Translate

domingo, 29 de enero de 2017

La fiesta...

Capítulo XI



- Déjame Mateo.
- Pero vamos a ver chiquilla quieres hacer el favor de dejar que me explique.
- Que expliques... ¿el qué Mateo? Si cada vez que hablas lo empeoras.
- Haz el favor de entrar en casa, para hablar como personas civilizadas.  
- Yo soy muy civilizada,eres tú el que me has dicho que si he venido para esto me hubiese quedado en Madrid...
- Isabel, por favor te lo pido. No me hagas pasar mas fatiga y entra en casa de una vez.

   Doy la vuelta y entro resoplando mientras dejo caer de un golpe la maleta en el suelo.

- Venga rápido, no tengo todo el día.
- Claro que si lo tienes, tienes el día entero de hoy, de mañana, de pasado...

   Mientras me habla, suelta a ese conquistador nato que habita en el; pero no cuela...

- Déjate de jueguecitos, caritas y ve al grano Mateo.
- Pero si lo estás deseando... 
- Eres patético.
- Y tu una tremenda cabezota; sacas todo de contexto. Te lo voy a explicar solo una vez y no quiero volver hablar del tema. Esta mañana cuando llegué de estar con mis hermanas, me llamó Claudia. Sus padres son íntimos amigos de los míos. Claudia vive fuera y hasta ahora no había podido darme el pésame. Yo me vi en el compromiso de atenderla por respeto a la amistad de nuestros padres. 
- ¡Ahhh!

   Me pellizca la nariz... Y le aparto la mano de mala manera.

- No me toques las narices Mateo; nunca mejor dicho. 
- ¿Qué pasa no me crees? De verdad nena que no entiendo tu reacción. ¿Crees que te estoy engañando o qué? 
- Cuando he llegado, os he visto. Y estaba coqueteando contigo y tú te has dejado Mateo.
- Ella es así Isabel. Pero no me interesa en absoluto.
- Bueno pues esos jueguecitos conmigo no van ¡eh! 
- ¿Te he dicho que estás muy sexy cuando estás celosa? 
- Celosa no, que ya vengo de vuelta guapo, que es distinto... Así que tú verás lo que haces y donde te metes.
- ¿Suena a amenaza?
- Tu sabrás...
- Bueno ya que está todo aclarado por ambas partes y ¡no me mires así! Ya que está aclarado repito, podemos dar comienzo a tu semana, nuestra semana de vaciones o ¿todavía no?
- Si.
- ¿Si? No me convence ese si tuyo. Anda nena ven...

    Me coge de la mano acercándome frente a él.

- ¡Mirame! ¿Tú eres tonta o qué? ¿Cómo crees que voy a engañarte?, ¿de verdad que has pensado eso de mi? ¿No te das cuenta de lo que siento por ti Isabel?, ¿de lo importante que eres para mí?¿sabes lo mal que lo estoy pasando sin ti? Porque si no me crees, si no crees en el amor que siento por ti. Ahora sí te digo, que puedes coger la puerta e irte.
- Lo siento Mateo; sabes que soy muy impulsiva. He perdido los nervios por un momento ¡solo eso joder! Lo único que quería es que te pusieras en mi lugar un segundo, pero no lo has hecho. Por eso no has llegado a entenderme. Hablas de ti, de lo que sientes y de tus esfuerzos ¿y los míos? ¿Dónde quedan? ¡Eh! Yo también lo paso mal !sabes!, dentro de este cuerpo y esta apariencia de "todo me da igual" hay sentimientos. Me levanto cada mañana echándote de menos, me acuesto cada noche echándote de menos, en el hospital te echo de menos, en la cafetería, en el coche, en la cocina; ¡todo! ¡TODO! Me recuerda a ti, porque es allí donde hemos vivido nuestra historia, en cambio tú aquí no me visualizas ni en tu casa, ni en el hospital, ni en el coche, ni en la cocina... Simplemente porque eso no ha pasado, por lo tanto no puede existir esa añoranza que yo siento producida por el recuerdo. Y me da miedo Mateo, que esto se enfríe, porque yo te quiero...

