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domingo, 15 de enero de 2017

La cena

Capítulo IX



   Abro los ojos sin tener noción del tiempo que llevo durmiendo ni de la hora que es y ahí está Mateo, mirándome con el torso desnudo y la cabeza apoyada en su mano...

- ¡Buenos días dormilona!
- ¿Me estás mirando mientras dormía? 
- Así es; estoy disfrutando del paisaje...
- ¡Qué dices tonto! No me gusta.
- Claro que no, te encanta mejor dicho ¿no?

   La expresión picara de su cara, con esa sonrisa es lo que verdaderamente me encanta...

- Eres tonto.
- Me tienes atontado eso sí, y yo a ti derretía.

   Me pellizca la nariz... Y yo sin ninguna gana de levantarme miro la hora que es... 

- ¡Mateo! Voy tardísimo. 
- ¿Dónde? 
- No se... Pero es muy tarde. 

   Suelta una carcajada.

- Tu de aquí no te mueves...
- No que va; lo que me faltaba ya por oír. Odio calentar la cama.
- Anoche no decías lo mismo.
- Tampoco fue para tanto. 

   Le digo riéndome...

- ¡Ah no! ¿Quieres mas? 
- Hay cosas que no se preguntan...

   Sin dejarme terminar me besa y de forma automática se acelera mi corazón, es increíble lo que me hace sentir este hombre con un beso... La transparencia del deseo de su mirada me vuelve loca; y de pronto llaman a la puerta de forma insistente y continúa...

- ¡Ay Dios mío! ¿Quién será? 
- Tu sabrás, es tu casa...

   Me levanto rápidamente de la cama, me recojo el pelo y me pongo la primera sudadera que pillo...

- Estas muy sexy Isabel...
- Cállate y vístete.

   -Ya va- abro la puerta y es mamá.

- Isabel ¿dónde te metes? La próxima vez cojo las llaves; ¡Qué pintas me llevas hija! 

   Le doy un beso y ella planta su cafetera; sin darme tiempo de avísala aparece Mateo con esa cabeza de pelo negra despeinada y su peculiar sonrisa pícara.

- ¡Buenos días Cayetana! 

   Mi madre me mira aguantando la risa.

- ¡Buenos días Mateo! ¡Qué sorpresa! 
¿Quieres café?
- Si, gracias.
- ¿No tenías que ir a tu casa Mateo?
- Si, Isabel. En cuanto me tome el café me voy. 

   Mi madre me está matando con la mirada por la invitación a irse que le acabo de hacer a Mateo, mientras mamá sirve el café para los tres mantenemos una absurda conversación del tiempo, ya que la situación inesperada no da para mas... Mateo termina su café, se retira caballerosamente despidiéndose y se va. 

- Hija por favor, que apuro he pasado... 
¿Por qué no me has dicho que estabas aquí con el? 
- ¡Ay mama por favor! Estabas llamando como una desesperada y además... Ha aparecido de momento; no me ha dado lugar a decírtelo. Tú como entras en casa como una desesperada con la cafetera...
- Isabel sabes que me encanta tu cafetera, pero antes hemos hablado del tiempo, ahora del café, pero realmente lo que me interesa saber es... ¿Desde cuándo estás bien con Mateo? Si no recuerdo mal, no querías ni verlo hace dos dias... 
- Así es; pero estaba luchando con lo inevitable, me encanta mamá. Cuando estoy con él me siento genial, como nunca antes. Y creo que me merezco una oportunidad. No quiero seguir sumergida en la conmiseración de la culpa que me poseía.  

   Le cuento a mamá todo lo que pasó ayer con mis amigas y con Mateo, la decisión que he tomado de que Mateo venga a vivir conmigo; y ella para mi sorpresa, como si estuviese hipnotizada, asiente todo el tiempo con la cabeza dando una rotunda aprobación de todas mis decisiones.
    Después de un par de horas intensas de conversaciones profundas con mamá; decido enviar un mensaje al grupo de mis amigas para disculparme y darles la buena noticia de que me he librado del espíritu maligno que últimamente dominaba mi alma... 

                              ...

   Salgo del súper con un cargamento para mi pobre frigorífico; me río sola porque lo he comprado todo a mi gusto ya que desconozco los de Mateo. 
Esto es de locos... Realmente me he traído a casa a un desconocido. 
   Por fin entro en casa; pongo en carga mi teléfono y nada mas encederse...

