Translate

domingo, 30 de octubre de 2016

La "No" Boda

Capítulo V



  Doy un respingo para atrás... ¡No puede ser! 

- ¡NO SOY ISABEL MATEO!
- Deja ya de mentirme Isabel, no tienes ninguna hermana gemela ¿crees que soy tonto o qué? 

   Esta situación se está yendo de mis manos. No se que hacer ni que decir. 

- ¡Mírame Isabel! En el coche no contestaste a la llamada porque te llamaba una tal Sara, lo vi en la pantalla. Después me dijiste que llamarías a tu hermana y aunque te alejaste te oí decirle hermanita y después Sara. En la cena me dijiste que estabas muy liada entre el hospital y los preparativos... Después te quedaste callada porque sabías que habías metido la pata y me dijiste que era tu hermana que te mandaba hacer recados, más tarde te llamé por dos veces Isabel, y me contastes. Por no hablar de tu cara en el hospital cuando María nos presentó y empezaste a decir nombres... Son muchas coincidencias y sinceramente no creo en las casualidades. ¡Ah! por último, entro en tu habitación y me encuentro con tu vestido de novia. ¿De qué va todo esto? 
- Vete de mi casa Mateo. 
- No me voy, ¿por qué te vas a casar con ese tal Gustavo? No lo quieres, de ser así no estarías aquí conmigo ahora mismo. 
Déjame conocerte Isabel por favor, se que aún es pronto para hablar de amor porque apenas nos conocemos, pero no te voy a dejar salir de mi vida tan fácil. Para eso entraste en ella sin avisar; y me encantó Isabel ¡mira como estoy! ¡Mírame! Estoy desesperado porque se que no me quedan días, porque se que eres Isabel, mi nueva compañera, la misma que se casa en dos dias y la misma que me dió aquel maravilloso beso en ese pub. 
- Mateo por favor, sal de mi casa. 

   Se levanta del sofá, se mete la mano derecha en el bolsillo del pantalón, se dirige hacia la puerta sin mirar atrás, la abre y se va. 
   Yo empiezo a llorar porque soy el peor de los desastres. Todo esto me pasa por no filtrar mis pensamientos, hablo directamente con el corazón y por eso se ha dado cuenta que soy yo ¡qué vergüenza! Y lo peor es que voy a tener que verle la cara en dos semanas... Tengo una presión que me oprime el pecho; son demasiadas cosas juntas, todo me está pasando a la vez ¡no puedo mas! Debería llamar a Mateo ahora mismo... Pobrecito como he podido hacerle esto. ¡Soy una hija de puta! Lo voy a llamar... Si, lo voy a llamar.
   Cojo mi teléfono, busco su contacto y empiezan los tonos ¡venga Mateo! Respóndeme por favor. Con ese espectacular beso que me ha dado, yo cojo y le digo que se vaya ¡si es que no estoy bien! 

- Dime Isabel.
- Mateo, discúlpame por favor. Son los nervios, los tengo disparados.
- ¿Estás llorando? 
- Si me duele mucho el pie. 
- ¡Ja! ¡Claro por el pie! Isabel, si vas a ser sincera, doy media vuelta sin pensarlo mas. Pero si vas a seguir con ese jueguecito que te traes... Paso olímpicamente. 
- Mateo has llegado a mi vida en un momento muy delicado. No puedo decirte nada más... Créeme no es lo que piensas.
- ¿Te vas a casar el sábado? ¿Eres tú Isabel verdad? Por favor dime la verdad porque me estoy volviendo loco.
- Si Mateo, soy Isabel y soy la misma que se casa este sábado. Pero...

   ¿Me ha colgado? ¡Qué fuerte! No me lo puedo creer... Pues que le den por el puto culo al jerezano este de mierda, a ver que se ha creído. Aparece en mi vida y en una semana quiere que no me case... ¿Pero de qué va? Mira que le dije a Blanca que tenía un punto sicopata. Aquí está la prueba de la verdad... Tengo un cabreo dentro de mí que no me duele ni el pie. Eso otra... Cojo y me caigo justamente hoy ¡muy bien Isabel! Creo que me voy hacer una tila, bueno mejor una fuente... Estoy que no me aguanto. Oigo como llaman a la puerta muy despacito ¡ay que miedo! ¿Quién es a estas horas? 

