiero es estar con el, es cuando encuentro la paz, es cuando soy feliz.




sábado, 3 de diciembre de 2016

Pesadilla...

Capítulo VII



   Por fin hoy amanece sin tener esa horrible sensación de no querer hacerlo. Las milagrosas palabras de mi amiga Blanca han conseguido quitar la telaraña de mi conciencia, esa que no me dejaba respirar. 

                                 ...

- Buenos días chicas.

   Entro en mi consulta para ponerme mi bata blanca.

- ¡Buenos días! Hoy la doctora se despertó con mejor humor.
Me alegro Isabel. 
- Hola María, si la verdad que hoy desperté con otro pensamiento. Por cierto... ¿Has visto a Mateo? 
- No, hoy si no me equivoco, tiene libre. 
- Gracias.

   Sale María y me da el bajón, con las ganas que tenía de verlo. Saco mi teléfono para llamarlo y disculparme. Ahora que estoy en caliente es cuando debo hacerlo no vaya ser que mañana no despierte con la misma energía y continúe con este mal rollo que yo misma he creado.

- ¡Buenos días Isabel!

   Como por arte de magia aparece en mi consulta...

- ¡Mateo! ¿Qué haces aquí? 
- Trabajo aquí Isabel y tú ¿por qué me estás llamando?

   Me enseña la pantalla del teléfono con esa sonrisa llena de ironía que me pone tan nerviosa... Y cuando la miro leo "llamando no contestar" 

- ¿Me has grabado en tu teléfono como "no contestar"?
- Si, exactamente. Esa eres tú. 

   Se acerca hacia mi mesa, cojo mi bolso como excusa para guardar el teléfono y empiezo a trastear en el para disimular. No quiero mirarlo. 

- Isabel, ¿por qué me estabas llamando? 
- No por nada. Me dijo María que tenias libre, se habrá equivocado.
- María suele equivocarse poco. Hoy tengo libre, es correcto, solo pasé a recoger unas cosas que me dejé ayer. Así que dime, ¿qué querías?

   ¡Empezamos otra vez! De los nervios me tiene, no puedo tenerlo frente a mí sin tener esta sensación descontrolada de deseo. Así me pone este hombre y lo peor es que se me nota. Pero aún así ahí voy... 

- Mateo, solo quería disculparme por el comportamiento de estos días atrás. He estado recapacitando y la realidad es que somos compañeros, debemos tener aunque solo sea un trato cordial y correcto. No estuvo bien mi postura para contigo.
- ¿Solo compañeros?
- Si, compañeros Mateo. 
- Está bien, como prefieras... Que tengas un buen día, lo vas a necesitar... La sala está hasta los topes.

   Me guiña sonriendo y sale cerrando la puerta... De repente la vuelve abrir asomando solo la cabeza...

- Por cierto doctora Espinosa, las disculpas han sido aceptadas.

   No me da tiempo a ni siquiera abrir la boca para contestar cuando ha desaparecido. No debería de haberme disculpado, ahora me está vacilando ¡uf! Me pone de los nervios pero realmente es porque me encanta, a mí misma no puedo engañarme; pero se quedará ahí. Miro el reloj y ha llegado el momento de conectar con mis pacientes... Eso me ayudará a mantener la mente muy ocupada todo el día. 
                              ...

   Salgo de trabajar muerta del día que he tenido, aún así, no me apetece para nada encerrarme en casa, mientras me fumo un cigarro, les escribo a mis amigas en el grupo, lo más seguro es que estén en Vía Láctea. 

 "- Hola, ¿donde andáis? Acabo de salir del curro y tengo ganas de veros..."

 "- ¡Holi! Estamos en Vía Láctea cotilleando. Sabes que esta es la hora."

"- Claro que sí Luis; solo quería comprobarlo." 

"- ¿Comprobar cariño? Sabes que de lunes a miércoles a partir de las ocho desde los noventa estamos aquí."

" - Si pero como os envuelve mi ausencia, pensé... Lo mismo no están de ánimos. Por cierto, deberíamos de ir cambiando."

"- Mientras esto continúe abierto aquí estaremos... Te esperamos para la salida de mojitos. Y por cierto Isabel, créete importante pero no imprescindible. "

"- Voy para allá capullo, eso ha sido un golpe bajo Luis así que en cuanto llegue cobraré mi venganza..."

"- Pues apaga el cigarro y sube a tu coche"

   No puedo evitar reírme sola. ¡Ay! Qué bien sienta tener amigos así, son mi mejor medicina.

                                ...

- ¡Ya estoy aquí! Va haciendo frío ya ¡eh!
- Claro Isa, estamos en pura transición.
- Luis tú estás hoy que todo lo das por hecho ¿no? 

    Nos reímos y tomo asiento, me da mucha alegría que estemos todos reunidos ¡lo necesitaba! 
   Después de un par de mojitos y millones de risas con estas locas, me levanto para ir al servicio y al doblar la esquina, a la derecha observo una pareja sentada... ¡No! Es Mateo con Carlota ¿qué hacen aquí? ¡Qué fuerte! Este no pierde el tiempo, ahora con la neurocirujana... Sin pensarlo dos veces me acerco a saludarlos y cuando estoy a un paso... Doy la vuelta ¿y por qué los voy a saludar? Paso... Giro la cabeza para ver si me han visto pero gracias a Dios ¡no! ¿Y estos dos desde cuando tienen amistad? Bueno, amistad ¡ja! A saber... Ya tengo ganas de irme a casa. Este jerezano me provoca dolor de cabeza, si no es por una cosa, es por otra. Salgo del baño y me lo encuentro de frente... Me sonríe para variar. 