"Isabel, te he llamado varias veces pero salta el buzón, llámame en cuanto me leas. Es urgente"
                        18:45am.

    ¡Ay Dios mío! ¿Habrá pasado algo?

- Tú, para una urgencia.
- ¡Perdona! Me quedé sin batería. He salido a tomar café con mis amigas y después al súper, además ¿tú no estás trabajando? ¿Qué es tan urgente? A ver...
- Isabel, tenemos un problema.
- ¿Qué problema? 
- Cuando estaba recogiendo mis cosas para llevarlas a la tuya, he estado pensando que no sé nada de tí... Pero nada es nada. No sé ni siquiera cuando cumples años... 

   Me río sin parar y el se contagia...

- Mateo, me ha pasado lo mismo en el súper, estaba comprando y no sabia nada de tus gustos... Espero que se parezcan a los míos porque si no lo llevas crudo. 
- Debemos tener una primera cita. 
- ¿Cuándo? Mañana libras pero yo no... Tenemos cruzados los turnos. 
- Pero hoy salgo a las once.
- Eso es muy tarde Mateo, mientras llegas a casa y te duchas... Las cocinas cierran y yo mañana salgo a las doce, así que aún peor.
- Bueno, prepara algo en casa y ponte guapa para mí. Yo pasaré por la mía antes para recoger todo lo que he preparado y así aprovecho para llegar limpito y perfumado... 
- ¿Nuestra primera cita en mi casa? Y encima ¿tengo que preparar la cena? No sé yo ¡eh! No me convence...
- Isabel, no empieces... Nos imaginamos que estamos en un restaurante y punto; ocúpate de crear el ambiente.
- Si claro; haz la comida, ponte guapa para mí, crea ambiente,... ¿Tú con quién crees que estás hablando? Me parece que lo mejor es que no recojas nada de lo quieres traer a mi casa porque así no vamos a durar ni un día...

   Oigo sus carcajadas...

- ¿De qué coño te ríes ahora?
- Me equivoqué antes cuando te dije que no sabía nada de ti, hay una cosa que sí y es tu mal carácter ¡madre mía! Haz lo que quieras; ponte esa sudadera sin braguitas que llevabas esta mañana con tu moño despeinado y pide aunque sea unas pizzas... 
- Eso tiene mejor pinta ¿ves que fácil? 

    Nos reímos...

- Te dejo nena, tengo que seguir... Espérame sobre las doce.
- De sobre las doce nada, a las doce y un minuto, cierro la puerta con llaves, me pongo mis auriculares y me acuesto ¿te ha quedado lo suficientemente claro no?
- A sus órdenes mi capitana.

   Nos volvemos a reír y colgamos. ¡Ay Dios mío! ¿Qué está haciendo este jerezano conmigo? 
   Como una maldita sumisa y en contra de todos mis principios feministas, decido complacerlo porque me apetece y además tiene razón. Vamos a empezar una historia y no tenemos ni idea el uno del otro; por lo tanto merece algo especial... Sin persarlo mas porque sé que al final optare por la opción de la sudadera y las pizzas, empiezo a recoger mi casa, miro la hora y aún estoy a tiempo. Salgo corriendo a la floristería que tengo en la calle de atrás; compro paniculata y peonias ¡mis favoritas! Subo rápidamente para empezar a prepararlo todo... Saco mi mantel de hilo, las velas; y ¿ahora qué hago con todo esto? Decido llamar a mi Blanca para que me oriente.

- Blanca.
- Dime Isa.
- Te necesito urgentemente, estoy preparando una cena en mi casa porque Mateo y yo no nos conocemos realmente. Solo tuvimos aquella cita en la que yo era Sara... Bueno ya tú sabes. Conclusión, como nuestros turnos están cruzados no podemos ir a cenar y se ha empeñado en que es algo urgente conocernos antes de empezar a vivir juntos y eso que empezamos hoy...
- Isa ¡por dios!, respira. 
- Pues eso, que no tengo ni idea de preparar la mesa, por no hablar de que coño le voy a cocinar.

   Blanca se ríe sin parar...

- Blanca por favor...
- ¡Ay Isa! Es que solo de pensar en los entrantes de esa cena ya me da la risa... ¿A qué hora llega Mateo? 
- A las doce. 
- Perfecto son las nueve, voy para allá.
- Ay gracias amiga.

    Menos mal que Blanca me ha salvado.

                             ...