- Isabel abre, soy Mateo.
- No, no te abro.
- Isabel por favor es muy tarde abre, no quiero elevar la voz.
- ¿Por qué me has colgado? 
- Me quede sin batería, ¿me quieres abrir la puerta por favor?

   La abro y ahí está empapado, con el brazo apoyado junto a mi puerta y su cabeza dejada caer en su brazo... Levanta la mirada y se ríe. ¡Oh! ¡Oh! No debería de haberme enseñado mi punto débil... Lo cojo de su camisa atrayéndolo hacia mi a la vez que lo beso, él me corresponde como nadie nunca antes lo había hecho. Esto si es pura química, al quitarle la camisa toco su cuerpo humedecido y yo estoy en la cumbre de la excitación. Me coje en sus brazos y me sube en la mesa del salón, nunca en mi vida he tenido tantas ganas de sentir a alguien dentro de mí como las tengo en este mismo instante, me arranca la camiseta y la temperatura de mi cuerpo se eleva al máximo nivel, yo le desabrocho el pantalón mientras él me tumba hacia atrás besándome el cuello y bajando por mi pecho mientras me desnuda; me incorporo cogiendole su cara y el me besa introduciendo por fin en mi su miembro erecto dentro, gimo de placer; no quiero que este momento termine nunca, sentirlo dentro de mí es la mayor excitacion de placer que he experimentado hasta hoy, por lo que me deja claro que es él, el hombre que yo estaba esperando... 
   Después de este maravilloso momento nos levantamos de la mesa y me mira fijamente, me derrito al mirarlo y observo la belleza salvaje de su cara ¡me encanta! Como dos niños estamos aquí sentados en la mesa completamente en silencio y es cuando no puedo evitar que me de la risa. Me da un cortito beso de esos que me encanta y me coge la punta de nariz... Al mirarlo lo noto agobiado.

- ¿Qué te pasa Mateo?

   Le digo mientras me bajó de la mesa... 

- ¿Tú qué crees? 

   Se baja el también y lo cojo de la mano para llevarlo a mi habitación... Aunque no me da tiempo a dar dos pasos cuando vuelve a cogerme en brazos.

- La señorita debe estar en reposo veinte cuatro horas...
- Quédate conmigo Mateo.
- Yo me quedo encantado Isabel, el problema es que mañana no podrás decirme lo mismo y eso me está matando.

   Nos tumbamos en mi desecha cama y él me arropa en su pecho ¡esto es muy fuerte! Tenemos justo en frente mis dos vestidos de novia... Nos envuelve el silencio, solo escucho los latidos de su corazón y es mejor que un tranquilizante, es lo que necesito en este momento. Llevo noches sin dormir; Lo oigo suspirar y de pronto.

- Isabel.
- Dime Mateo.
- ¿Por qué? 
- Mateo por favor. Ahora quiero disfrutar de este momento. Mañana es futuro y ahora lo único que quiero es quedarme con el presente, quiero quedarme contigo. 
- No me basta Isabel. Quiero mas...

   Le hago un gesto de silencio con mi dedo índice en su boca y el cierra los ojos y vuelve arroparme en su pecho. Cierro los ojos y dejo por fin mi mente en blanco... 

                               ...

- ¡Isabel! ¡Isabel hija! Ya estamos aquí...

   ¡Mierda! ¡Joder! 

- Ya voy mama... Un segundo, no entres en mi hábitacion hay una sorpresa que no quiero que veas aún. 
- Está bien, voy haciendo el café, date prisa que está al llegar tu hermana con las tatas. Por eso vine antes, sabía que estarías dormida.

   ¡Ay Dios mío! Este hombre está profundamente dormido, le susurro...

- Mateo, Mateo...

   Sonríe y seguidamente abre esos ojos verdes ¡ay Dios mío! ¡Qué guapo! Me da un beso...

- Mateo espera, está mamá en el salón.
- ¡Perfecto! No pensaba conocer a mi suegra tan pronto, pero... 
- Cállate tonto. Ahora por favor voy a vestirme no salgas de aquí.
- Vale; con una condición, deja a Gustavo y vente conmigo... 
- ¡Hecho!