   Me coge de los dos brazos pidiéndome que lo mire en un tono muy bajito.

- Es lo mismo Isabel, cada uno su cruz, la melancolía de nuestros recuerdos yo la paso aquí en casa también. También tengo mis miedos... Miedo de que cualquiera intente conquistar a la mujer de mi vida y que lo consiga, por esa falta de apego producida por la distancia que ambos tenemos, es muy fácil enamorarse de tí Isabel, por ello tengo miedo de estar lejos de tí; tengo muchos miedos Isabel, porque yo ya no es que solo te quiera, es que te amo ¿me oyes? ¡Te amo nena!; y si conseguimos pasar este bache juntos estoy seguro que nuestro amor será para siempre.

   Agacho la cabeza pensando en como he podido dudar de mi Mateo. Y el me la eleva con su mano que aguanta mi barbilla -¡eh nena! No sigamos perdiendo el tiempo por favor- con su mirada llena de deseo clavada en mi boca, me besa dejando dormida la fiera paranoica que habita en mí.

                             ...

   Al día siguiente pasamos un increíble día en Sevilla, esa Sevilla que yo estaba loca por conocer y además Mateo; se encargó de cumplir con las expectativas. 
Él sigue dormido y yo aprovecho para preparar los cafés. Me parece mentira desayunar con el... Cuando tengo todo listo entro en su habitación y está profundamente dormido, miro el reloj y son ya casi las diez de la mañana... ¿Ay que hago? ¿Lo despierto? ¿Lo dejo dormir? Me acerco a él muy despacito para darle un beso y...

- Mateo por Dios, casi me matas del susto.

   Estaba haciéndose el dormido y al acercarme me cogió de la cintura subiéndome a la cama de un solo movimiento. 
   Encima de él nos reímos como niños.

- A mí tampoco me gusta que me miren dormido...
- No te preocupes que no volverá a pasar, ya no me fío, casi me da algo; no me lo vuelvas hacer mas.

   Él se ríe a carcajadas; seguro que tengo el susto reflejado en la cara... 

- ¡Vamos! Que se enfría el café...
- No creo ¿no? ¿Me has preparado el desayuno?
- Si. Pero eso fue, por el maravilloso día que pasamos ayer... Así que tampoco te acostumbres.
- Bueno, si esa es la condición te informo que vas a preparar muchos, pero muchos desayunos.

   Me besa sonriendo y nos levantamos... 

- Mateo tu teléfono no para de sonar...
- ¡Uf! Ya lo sé es Tomás. Está enfadado porque hoy es su cumpleaños y no voy a su fiesta. Es peor que un adolescente. 
- ¿No te apetece?
- La verdad es que no. 
- Pero bueno Mateo, así te animas un poco...

   Me coge por la cintura acercándome a él y dirige mi mano hasta su miembro erecto, yo inevitablemente sonrío y él me muerde el labio inferior. 

- Créeme, contigo estoy mas que animado.

   Me besa.

                             ...
Ya son casi las once y media Mateo; y estamos donde mismo, en la cama...
- ¿Dónde mejor? 
- ¡Ay! No seas vago. ¡Demos una vuelta por el centro! 

   Suena mi teléfono y es Tomás. Mi Mateo refleja un gesto desconocido para mí en el. Me da a mí que no le ha hecho mucha gracia que su amigo me llame. Cuando voy a contestar la llamada, me quita el teléfono y se va para el salón; yo aprovecho para levantarme y darme una buena ducha.
   Mientras corre el agua por mi cabeza, cierro los ojos para relajarme y de repente invade mi espacio Mateo, quien sin decir nada y con solo un beso lleno de deseo me coge con sus fuertes brazos embistiéndome, el agua corriendo por nuestros cuerpos desnudos y el vapor creado por la temperatura del agua convierte esta simple ducha de una mañana cualquiera en uno de los mejores momentos eroticos de mi vida.