- Hola Isabel, ¡qué sorpresa! 
- Este es el baño de chicas. 
- Lo sé.
- ¿Entonces?
- Quería tener la oportunidad de saludarte. Miré donde estabas sentada con tus amigos y te habías levantado, pero no te habías marchado ya que tu bolso continuaba en la silla, entonces he supuesto que estabas aquí y mira por dónde ¡bingo!
- Que sitio tan bonito para saludarme. 
- Es cosa mía ¿o te noto algo molesta?
- ¿Yo? ¿Por qué? Bueno quizás si, tú me molestas... Últimamente muchísimo. Hasta tu presencia me crispa los nervios.
- Eso es muy buena señal.
- ¿Tú crees?

   Mira para atrás como asegurándose de que no hay nadie y empieza a acercarse a mí mirándome fijamente...

- Claro que sí creo Isabel, me pasa exactamente lo mismo contigo y eso es muy buena señal ¡créeme!
- Pues mira que bien. Tienes razón... Así que no tendremos que fingir ese trato cordial que te comenté en la mañana. Directamente no tendremos trato y así cuidaremos de nuestros nervios mutuamente. Y ahora deja de mirarme y quítate del medio... Mis amigas me esperan y a ti te espera Carlota, con lo caballero que eres no querrás dejarla ahí sola tanto tiempo... Además, puede pensar que has pillado una repentina gastroenteritis viral y eso queda muy feo en una primera cita. 

   Sin decir nada mas lo dejo ahí y me dirijo a la mesa de mis amigas... No puedo evitar que me de la risa por lo que le acabo de decir a Mateo, pero antes de doblar la esquina del pasillo de los baños me coge del brazo... Yo no puedo aguantar mas y mi carcajada habla por si sola...

- Estas muy graciosa ¿no? Y por cierto ¿a ti quién te ha dicho que es la primera cita?
- Mírame Mateo, paso de ti.

   El se acerca mas...

- Repite eso otra vez...
- Paso de TÍ.

   Se acerca un poco mas y prácticamente tenemos los labios unidos y en susurro...

- Una vez mas...

   Mi corazón empieza a latir a mil por hora, provocado por sus labios entre abiertos frente a los míos y su mirada penetrante. La dilatación de su pupila me hipnotiza. Pero cojo fuerzas desde lo más profundo de mi para repetir esa gran mentira.

- Paso de...

   Acerca su dedo índice hasta mis labios impidiéndome continuar; y nuevamente en su habitual irresistible susurro...

- Mentirosa. 

   Estoy temblando, deseosa de sentir su boca y de pronto se aleja... Dejándome en la pared a punto de infarto, será...

- Isabel ¿estás bien? 
- Si Montse. 
- ¿Seguro? Te noto sofocada... Me pareció raro que tardaras tanto y por eso me acerqué a buscarte.
- Sois todas muy pesaditas, se pasáis el día preguntándome ¿estás bien? ¿Estás bien Isabel? Pues no lo estoy, claro que no. Dejarme en paz de una vez...
- Mira guapa has sido tú la que has venido. Nosotros ni siquiera te hemos llamado. Así que para presenciar esta Isabel amargada y borde en que te has convertido prefiero no verte y recordar a la de antes, me gustaba muchísimo mas. 
 
   ¡Joder! Nunca había visto a Montse así de molesta... La culpa la tiene estos malditos cambios de humor que últimamente me dominan, lo peor es que siempre los pago con quien menos merece. Tengo que controlarme de una maldita vez ¿qué me está pasando? Me acerco a la mesa y Montse no está. 

- ¿Y Montse? 
- Gracias a tu amabilidad se ha ido. Siéntate Isabel. 
- No Blanca ¿dónde está Montse? ¿Se ha ido?
- Si, por segunda vez; de hecho nos vamos todos.
- Dejar de mirarme así porque no matado a nadie...
- Cari, sabes que tengo una gran debilidad por tí. De hecho; te permito muchas mas cosas que al resto. Pero nos estamos cansando un poco de esta Isabel desagradecida y egoísta en que te has convertido. Llevamos semanas apoyándote, te hemos ayudado en todo lo que ha estado en nuestras manos pero, y tú ni siquiera te has preocupado de nosotros porque ¿sabes una cosa? También tenemos vida y problemas como todo el mundo, pero lo peor no es eso, es que cada vez que el viento sopla para otro sitio, lo pagas con nosotros. Así que vamos a complacerte de una vez y como tanto nos pides que te dejemos en paz, eso mismo vamos hacer... 
- Vete a la mierda Luis.
- No cari, me voy alejar de la mierda que es distinto. Así que cuando te alejes de esa peste que te rodea nos avisas, seguramente estaremos encantados de reunirnos con nuestra Isabel. 

   Se levantan y se van...