   Miro el reloj y son las doce menos cuarto, estoy de los nervios. Observo la mesa que hemos preparo Blanca y yo; no ha podido quedar mejor, es una artista y me encanta como ha conseguido colocar mis flores favoritas, me miro al espejo y ¡madre mía! Siempre se le va la mano con el maquillaje a esta niña, aunque siempre me deja divina, espero que no tarde mucho más en llegar porque estos stiletos negros me están matando por no mencionar lo embutida que voy en este vestido negro. Me vuelvo a perfumar y miro la hora ¡ay Dios mío! Menos cinco ya... Con él hambre que tenía y la buena pinta que tiene todo no tengo ni hambre. Voy a fumar, bueno no... Mejor después, suena el timbre y respiro antes de abrir, bajo la intensidad de la luz y ahora sí... Ahí está el, con una botella de Moet Chandon en cada mano acompañado por su pícara sonrisa y vestido como para ir a los goyas ¡menos mal que le hice caso a Blanca y me puse este vestido! 

- ¡Hola preciosa!
- ¡Hola guapo! Pasa...

   Le termino de abrir la puerta para que pase y me da un sutil beso en la mejilla. 

- ¡Qué buen gusto Isabel!
- Gracias, no voy a mentirte he necesitado la ayuda de mi amiga Blanca antes de que me arrepintiera y me inclinase por la segunda opción.
- Yo sabía que sería la primera desde el principio. 

    Tomamos asiento en mi salón y el sirve el vino sin quitarme el ojo de encima. 

- Ese escote de tu espalda es una maravilla...
- ¿Te gusta? 
- No imaginas cuanto... Pero eso lo comprobaras después.
- ¿También podríamos empezar por el postre? Dicen que es saludable.
- Hoy no, porque si lo hacemos así, sé que terminaras cenando en sudadera... Y la verdad me apetece verte así de sofisticada. 
- Pues empecemos... ¿Te gusta que las mujeres se arreglen?
- Me gustan femeninas, seguras, independientes e inteligentes. Tú reúnes todas esas cualidades.
- Gracias. Ahora continúa; a ver qué presentación has preparado.
- Pues mira muy sencillo, como bien sabes me llamo Mateo Fernández, nací en Jerez, tierra que amo, vengo de un barrio humilde y obrero, tengo dos hermanas, Lucía y Lola. Mi madre se llama Consuelo, es costurera y mi padre José, es fontanero; se divorciaron cuando yo tenía diecisiete años. Papá se volvió a casar y mamá decidió estar sola. Nos gusta la Semana Santa, la feria y la Navidad; aunque he de reconocer que cada vez menos, ya que con el paso de los años somos menos en la mesa... Mi hermana Lucía trabaja en el hospital de Jerez, es auxiliar de enfermería, tiene dos niños (Manuel de siete años y Carla de tres) está divorciada; es mi hermana mayor. Después está mi Lola, la rebelde de mi casa y mi hermana pequeña, está terminando la carrera de magisterio. Y ahora; me toca a mí, soy sagitario, nací el once de diciembre a las cuatro de la tarde, estudié medicina porque lo tenía claro desde que tuve conciencia, he tenido dos relaciones formales y los rollos me los salto porque no terminaríamos hoy...
- Gilipollas.

   Nos reímos... Y yo quiero que continúe porque me tiene completamente intrigada.
  
- Sigue que ibas muy bien...
- Está bien, continúo. He tenido dos relaciones, la primera; Estrella, la conocí en bachiller y estuvimos juntos un año.
- ¿Por qué terminó? 
- Porque no estaba enamorado de ella.
- ¿Y aguantaste un año?
- Creía estarlo hasta que me di cuenta que no.
- ¿Rompiste tú?
- No, ella me quería y me lo puso fácil. 
- ¿Y la segunda? 
- La segunda fue María, es amiga de un amigo; Roberto. El estudiaba en granada y ella era de allí. Un día vino con él y quedamos unos amigos para cenar, así empezó todo... Estuvimos juntos, pero a distancia dos años y medio, al final todo terminó por culpa de los celos. 
- ¿Por parte de quien? Los celos digo...
- Por parte suya... Era algo posesiva y controladora, me llegó a agobiar bastante. Lo pasé mal la verdad. 
- ¿Y por qué estuviste con ella tanto tiempo?
- Porque la quería.

    ¡Mierda! 