   Me mira sorprendido y suelta una carcajada, le tapo la boca con mi mano y me tira un bocado ¡este jerezano es muy salvaje! No me deja levantarme y se pone encima de mi...

- Mateo por favor ¡quita!
- ¡Hermanita!
- Ya voy Sara no entres por favor.
- Mateo déjame vestirme por Dios...

   Mateo no para de darme besos por todas partes...

- Con que esa es Sara ¿no? Que mal mientes Isabel.
- Ya lo sé y ahora déjame que eres muy pesado...

   Se ríe a carcajadas y le vuelvo a tapar la boca.

- Lo siento hermanita pero no aguanto más las ganas de ver esa sorpresa; total ya no queda nada ¿qué haces todavía en la cama? Levanta Isabel que están ahí las tatas...
- Te he dicho que no entres, Sara...
- Ya sabes cómo soy, venga levanta. 
- No te acerques más Sara; estas advertida...
- ¿Pero de qué me vas a advertir tú a mi? Deja lo que sea que te estás tomando hermanita, estas fatal últimamente...

   Se ríe mientras se acerca a mi cama, ¡no por favor! Y este hombre aquí desnudo bajo mis sabanas... Le pongo aún más cogines encima para que no se note... 

- ¿Qué quieres que te levante como cuando éramos pequeñas? ¡Arriba!

   ¡Tierra trágame! De un tirón me destapa quedando al descubierto Mateo ¡Ay Dios mío! ¿Ahora qué hago? ¿Qué digo? Mi hermana da un grito, yo me echo las manos a la cara y Mateo dice    -¡hola!- mientras sale con la sabana liada corriendo había el baño. ¡No me lo puedo creer! 

- Me puedes explicar ahora mismo ¿qué significa esto? ¿Quién es ese hombre? Te has pasado Isabel. Termina de vestirte, te espero en el salón.

   Sale de la habitación súper enfadada, pero yo no me siento mal, bueno si, porque ella no lo sabe, cuando se lo cuente se alegrará. Entro en el baño para decirle a Mateo que se quede en mi habitación hasta que se vayan... 

- Mateo...
- ¡Isabel! ¿Qué te ha dicho tu hermana? ¿Ahora qué hacemos? 
- Tu nada, vístete y quédate en mi habitación. Cuando se vayan te aviso... 
- ¿Estás bien Isabel?
- Si... Tranquilo. Todo va a salir bien...
- Pero, ¿te vas a casar?
- Si, pero no. Te he dicho que no preguntes mas. 
- Isabel, entro a trabajar a las ocho...
- Por dios Mateo son las diez de la mañana nada más... 

   No puedo evitar reírme y él se contagia enseguida mientras me da un beso... 
Y por fin salgo de mi habitación; ahí están todas dale que te dale al pico pero Sara permane callada y mirándome fatal...

- ¡Ay mi sobrina bonita! ¿Cómo estas cariño? 
- Estupendamente no la ves...

   Contesta mi querida hermana con sarcasmo.

- La verdad tata que estoy nerviosa, tengo ganas ya, de que pase todo...

   Ahí viene mi madre con la segunda ronda de cafés.

- Toma Isabel, como a ti te gusta... 
- Gracias mamá.
- Estas muy guapa Isabel.
- Gracias tía Marisa.
- Lo que está es súper delgada... Lleva dos semanas que me tiene mala, a ver si pasa ya la boda y me relajo yo también.
- Tienes razón mamá. Es que llevo dos semanas muy malas pero bueno; ya no queda nada.
- Si claro, sobre todo malas ¡ja! 
- ¿Sara que te pasa con tu hermana?
- A mí nada mamá.

                             ...

   Después de horas hablando de todos los preparativos de mí no boda, llega el momento de irse... Y por fin podrá salir ese hombre de ahí, tendrá que estar desesperado ¡ya!

- ¡Ay! Nos vemos en Palacio directamente, estamos deseando verte con ese vestido de novia, que debe ser espectacular.
- ¡Ay si! Bueno hasta mañana, gracias a todas por la visita. Os quiero.

    Salen todas y la última Sara...

- En cuanto salga ese individuo por la puerta me llamas sin falta.
- Si Sara. 

   Cierro la puerta y me dirijo a mi habitación... 