- ¿Tú también Blanca?
- Si Isabel, siento que lo de ayer no sirvió de nada... Cuando recapacites me llamas y por cierto, por si no te has dado cuenta, ahí detrás estaba ese jerezano tan guapo muy bien acompañado. Para tu información han salido juntos... Sigue así y conseguirás lo que buscas. Quedarte sola. Ahora me voy y si no te importa te repito lo mismo que te acaba de decir Luis, avisame cuando vuelva mi amiga. La echo mucho de menos.

   ¿Me han dejado sola? ¡Qué fuerte! Toda la culpa la tiene Mateo...

- Isabel ¿quieres algo? 
- Si Fernando, ponme lo más fuerte que tengas... Yo, aún no me voy.

   Me encuentro súper agobiada, siento una dominante rabia que me posee continuamente desde la muerte de Gustavo. Realmente desde su tradición no soy yo misma... ¿Podré algún día volver a ser esa Isabel que dicen todos? Me echo las manos a la cara suspirando... ¡Uf! Es cerrar los ojos y ver a Mateo; tengo que cambiar el chic ¡por favor Dios mío ayúdame! Mis amigas tienen razón, las trato fatal cada dos por tres... No me perdonaría perder mi amistad por este asqueroso carácter que tengo últimamente.

- Aquí tienes Isabel, cuando pruebes la copa te recordara a tus viejos tiempos.
- Gracias Fernando. 
- ¿Y usted qué va a tomar caballero? 
- Lo mismo que Isabel, gracias.
- ¿Qué haces aquí Mateo? ¿No te habías ido? ¿Y Carlota? ¡No me lo digas! La has dejado sola por mi ¿a que sí? 
- No hagas que me arrepienta de haberme sentado aquí contigo. Y para tu información Carlota es la que me ha dejado solo. Es mi prima, me la encontré y nos tomamos algo para hacer tiempo mientras llegaba Leonardo, su pareja. Desde que llegué aquí a Madrid no he tenido tiempo de hablar con ella y tomar algo con la familia, siempre es gratificante; mas aún cuando estás fuera de casa. 
- ¿Tú prima? Carlota es ¿tú prima? 

    Ains Dios ¡qué patético día! Me siento de lo mas ridícula. 

- Eso es, nuestras madres son hermanas. 
- Joder, ahora que lo dices Mateo, os parecéis. 
- Si, de pequeños aún mas. 
Bueno... ¿Mas tranquila? 
- Yo no estaba celosa Mateo, no te flipes.
- Te he preguntado ¿mas tranquila? No he dicho la palabra celos en ningún momento.
- ¡Ah no! ¿Qué significa mas tranquila entonces? 
- Pues eso mismo, me dijiste que te crispo los nervios hace alrededor de unos cuarenta minutos, justo ahí detrás, si quieres nos acerquemos y volvemos donde lo dejamos. 
- ¿Qué quieres de mí Mateo?
- Conocer esa encantadora Isabel de la que todos me hablan, aún no he tenido el placer...
- ¿Crees que no? 
- Bueno, algunos momentos si puedo destacar, concretamente los mejores de mi vida y por eso quiero mas. 
- Si los mejores momentos de tu vida lo has pasado conmigo; has debido tener una vida bastante aburrida... Porque vamos, tampoco ha sido para tanto.
- Para ti no pero para mí si. Además he dicho momentos, quiero mas momentos contigo, aunque pensándolo mejor creo que esos no volverán. ¿Qué es lo que te pasa Isabel? 
- Nada.
- ¿Nada? Y por nada te dejan sola tus amigas... Aquí hay una de dos, es que tus amigas no soportan esa actitud que tienes últimamente o simplemente es que no son tus amigas y no se porque me da el pálpito que encaja mas la primera opción.
- Eres tú Mateo. ¿No te das cuenta? Tienes la culpa de todo. 
- ¿Yo?

   Se echa a reír a carcajadas, esa actitud me enfurece aún mas...

- ¿De qué coño te ríes?
- ¡Está loca Isabel! 
- ¡PERDONA! Estás hablando con Isabel Espinosa, salvo vidas todos los días y curo a los enfermos al igual que tú. Estás faltando el respeto a mi profesión llamándome loca, y eso; no te lo voy a permitir.
- Disculpa Isabel, al interrumpirme no me dejaste acabar... Quería decir que estás loca por mi. 
- Tu no tienes vergüenza...
- Y tú tampoco, que vas por ahí regalando besos mágicos a cualquiera. Ahora, estas son las consecuencias.
- Te he dicho que te olvides de eso. Pudo ser cualquier otro, ¿cuantas veces tengo que repetírtelo?
- Tienes razón pudo ser cualquier otro, pero fui yo. Es lo que hay... Acéptalo, cuando abriste los ojos y me viste por primera vez te volví loca al igual que tú a mí y por eso saliste corriendo; porque yo no estaba en tus planes, no estaba en tus planes que tener esa reacción porque te gusta tenerlo todo bajo control y que salgan las cosas como quieres, pero esta vez no fue así; y lo peor de todo es que no lo reconoces. Eso te está matando al igual que la absurda culpabilidad que tienes metida en tu cabeza. Asocias la desafortunada muerte de Gustavo conmigo. Te castigas por lo que sentiste por mí, aún no habiendo roto con el, te engañas a ti misma y como lo sabes; te castigas alejándote de mi, siendo yo el daño colateral de tu absurda batalla sin sentido. 
- Mateo, eres muy pesado ¿te lo han dicho alguna vez?