- ¿Y si la querías por qué no luchaste? 
- Porque no estaba enamorado.
- ¿Y cómo sabes que no estabas enamorado? 
- Porque solo me enamorado una vez... 
- Dijiste que fueron dos, ¿ahora son tres?
- Si, tú eres la tercera. La conclusión la has averiguado sin darte cuenta. No luché porque no sentía algo fuerte como para hacerlo, sin embargo por ti me pondría en el frente de la peor guerra. Isabel, me enamoraste con los ojos cerrados. Cuando me besaste, antes de abrirlos ya sabía que estaba enamorado. Por eso estoy aquí, por eso sentí miedo de no volverte a ver. Pero el destino jugó la carta a mi favor y casualmente eras mi nueva compañera. No he sentido mas miedo en toda mi vida que cuando me enteré que te casabas... No podía creer que la única mujer que había despertado semejante sentimiento dentro de mi iba ser de otro, creía que me volvería loco... Y tú me llamabas exagerado cuando te decía lo especial que había sido ese beso para mí, pero estaba seguro que también lo fue para ti, por eso insistía una y otra vez.

   Se acerca a mi mirándome con ojos irresistibles... Los latidos de mi corazón ya ascienden hasta mi garganta, a la espera de ese mágico beso que siempre me regala y de los que a día de hoy sin ellos no podría vivir... 

- Contuemos por favor.
- Si que estas intrigada ¡eh!
- Yo no miento.
- Bueno, bueno... Ahí discrepo, Sara.

   Me da la risa solo de recordar aquel fatídico día. 

- ¡Qué tía! Sara decías que eras... ¡Qué poca vergüenza! 
- Mateo, de verdad que no puedo recordar ese momento sin que me de la risa. Tengo la imagen de tu cara en mi cabeza. Era de... ¿Cómo que no eres Sara?
- Pues anda que tuya, te delataba completamente... Tú gritabas en tus adentros ¡tierra trágame!
- Totalmente.

   No podemos parar de reír...

- Bueno Mateo, ¿qué me dices de María? La pobre allí como en un partido de tenis, en medio de los dos y con sus ojos de... ¿Me he perdido algo? 
- Yo hablé con ella posterior a nuestro encuentro y me confirmó que tenías una hermana que se llamaba Sara. Pero cuando le pregunté si era tu gemela, empezó a ponerse nerviosa y me dijo que la estaban esperando. Fue ahí cuando pensé ¡será mentirosa! 
- Bueno, lo importante es que ahora estamos aquí, juntos. Con todo lo que había liado en aquel tiempo y mira... Todo pasa por algo.
- Todo pasa porque tiene que pasar y así es... Y ahora continuo, ya mismo te toca a tí. Ya hemos pasado por las novias, ahora vamos por mis gustos. Me encanta la música, el cine, un buen café, me aposiona el fútbol, el baloncesto y el tenis. Mi comida favorita el guiso de papas con carne de mi abuela Dolores y odio los chícharos. Soy mas de salado que de dulces y prefiero el vino rosado al blanco. 
   Me parece que de momento he terminado así que te toca... 
- ¡Joder! ¿Alérgico a algo? Que no... Que es broma. Pues ahí voy. Me voy a saltar el paso de la presentación familiar ya que los conoces personalmente. 
Soy cáncer, nací el nueve de julio a las diez de la mañana aquí en Madrid. Mi mayor defecto es la impaciencia. Como tú; soy adicta al café, me encanta también la música y muero por Beyoncé. Soy una apasionada de las series americanas, si son exotéricas me bebo las temporadas enteras en pocos días. No me gusta bañarme en piscinas, soy mas de playa, así que imagina aquí en Madrid como son mís veranos... Practico yoga. La amistad para mí es súper importante, mi profesión es mi vida y la familia es lo primero de todo. Odio la mentira, la considero traición. Y creo que ya con esto he terminado, ¡bueno no! Cuando me pongo histérica me da por comer dunuts sin parar, no me gusta la ropa ceñida, ni los maquillajes, ni los tacones; sin embargo me encanta la moda y los perfumes. Pero mi verdadera perdición son las zapatillas; de todas las marcas y colores. No me gustan que me regalen flores, ni bombones, ni ropa interior... Me molesta la cursilería, los cumplidos y las pruebas de amor publicas. Me causan mucha vergüenza ajena y cuando me pasa eso pierdo los nervios con facilidad. No soy celosa pero mejor no me faltes el respeto, has tenido el placer de  comprobar lo que me pasa... Me posee un ser maligno y me entra una insoportable sed de venganza, aunque luego me arrepienta "que conste" y por ahora nada mas... 
- ¡Madre mía! Contigo; !agüita! 
¡Ay! Se me olvidaba, cuando no follo, tengo muy mal, pero que muy mal humor. 