- Ya Mateo, lo siento; no pensé que tardarían tanto en irse. 
- Adiós Isabel.
- Pero... ¿Qué te pasa?

   Sin contestar se dirige hasta la puerta y yo le paro el paso.

- A ver... Mateo por favor; se lo que estás pensando. Por favor te pido que no te hagas ideas raras. De verdad que todo este lío tiene una gran explicación que lo justifica.
- No tengo tiempo para estas tonterías Isabel. 
- No me vaciles Mateo. 
- ¿Qué no te vacile? ¿Yo? Pasamos la noche juntos y cuando llegan tus tías oigo hablar todo el tiempo de tu boda, de lo guapa que vas a estar, de ese sitio tan bonito donde lo vais a celebrar, de lo bueno que es Gustavo, de cuando os conocisteis, de lo felices que sois, de vuestro viaje de novios... ¿Qué clase de persona eres? Bueno; mejor ni me contestes. No me interesa saberlo.

   Abre la puerta y se va... ¡Qué fuerte! Es que tiene razón. Bueno me da igual, se lo explicaré todo el domingo. Ahora me corre más prisa llamar a mi hermana ¡madre mía! Vaya cara de enfado que tenía...

- Dime Sara.
- No, dime tu Isabel. Explícame quien es ese hombre y explícame porque te vas a casar si estás con otro... Desde luego que jamás me hubiese imaginado algo así de tí. No te reconozco.
- Vente para mi casa y te explico todo Sara, lo entenderás; ¡ya verás! 

                             ...

                 Sábado 9:40am 

   Mi casa es una feria, mis amigas por un lado, mi hermana como una moto por otro... Y yo aquí sentada en bragas sin poder ni siquiera levantarme.

- ¿Isabel estás bien?
- Si Sara; de verdad... Lo único que pasa es que me da mucha pena de mamá.
- Mamá ya lo sabe Isabel, se lo he contado todo, le pedí por favor que no te dijera nada y quiero que sepas que está deseando de que dejes plantado a ese capullo en el altar. Dice que es un desagradecido con todo lo que hizo en su día papa por el. No por estar con otra mujer, si no por la sangre fría de engañarte a ti y a todos. Y es verdad Isabel, no sólo te ha engañado a tí, sino a todos nosotros. Así que ahora levántate y ponte ese vestido de viuda que te has comprado y deja de llorar... ¿Vale? Mira que no se cómo me estoy aguantando yo. Si papá estuviese vivo; no te digo mejor lo que hubiese pasado.
- Me siento fatal Sara... Tú sabes que no soy así...
- Yo lo sé. Pero a lo hecho pecho, así que ahora como dice Blanca a coger el toro por los cuernos. Vístete mientras yo me arreglo esta cara...

    Nos reímos y me da un beso en la mejilla mientras limpia mis lagrimas. 

- Eres mi heroína hermanita. 

   Al oír eso de mi hermana; automáticamente sus palabras me dan un chute de fuerza extra para seguir adelante y ahí voy... 
   Me pongo mi vestido negro sin pensarlo más... Total, ya no queda nada. Me miro al espejo, está todo perfecto para la ocasión que es... Me acuerdo en este momento de mi Mateo, es de lo único que tengo ganas. De que termine todo esto para poder explicar todo a mi familia y después por fin estar con el... 
   Entra Luis en la habitación y sale corriendo dando gritos; está que le va dar algo. 

- ¡Ya está lista! La no novia está lista y divina... 

   Después de un momento intimo con mis amigas y por fin mi hermana incluida. No me queda otra que bajar y enfrentarme a la realidad...

- Sara ven un momento. ¿Ahora que le digo a Carlos? Se va sorprender cuando me vea aparecer con este vestido. Me va decir, hermana ¿se te ha ido la cabeza o qué? 
- Isabel, también lo sabe... Se lo dijo mamá. 
- Anda que os habéis quedado calladitas las dos... 
- Era lo mejor.
- Si, Sara si; todo por una buena causa...
- Aunque no lo creas estoy loca porque termine todo y puedas darle la noticia de que no te has casado a ese morenazo. 

   Ahí está mi hermano, vestido de padrino, con los brazos cruzados; fuera del coche mirándome con una cara que no sé si es para bien o para mal...