    Nos echamos a reír los dos...

- Mas que pesado, insistente. 
- Tienes razón, la verdad que tienes razón en casi todo lo que me has dicho y precisamente mis amigas encajan en la primera opción, como bien has dicho antes. No lo estoy pasando bien Mateo. No sé que me pasa últimamente pero el mal humor me supera. Quiero estar bien, pongo todo de mi parte y de pronto me derrumbo nuevamente. Tengo muchos remordimientos con Gustavo, no debí llegar hasta final, solo me ha servido para hacerme daño porque no soy así, ¡yo no soy así! Pero me sentí tan utilizada, tan traicionada. Gustavo y yo hemos sido amigos desde la infancia, después pareja y enterarme que llevaba dos años engañándome me llenó de sed de venganza, de ira hacia él. Mi padre confiaba ciegamente en el y dejó su empresa en sus manos, dándole carta libertad en todo y encima el solo quería casarse para quedarse con el resto de acciones; imagínate cómo me sentía, mi rabia aumentaba por día y para colmo llegaste tú, que de una forma u otra también le fui infiel contigo y además me sirvió para darme cuenta que realmente no había estado nunca enamorada de él; era comodidad, era un gran amigo que se convirtió en novio al que quería muchísimo pero del que nunca estuve enamorada; por eso no debí de hacer lo que hice y lo peor es que el pasado no se puede cambiar. Llevo un mes despertando de madrugada con pesadillas, puedo verlo en sueños con Carmen y me culpan de estar muertos; otras veces veo su sombra tras de mí en sueños y el miedo que me provoca es aterrador... A veces siento que me estoy volviendo loca porque no puedo mas.

   Me derrumbo sin consuelo, las lágrimas no dejan de correr por mi cara y lo peor es que no me veo capaz de parar.



domingo, 13 de noviembre de 2016

Error

Estimad@s lector@s,

   Siento comunicaros que debido a problemas técnicos lejos del alcance de mis manos; el capítulo de hoy no se publica. En cuanto dicho problema esté solucionado, podréis disfrutar de ese capítulo VII que tanto ansiáis. 

Disculpen las molestias y estar atent@s...

¡Feliz domingo a tod@s!

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Remordimiento (segunda parte)

Capítulo VI



- Isabel...
- Dime María.
- ¿Quieres que te traiga algo de comer? 
- No María, gracias.

   Cierra la puerta de la consulta y se sienta frente a mi.

- Isabel, no puedes seguir solo a base de café, te vas a poner mala.
- De verdad María, no me apetece nada. Cuando tenga hambre comeré. Además ya solo me queda una hora. En cuanto llegue a casa como algo. 
- Esta bien. Bueno, estaré hasta y media en el bar, si cambias de opinión porque tu barriga empieza a quejarse, me avisas.
- Si pesada. Ve tranquila. 

    Sale de la consulta y...

- ¿Se puede?
- No se para que preguntas, si estás entrando a la vez...
- Isabel, voy a salir a comer...
- Mateo, no tengo hambre.
- Se puede saber ¿qué es lo que te pasa conmigo? 
- Nada, simplemente estoy cansada de repetir una y otra vez que no tengo hambre. Cuando me apetezca comer comeré. Acaba de salir María preguntándome lo mismo hace un segundo.
- Isabel yo no soy adivino. Simplemente te he preguntado porque no has salido a comer en toda la semana.
- Bueno Mateo, no es tu problema.
- Eres una estupida Isabel.
- Y tú un entrometido. 
- Me meto en lo que me importa y tú me importas. No se por que estas así conmigo, han pasado dos semanas Isabel y tú cambio viene desde...
- A Gustavo ni lo nombres.
- Yo no he nombrado a Gustavo Isabel. Creo que te estás equivocando.
- Bueno Mateo, sigue siendo mi problema; no el tuyo. ¿Qué te importan a ti mis cosas?
- Me importas tú, te lo vuelvo a repetir y esa actitud para conmigo desde que falleció Gustavo no la entiendo. Lo único que he hecho es apoyarte. 
- Yo no te he pedido nada. 
- Claro que no. Lo he hecho porque he querido, PORQUE ME IMPORTAS ¿te queda claro? 
- Sal de mi consulta, estás perdiendo la hora de tu comida. 
- ¿Y a ti qué te importa que pierda mi hora de comida? 
- A mí nada. Absolutamente nada... 

    Me estoy empezando a poner de los nervios... Quiero que salga de aquí ¡ya! 

- Y ahora por favor, sal de mi consulta, no te lo quiero volver a repetir, déjame sola y hazte un favor a ti mismo. Deja de preocuparte por mí o mejor dicho deja de preocuparte por alguien a quien tú no le importas.
- ¿Estás segura? 
- Si, estoy segura Mateo. Realmente me pillaste en un momento de debilidad, me serviste de distracción para mantener la mente fría y así poder conseguir mi objetivo. Ahora que ya todo eso forma parte del pasado, tú te quedas justo ahí. Eres pasado Mateo. Una aventura pasada y punto. Y no me vengas con chorradas cursiles como... Me encantó ese beso, etc... Ese beso al que le has dado tanta importancia fue al azar e igual que tu, pudo ser otro cualquiera. No eres especial Mateo.