    Se levanta de la mesa y con misma luz tenue que nos acompaña; 

- Ya no aguanto mas...

   Me besa deshaciéndose de mi vestido y al caer al suelo siento el tacto de sus delicadas manos; me deshago de su camisa porque siento la necesidad de sentir la unión de nuestra piel, por inercia, nuestros músculos responden al igual que el latir de su corazón al mismo ritmo que el mío, la excitación que ambos sentimos y el deseo; me hace creer en la magia, todo él me provoca placer; dejo descansar mi cabeza hacia atrás mientras él continúa deslizando su boca por mi cuello, su acelerada respiración eriza todo mi cuerpo haciéndome sentir nuevamente la reina del universo.

                             ...

                  Un mes después.

    Llego a casa agotada, después de una noche de perros en urgencias... Y aún continúa el post-it "te quiero" de mi Mateo en el espejo de mi baño. Le hago una foto y se la envío, diciéndole cuanto lo echo de menos y lo muchísimo que lo necesito... Ni un segundo pasa cuando recibo su llamada. 

- ¿Cómo sigue mi madrileña favorita? 
- Mal, tu madrileña está muy mal porque su Jerezano no está con ella. 
- Pues tengo precisamente una buena noticia... Y es que llego mañana. 
- Mañana es mucho tiempo.
- Ya lo sé nena. Yo estoy loco por verte, esta semana está siendo eterna sin ti, pero sabes que no me ha quedado otra que estar aquí. 
- ¿Cómo sigue tu madre? 
- Estable. Tia Ángela ha llegado de Suiza para quedarse aquí en casa con ella. No la queremos dejar sola de momento. 
- Lógico, después del susto no es para menos. 
- Es muy cabezota, dice que somos unos pesados, que sigamos con nuestras vidas que ella está bien, pero realmente sé que no quiere estar sola. Es el tercer infarto y a pesar de ser muy fuerte, esta vez, mas que las otras dos, le ha visto las orejas al lobo. 
   Mañana cuando llegue tenemos que hablar Isabel.
- ¡Hablar! ¿De qué? 
- Nena tranquila, mañana lo hablamos.
- Sabes que soy una maldita impaciente. Así que no me dejes a la espera, lo que sea dímelo ya...
- Isabel, es mejor hablarlo en persona.
- ¡Qué me lo digas! 
- Esta bien... ¡Qué barbaridad chiquilla!
- Al grano Mateo. 
- Voy a pedir traslado al hospital de Jerez. Como bien sabes mi madre está bastante fastidiada. No la voy a dejar sola. Tia Ángela no viene para quedarse, solo para pasar un tiempo con ella mientras lo arreglo todo. Mi hermana mayor tiene mucha lucha, mis dos sobrinos, la casa y el trabajo; está sola para todo. Por otro lado Lola sigue estudiando para terminar su carrera. Así que la realidad es esta... Me sabe mal por nosotros, no te quiero perder Isabel, por eso quería hablarlo personalmente. Quiero estar contigo, es lo que mas deseo, pero mi madre me necesita. 
- ¿Qué me quieres decir con esto Mateo? 
- Pues lo que te quiero decir, es que voy a tener que venirme para Jerez y que lo que siento por ti no va a cambiar. Podemos llevarlo medianamente bien dentro de nuestras posibilidades. Puedes bajar a Jerez cada vez que quieras aquí está tu casa y ahí está la nuestra. Nena está decisión me está costando la vida; llevo días sin dormir porque no sabía por dónde empezar a decírtelo para que no creyeras que era una excusa... Eres muy importante para mí y lo sabes, pero estamos hablando de mi madre. 
- Mateo, por mí no hay problema. Yo en tu lugar haría lo mismo, se por lo que estás pasando; yo tuve a mi padre enfermo y creí volverme loca... Así que tranquilo, mañana cuando vengas buscaremos juntos una solución. 
- Te quiero Isabel.
- Yo también te quiero tonto, cambia ese tono de voz por favor. Tu mismo has dicho que tu madre es una mujer fuerte,  ya veras que todo sale bien. 
- Gracias...
- Hasta mañana guapo.

   Sin más cuelgo porque la pena me ahoga... Llevo solo una semana sin él y siento que me falta el aire ¿cómo voy aguantar que este en Jerez y yo aquí? 

 

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