- ¡Hermanita! Estas perfecta para desenmascarar a ese hijo de puta.

   Me da un beso en la mejilla y subimos al coche, mi hermana Sara sale con las chicas antes que nosotros... Estoy a la espera solo de que me avisen que Gustabo ya está dentro para poder terminar definitivamente con esta pesadilla. ¡Ay mi Luis me llama!

- Ya estamos aquí, en Negralejo, la decoración por cierto espectacular...
- ¡Luis por favor! ¿Ha llegado Gustavo? 
- Si nena, aquí está. Y todos los invitados esperando; así que este es tu momento. Baja del coche como la diva que eres, olvídate del esguince, eso no te duele, eso nunca pasó; y ahora por favor no nos hagas más esperar y sal a reventar a esa asquerosa rana de novio que te habías echao..

   Le cuelgo directamente porque no puedo ni contestar... Abro rápido la puerta del coche y en la entrada de este maravilloso Palacio del Negralejo...

- Isabel ¡por Dios! Deja que te sujete la cabeza...

   Le hago con la mano un gesto para que no se acerque y ¡oh no! Otra vez... ¡Ay Dios mío! Esta fatiga no se me quita. 
Por fin consigo respirar hondo, sacudo mis manos para soltar todos mis nervios recordando todo lo malo que he oído y visto de el, todo el daño que me ha hecho al engañarme de la manera más cruel que existe y por arte de magia desapare todo mi malestar; la rabia que me posee en este instante no me permite ser débil.

- Hermanito ¡vamos! Ahora sí estoy lista...
- Vamos preciosa, quiero que sepas que no puedo sentirme más orgulloso de ti. 

   Las palabras de mi hermano me llegan al alma e inevitablemente corren lágrimas por mi cara, ya hemos llegado al jardín y puedo observar a todos mis invitados en sus asientos. Carlos y yo nos miramos...

- Isabel, estoy aquí contigo. 
- Gracias. 

   Y por fin inicio mi paso al frente públicamente, observo la cara de los invitados, están atónitos de verme aparecer como una viuda... Gustavo está al fondo con su madre y su amigo Ramón; espero que lo haya cogido confesado. Yo sonrío a mi madre y para mi sorpresa me regala un pícaro guiño de aprobación absoluta. 
   Empieza la ceremonia, Gustavo me mira y me pregunta con un gesto sobre mi vestido yo le sonrío falsamente mientras Ramón continúa, hasta que por fin ha llegado la pregunta que llevo dos semanas esperando...

- Gustavo, ¿quieres recibir a Isabel, como esposa, y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarla y respetarla todos los días de tu vida?  
- Si, quiero.
- Isabel, ¿quieres recibir a Gustavo, como esposo, y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarle y respetarle todos los días de tu vida?  

   Ahora sí llegó mi momento y no hay marcha atrás...

- No, no quiero.

   Se escucha un increíble murmullo. Gustavo me mira aterrado y Ramón repite la pregunta. 

- Isabel, ¿quieres recibir a...
- No Ramón, te he oído perfectamente.
- Isabel ¿y esto? 
- Eso te pregunto yo Gustavo, ¿y esto? ¿Para que has montado toda esta farsa?
- ¿Te has vuelto loca? ¿De qué farsa hablas? 

   El silencio exagerado nos envuelve y yo para que aún se oiga todo más alto y claro, le pido el micrófono a Ramón que además él, me cede sin rechistar.

- Disculpen todos. Pero quería que absolutamente todos y cada uno de vosotros estuviera presente en este mismo instante... 

   Veo como Carmen se levanta disimuladamente para irse.

- Carmen, ¿dónde vas con tanta prisa? Eres una de las principales protagonistas de este día. 

   Carmen me sonríe avergonzada y toma asiento nuevamente.

- Espero que no haya más interrupciones porque la verdad; tengo ganas de terminar ya con todo esto. Y ahora vuelvo donde me quedé; como bien os decía quería que estuvieseis todos presentes por una sencilla razón; y así evitar malas interpretaciones y la cotidiana doble versión de los hechos... Este hombre que veis aquí, al mismo que le he dedicado seis años de mi vida, es un mentiroso sin escrúpulos e interesado, por lo único que ha estado conmigo ha sido por interés laboral y social. Este mismo hombre que está aquí a mi lado con el que yo hace dos semanas me iba a casar muy ilusionada,  quiso anular la boda haciéndome sentir culpable de mis sentimientos para así; si conseguía su objetivo "anular la boda por mi parte" y el, quedar de víctima.