   Frunce el ceño y da un golpe en la mesa de mi consulta con ambas manos mirándome fijamente a los ojos...

- Tu para mí si lo eras. Y ese beso también lo fue, la noche que pasamos juntos también... 

   De repente entra María. 

- ¡Lo siento!
- No María pasa, el doctor Fernández ya se iba... 

   Me mira súper enfadado y sale de mi consulta completamente en silencio. 

- María cierra por favor.
- Isabel, lo siento.
- No pasa nada, ¡uf! Menos mal que has llegado. Me estaba poniendo muy nerviosa. 
- ¿Pero qué te pasa con el Isabel? 
- Nada María. No empieces tú también a preguntar... No me cae bien y punto. No lo soporto, me molesta su presencia ¿quieres que te diga mas?
- Pues hija, eres la única que opina eso. Además de guapo e inteligente, es amable, muy humano, súper gracioso con ese acento andaluz...
- Pues quédatelo María, te lo regalo.
- No Isabel, yo estoy felizmente casada. Pero tranquila que ya se darán de hostias por el. Alguna se lo llevará. Bueno y ahora a lo que venía. Como no querías comer te he traído un café calentito como a ti te gusta.
- Gracias guapa. 

   Sale María de la consulta y me hecho las manos a la cara respirando... No sé cuánto tiempo mas voy a poder sostener esta situación. Intento centrarme en mi trabajo y empiezo nuevamente a pasar consulta.

                              ... 

   Entro en casa súper cansada y suena mi teléfono. ¡Uf! ¿Quién será ahora?

- Dime Sara.
- Isabel, voy a casa de mamá ¿quieres que pase a por ti?
- No Sara, vengo de allí. Salí de trabajar y me fui a verla directamente, ahora acabo de llegar a casa y me voy a dar una ducha que la necesito urgentemente.
- ¿Estás bien? 
- No Sara, no estoy bien. Han pasado demasiadas cosas en prácticamente un mes. No se... Parece un mal sueño del que me gustaría despertar. 
- Es normal Isabel, demasiado bien estás. Por cierto ¿y Mateo?
- ¿Que pasa con el? Allí trabajando estará... Hoy se ha puesto pesadito.
- ¿No crees que te estás pasando? 
- Sara no estoy para aguantar a nadie y menos romantiqueos y tonterías... Además quiero estar sola.
- Perfecto ¿quién te dice que no? Pero es tu compañero, deberías por lo menos ser amable y tener un trato cordial con el. Además se ha portado muy bien contigo. Ayer te oí hablarle mal y no quise decirte nada porque no era el momento, pero me pareció fatal. Tú no eres así. Tienes que volver a ser tú. La agradable y simpática Isabel que siempre has sido. Me duele verte así de amargada.
- ¿Cómo quieres que esté Sara? ¿Te has puesto en mi situación? Ni siquiera pude ir al entierro de Gustavo porque no fui capaz de mirar a su madre ¿sabes? No me machaques mas... Déjame tranquila. Me tenéis todos cansada, todo el día pendiente de mi, que si como, que si me encuentro bien, os pasáis el día repitiéndome que no he tenido la culpa de nada pero todos en el fondo sabéis que sí... Lo único que quiero es que me dejéis en paz. Quiero estar sola ¡tampoco estoy pidiendo tanto!
- Está bien Isabel. Cuando te apetezca hablar me llamas. Y no vuelvas hablarme así nunca mas. Lo único que hemos hecho es apoyarte porque sabemos lo duro que está siendo todo esto para ti. Pero si lo que quieres es estar sola como dices. Pues nada, quédate con tu soledad a ver así te encuentras mejor.

   Cuelgo el teléfono y me vengo abajo, no puedo seguir así, no puedo mas con esta ansiedad que no me deja respirar. ¿Por qué tuve que seguir adelante con todo ese ridiculo plan de la no boda? Gustavo seguiría vivo... Y además tenía razón, yo vi un escape para terminar porque realmente no estaba enamorada de él. No lo estaba. No me pegaba ese orgullo porque no sentía por él lo que tenía que sentir... Me he estado engañando, podíamos a ver seguido siendo esos buenos amigos que siempre fuimos. Mi ridiculo orgullo ha destrozado a dos familias... ¿Cómo he podido ser tan mala y egoísta? Solo he pensado en mi, en mi absurda venganza sin sentido. Llaman a la puerta... 

- Blanca...

   En cuanto la veo, la abrazo sin parar de llorar.

- Isabel, por favor... Tranquila, he venido porque sabías que estabas mal. 
- Blanca no puedo con esta culpa que siento dentro de mi. No quiero seguir viviendo así, no puedo.
- Isabel por favor no me digas eso. Tranquilizate y escúchame ¿ok?
A ver... Yo se que toda esta situación te está superado. Han sido cosas muy fuertes las que te han pasado en menos de un mes y lo mas normal del mundo es que estés así. Pero tienes que resetearte; en primer lugar tienes que dejar a un lado ese sentimiento de culpa que tienes que no te está dejando seguir con tu vida. Las personas saben el día que nacen pero no el que van a morir, Gustavo y Carmen no estarían aquí tampoco a día de hoy, aunque hubieses anulado la boda. En vez del accidente al salir de allí lo hubiesen tenido en algún otro lugar; y juntos, porque estaban juntos Isabel. Ese era el día de los dos, lo único que cambia es la circunstancia. No puedes luchar con el destino Isabel. Las cosas pasan porque tienen que pasar y punto. Tú no has cogido una pistola y te has liado a tiros con los dos para quitarlos del medio. Eso si hubiese sido un asesinato. Por lo tanto, han muerto en un accidente en el que tú no has tenido NADA QUE VER... A ver si así; te va quedando claro. Y no te machaques mas con eso. Lo que vas a conseguir es no poder salir de ese bucle en el que estás metida y coger una depresión de caballo. En segundo lugar tu salud es lo primero, no puedes seguir alimentándote de café. Llevas una semana dura de trabajo y se que no has comido nada, ningún día además. Estoy muy bien informada.
- He comido hace un rato en casa de mamá. 
- Pues perfecto eso es lo que tienes que hacer. Y en tercer lugar como decía mi queridísima Coco Chanel, arréglate aunque solo sea un poco, ya no por ti si no por educación. ¿Has visto las pintas que llevas? ¿Te has visto la cara Isabel?estas tratando a pacientes y tú pareces la enferma. Vamos a ver POR FAVOR.
- Está bien. 
- No me digas está bien para que me calle. Esta bien es ESTA BIEN de verdad ¿me lo prometes? 
- Te lo prometo Blanca. 
- ¡Ah! Y otra cosa... ¿Se puede saber que te ha hecho Mateo para que estés así de borde con el?
- No me hables de el, por ahí no paso.
- Pues dame una respuesta para quedarme conforme porque no entiendo nada. 
- No me pasa nada con el, no me cae bien, me molesta todo el. 
- Pero ¿por qué Isabel? 
- Porque soy una estupida como él dice y punto.
- ¿Qué te ha llamado estupida? ¡No! ¿Eso cuando ha sido?
- Hoy, en mi consulta.
- Pero ¿por qué? Cuéntame de una vez porque no entiendo nada, entró en tu consulta te dijo estupida y se fue...
- ¡Qué dices tonta! 
- Bueno, por lo menos he conseguido sacarte una sonrisa... Ahora cuéntame todo.
- Nada Blanca, entró en mi consulta para preguntarme si quería algo de comer y justo antes me lo había preguntado María, entonces le conteste mal la verdad. No se que pasa con el Blanca, al mirarlo siento que he engañado a Gustavo. Además ya no podría estar con el.
- Pero vamos a ver Isabel. Gustavo te había engañado con Carmen, llevaba dos años engañándote.
- Ya lo sé, pero...
- ¡Pero nada! No hay mas, no buscas mas porque es así de sencillo. Él te traicionó, él te engañó hasta el último momento y si no hubiese sido porque lo descubriste todo de casualidad hubiese seguido engañándote Isabel. Que haya muerto no lo convierte en un santo. Me da mucha pena la forma en que ha terminado todo, pero la realidad es solo una.
- Yo no estaba enamorada de él Blanca, me di cuenta cuando estuve con Mateo. He sentido mas con Mateo que con Gustavo en seis años por eso me siento culpable.
- No puedes sentirte cumpable por eso Isabel, es absurdo. Quizás es verdad que no estabas enamorada de Gustavo, además eso muchas veces lo hemos hablado, estabas comoda con el, era un buen amigo que se convirtió en tu compañero e incluso cuando me dijiste que te casabas discutimos por eso mismo ¿lo recuerdas? 
- Si, pero yo creía que si. 
- Pues ya está Isabel, no le des mas vueltas y quizás si no hubiese aparecido Mateo como tú dices no te hubieses dado cuenta. Bueno, ahora hazme un favor. ¿Mañana coincides con el?
- Si, claro.
- Pues buscas un hueco aunque sea para un café y te disculpas. Estás siendo muy injusta con él y Mateo se ha comportado en todo momento como un caballero contigo, desde el principio. 
- Ya lo sé, tienes razón. Mañana hablaré con el.

   Nos abrazamos y se queda a pasar la noche conmigo. La verdad que Blanca es mi mejor consejera, siempre consigue llegar a mi corazón...

domingo, 6 de noviembre de 2016

Remordimiento.

Capítulo VI



   Después del inesperado rescate de mi jerezano guapo... Nos dirigimos hacia mi casa para quitarme este vestido; ya que Mateo insiste en llevarme a no se donde... está súper nervioso, se le nota una barbaridad y yo estoy que no me lo creo.

- ¿Cuánto tiempo llevabas allí escuchando? 
- Casi desde el principio. ¡Imagínate! Antes me dabas miedo; pero ahora más...
- ¿Miedo de mi? ¿Por qué?
- Porque después de ver tu actuación creo que debería de pensarme mejor las cosas... 
- ¡Oye! 

   Le pongo mala cara y el se ríe...