- Isabel, por favor para.
- No Gustavo, hubieses parado tú antes. 
Continúo, este mismo hombre tan correcto y tradicional, tan buena persona e incapaz de haber daño a una mosca, es una mentira y sabéis ¿por qué? Porque lleva dos años engañándome con Carmen, esa señorita que quiso salir de aquí hace unos minutos y que todos los que nos conocéis habéis podido ver...
- ¡Eso es mentira Isabel!
- Eso es verdad Gustavo y es más; voy a darte la oportunidad de reconocerlo públicamente, aquí delante de todos y sobre todo delante de todo el directivo de accionistas de la empresa de mi padre, la misma que está bajo tu poder pero sólo hasta día de hoy. Si no lo reconoces, si no dices que es verdad que querías casarte conmigo para poder hacerte con el resto de acciones y después de un año dejarme tirada, ¡óyeme! bien y por última vez si no lo reconoces Gustavo, voy a poner en esa inmensa pantalla delante de todos; como te acostabas en la que iba ser nuestra casa con Carmen y además me voy a dar el gusto de que lo oigan todos de tu propia boca al igual que lo hice yo. Se terminó hallooween para ti, así que quítate la puta máscara y muestra a todos el verdadero Gustavo. 
- ¿Cómo has podido hacerme esto Isabel? 
- Y tu Gustavo; ¿qué me has hecho a mi? Engañarme durante setecientos treinta días y como si fuera poco añadirle otros trescientos sesenta y cinco ¿no? Se te acaba el tiempo; o lo dices ya, o créeme que te arrepentirás...
- Disculpen; lo que dice Isabel es todo verdad y ahora sí me perdonáis, tengo que marcharme.

   Gustavo se marcha rápidamente con la cabeza completamente agachada y Carmen se levanta para acompañarlo; él le hace una sacudida para que no lo toque ¡vaya joya te llevas! Ambos salen después de oír Gustavo de sus propios invitados el inmenso murmullo sobre lo que piensan de sus actos comentidos para conmigo; mientras yo me mantengo paralizada... 
   Me coge del brazo, María; la encantadora madre de Gustavo.

- Isabel hija, estoy muy avergonzada. No se que decir... Siento mucho lo que te ha hecho mi hijo.
- María por favor, usted no tiene culpa de nada. 

   Le doy un abrazo y seguidamente me da las gracias marchándose junto a su esposo y familiares más cercanos.
   Ramón se acerca en silencio, me da dos besos y se marcha con un -lo siento mucho-. Ya vamos quedando menos y yo bajo, para abrazar a mi familia; cuando de repente, justo al fondo... ¿Mateo? 

- Si, es Mateo, he sido yo Isabel. Le dije que viniera a buscarte... No podía arriesgarme a perder a ese morenazo de cuñado; lo siento. Y ahora vete de aquí; yo me ocupo del resto. Tú ya tuviste bastante.

   Le doy un beso y un abrazo con unas infinitas gracias... 

- Gracias, Sara.

   Me dirijo hacia dónde está mi Mateo completamente paralizado; no se que le voy a decir... Tampoco se el tiempo que lleva ahí, ni lo que ha llegado oír... Ya estoy súper cerquita y noto como me mira muy serio, está increíblemente guapo y yo estoy exageradamente nerviosa. El continúa completamente inmóvil, con ambas manos en los bolsillos de su pantalón; yo tengo una batalla entre sí acelero el paso o lo relentizo y es cuando él por fin inicia el paso; al llegar a mi, me coge por mi pequeña cintura acercándome a él de un solo movimiento; y me habla con sus ojos cerrados y suspirando frente a mi boca mientras me introduce sus mágicos dedos por los pelos de mi nuca -creí que te perdía para siempre Isabel y eso me estaba volviendo loco-  seguidamente me regala un espectacular beso y yo me siento como si hoy verdaderamente hubiese dado el SÍ QUIERO al hombre de mis sueños...

                  

No hay comentarios:

Publicar un comentario