- No hables de lo que no sabes Mateo. 
- Ya tu hermana me informó; la verdad que hubiese estado mejor aún, que las imágines hubiesen hablado por sí solas...
- No creas que no lo pensé. Pero hubiese sido una humillación para su familia, sobre todo para sus padres y ellos no tienen culpa alguna de los actos infieles de su hijo. Además yo, a su madre la adoro. 
- Tienes razón Isabel. Pero a toro pasado no hay que echar vista atrás ¿no? Así que ahora en cuanto lleguemos, cámbiate rápida que te voy a llevar a ese sitio misterioso que te va encantar...
- ¡Ah si! 
- Si y no me pongas esa cara porque no pienso decirte nada. Y ahora; andando que ya hemos llegado...
- ¿No subes? 
- No; así tardaremos menos ¡hazme caso! 

   Me sonríe pícaramente mientras me guiña. Bajo del coche para subir rápidamente, me vuelvo y le pregunto... 

- Mateo ¿formal o informal? 
- Estas guapa de todas las formas así que como te apetezca...
- Buena cosa me has dicho.

   Nos echamos a reír... Cuando entro en casa cojo mi teléfono y tengo diez llamadas perdidas de mi hermana Sara y dos del hospital... 

- ¿Sara que pasa? 
- Hermanita ¿donde estás?
- Acabo de entrar en casa ¿qué te pasa en la voz? 
- Quédate ahí, enseguida voy... 
- Sara, Mateo esta abajo esperando. He subido solo para quitarme el vestido.
- Te he dicho que no te muevas de ahí. 
- Me estás asustando ¡me quieres decir que pasa de una vez! 
- No preguntes más Isabel. Lo sabrás en cuanto llegue...

   ¿Me ha colgado? ¡Ay Dios mío! ¿Habrá pasado algo? Llamo a mamá; no contesta, llamo a mi hermano; apagado... Me quito el vestido rápidamente y me pongo mis denim boyfriend con la primera camiseta que pillo, mis converse de batalla y suena el timbre...

- Mateo, lo siento; me ha llamado mi hermana y viene para casa. Seguro que ha pasado algo. Mi madre no responde a mis llamadas; mi hermano tiene el teléfono apagado ¡ay! También tenía dos llamadas del hospital, voy a llamar a ver si saben algo...
- Isabel por favor respira, no llames a nadie aún. Espera a que llegue Sara por favor. 
- ¡Mirame! ¿Tú sabes algo?
- No Isabel. Pero tu hermana me ha llamado y me ha pedido por favor que subiera. 
- Vamos para abajo Mateo, me estoy poniendo de los nervios sin saber que es lo que está pasando...
- Isabel por favor, esperémosla aquí. Si me ha pedido que suba será por algo... 

   La cara de preocupación de Mateo delata que está en la misma situación que yo... No sabe nada y al fin suena el telefonillo.

- Isabel abre.
- Mateo es mi hermana, ya viene para arriba.
- Tranquila Isabel por favor.
- ¿Por qué me dices tranquila?
- Porque mira cómo estás; dando vueltas de un sitio a otro sin parar...

   Abro la puerta y me asomo al ascensor a ver si aparece Sara...

- Isabel.
- Dime Sara por Dios, me va dar algo.
- Isabel, escuchame tranquila por favor. 
- Si, venga ya Sara. 
- Es Gustavo.
- ¿Qué? ¿Qué le pasa?
- Ha tenido un accidente al salir de Palacio de Negralejo con Carmen. En el primer cruce, Carmen ha fallecido en el acto y Gustavo está en UCI de traumatología muy grave.
- ¿Qué? 

    Los remordimientos desbordados que siento dentro de mi pecho me asfixian de tal manera que estoy completamente paralizada. 

- Isabel por eso no quería decírtelo por teléfono. 
- !No! ¡No! ¡No!
- Tranquilizate Isabel, tú no tienes culpa de nada... 
- Sara, tengo que verlo.

   Limpió las lágrimas de mi cara, cojo las llaves de mi coche y abro la puerta. Mateo me para el paso.

- Isabel por favor, dejad que os acerque al hospital, no podéis conducir así ninguna de las dos. 
- Si Isabel por favor, yo tampoco estoy para conducir. Ni siquiera se como he llegado. 

   De pronto empieza a nublarse mi vista, todo me da vueltas, solo oigo un leve murmullo de fondo y de pronto... 

                              ...

- Isabel ¡mirame! ¿Te encuentras mejor?

   Estoy tumbada en mi sofá, con los pies en alto. No me lo puedo creer ¡he perdido el conocimiento! 

- Isabel te has quedado en shock y eso te ha provocado un desmayo. Ahora por favor escúchame. Ya me he informado; Gustavo está muy mal Isabel. Tiene una hemorragia interna con un traumatismo cráneo encefálico. Eres médico, ya sabes lo que te vas a encontrar. Por eso te pido que mantengas la calma. No has tenido nada que ver en este desafortunado accidente ¿me oyes? 

   Me incorporo mientras Mateo sigue hablando...

- ¡Vamonos! 
- Venga vamos. 

   Dice mi hermana sin parar de llorar...

- Hermanita, tenía que decírtelo; lo siento.
- Si Sara. 

   Cojo mi bolso y bajamos para que Mateo nos lleve. No me puedo creer lo que ha pasado... La inmensa pena que tengo no me permite ni hablar. El coche trasmite un silencio escalofriante. Giro la cabeza hacia la ventana y de forma inevitable empiezo a recordar cuando Gustavo y yo éramos unos niños e íbamos juntos al colegio, nuestras tardes de verano siempre jugando al escondite por la noche y contando películas de miedo; cuando ya adultos me hizo saber de sus sentimientos hacia mi... Las lágrimas no dejan de brotar por mi cara sin pausa alguna. El sentimiento de culpa me puede... Si hubiese dicho si quiero esta desgracia no habría sucedido o quizás, si simplemente, hubiese hecho lo que muchas veces pensé, decirle que sabia la verdad y anularlo todo... 
   Ya hemos llegado. Bajo del coche y oigo como mi hermana habla algo con Mateo, pero solo oigo un murmullo, es como si todos mis sentidos estuvieran conectados con el pasado, los recuerdos de Gustavo no me dejan prestar atención a otra cosa. 

- Isabel, no voy a entrar con vosotras... 
- Claro que no.
- Por favor, mantén la calma y para cualquier cosa que necesites sea la hora que sea solo tienes que llamarme. Además mañana estoy de guardia. Estaré muy cerca ¿ok?
- Gracias Mateo.

   Adelanto el paso a mi hermana mientras le da las gracias a Mateo.

- Isabel, espera...
- Rápida Sara. Yo entro por aquí, ve tú por allí que es donde estará mamá y los familiares de Gustavo.
- Isabel...
- Si Sara, no me digas nada mas. Hazme el favor.

                              ...

   Me tiembla todo el cuerpo, entro en la habilitación y ahí está; solo la impresión de verlo ahí totalmente conectado me hace derrumbarme nuevamente... Lo cojo de la mano y alzo la mirada al techo de la habitación para dejar de llorar por lo menos en este instante en el que quiero hablar con el... -Gustavo, soy yo; Isabel. Lo siento, lo siento muchísimo, perdóname por favor... Nunca pensé verte así, nunca te deseé nada malo; me siento muy mal. Quiero que sepas que te he perdonado, absolutamente todo. Eres mi amigo de toda la vida, no puedes irte así, tenemos que hablar. Gustavo por favor, no quiero que te mueras...- Mis lamentos se vuelven incontrolables, me estoy engañando, clínicamente está muerto ya, pero... No lo puedo creer. Todo es culpa mía, no me lo voy a perdonar nunca. Ni siquiera puedo mirarlo ¡Ay Dios mío! ¿Por qué? 

   Entra en la habitación mi colega Santiago y yo estoy completamente derrumbada...

- Isabel por favor, sal conmigo. Tienes que tranquilizarte.
- Santiago, lo he matado yo. Ha sido mi culpa, todo es culpa mía.
- Isabel no digas tonterías por favor. Ven conmigo. 
- No quiero, me quiero quedar aquí con el.
- Isabel, tú mejor que nadie sabes como funciona esto. Lo hemos hablado antes de que entraras. 

   Limpio mis lagrimas y respiro hondo...

- Tienes razón. Salgamos fuera. 

   Dejamos la habitación de Gustavo y antes de salir vuelvo la mirada... Esperando un milagro que es lo único que podría salvarlo de una muerte segura. Mis compañeros me abrazan y no encuentro la forma de calmarme... 

- Tomate esto Isabel, te hará bien.
- No Salvador.
- Por favor Isabel.

                             ... 

   Han pasado cuatro horas y me encuentro con algo mas de fuerza para poder salir a hablar con sus padres... 
Abro la puerta para dirigirme a la sala de espera de los familiares y ahí me encuentro a mi madre y mi hermano. Ambos se levantan para abrazarme, pero no veo a María ni tampoco a Tomás. 

- Mamá ¿Dónde están los padres de Gustavo? 
- Acaban de salir hace un minuto para hablar con el médico. ¡Qué tragedia Isabel! 

   Mi madre empieza a llorar y yo me derrumbo con ella nuevamente. 

- Mamá yo...
- Tu nada Isabel. No quiero por favor que pienses ni por un solo instante en que has tenido la culpa de nada. El destino le ha jugado una mala pasada...
- No mamá, el salió de allí muy humillado, estaría impotente por lo que le hice y conociéndolo saldría de allí cegado por la ira... Esto no hubiese pasado si hubiese anulado la boda antes. Mamá yo soy la responsable, yo lo he matado. 
- No hija por Dios, qué barbaridad estas diciendo. 
- No puedo vivir con esta culpa mamá.

   Mi madre me da un beso secando mis lagrimas, cuando en este mismo instante entran los padres de Gustavo.

- María yo...

   Para mi sorpresa me abraza con los ojos llenos de lágrimas y yo siento que se me rompe el corazón.

- Isabel, ¡ay Isabel! Mi niño... ¡Mi niño! 
- María lo siento muchísimo. Yo no quería esto, yo nunca pensé que pasaría algo así... María...
- Tu no tienes la culpa hija... Las cosas pasan porque tienen que pasar, pero mi niño no merecía algo así, nadie merece algo así. Estoy desesperada Isabel, acabo de hablar con los médicos y me han dicho no hay posibilidades, dime que no es verdad Isabel, tú eres médico ¡haz algo por favor! 
- María, la hemorragia interna lo ha complicado todo aún mas. El traumatismo cráneo encefálico que ha sufrido Gustavo podía tener algo de esperanza si no hubiese ido de la mano de esa hemorragia. 
- No me digas eso Isabel... 

                               ... 

             TRES SEMANAS DESPUES