                            ...

   Llegamos a la fiesta de cumpleaños de Tomás y aún no sé cómo al final se ha animado a venir...
Lo miro antes de entrar y le pregunto.

- Mateo, ¿estás bien? 
- Si, lo dicho. Un ratito y nos vamos. 
- Tú mandas. 

   Entramos y me quedo atónita con el precioso hall de la casa de Tomás dejándome la curiosidad de ver todo lo demás. 
   El servicio, se ocupa de los abrigos y entramos al salón. ¡Madre mía! 

- Mateo, yo me voy...
- ¿Qué dices? ¿Por qué? ¿Qué te pasa? 
- No me dijiste que era una fiesta tan glamurosa. Esto está lleno de lentejuelas, terciopelo, plumas y tacones de dieciocho centímetros....
- ¿Y qué pasa? 

   Se acerca a mi y susurrándome al oído me dice...

- Tú vas mejor que ninguna con ese mono verde petróleo y ese escotazo de tu espalda. Además lo mas bonito de ti, es que no necesitas nada, no llevas pendientes, ni collar, ni pulseras, ni plumas o lentejuelas como tú dices... solo tu reloj, el mismo que llevas todos los días, tu cara con poco maquillaje y esos carnosos labios rojos que me vuelven loco y tu pelo liso, secado a lo loco con el que coqueteas inconscientemente pasándolo de un lado a otro... Me encantas Isabel. Me encanta tu naturalidad, tu manera de hacer del trapo mas simple lo mas sofisticado de la sala, tu elegante manera de mover las manos cuando hablas, la expresión de tu cara al escuchar, la sutileza con la que sostienes esa copa que nos acaban de servir, tu manera de traspasarme el corazón cada vez que me miras así, como lo estás haciendo ahora mismo y mejor voy a parar porque si no, no vamos ni a poder felicitar a mi pesadito amigo Tomas. 

   Completamente impresionada por todo lo que mis oídos acabar de escuchar de la boca de mi Mateo y con las bragas húmedas, lo acompaño donde están todos los invitados sintiéndome la Coco Chanel del siglo XXI. 
   Enseguida se acerca Tomás dándole un fuerte abrazo a Mateo. 

- Al fin te decidiste a venir.
- Debido a tu insistencia no me ha quedado otra. 
- Isabel, estás preciosa.
- Gracias Tomás, felicidades. 

   Se retira y se empiezan acercar a saludar a Mateo, quien me presenta a su círculo de amigos con mucho orgullo. Una señora muy elegante besa con mucho cariño a Mateo y le da un tierno abrazo.

- Isabel esta señora tan guapísima y elegante es Mercedes, la madre de Tomás.
- Hola Isabel bonita, estaba ansiosa por conocer a la mujer que ha conseguido conquistar el corazón de Mateo. Para mí es como un hijo. Me ha hablado mucho y muy bien de ti. 
- Gracias Mercedes. 
- Cualquier cosa que necesitéis solo tenéis que buscarme. Me alegro mucho que hayas decidido venir Mateo y valoro mucho el esfuerzo que has hecho debido a tus circunstancias emocionales.
- Todo por Tomás. Lo merece...

   Mercedes se retira y aparecen tres simpáticos que sutilmente apartan a Mateo, quedándome sola. 
Aprovecho para buscar el baño. Le pregunto a uno de los camareros y sigo las indicaciones hasta llegar, pero por lo que se ve no me he enterado bien del todo ya que al abrir la puerta he encontrado un despacho, salgo despacito no vayan a pensar que estoy curioseando ¡qué vergüenza! Justo al salir, tropiezo con Tomás...

- Tomás ¡qué susto me has dado! 
- Isabel, ¿Te has perdido? 

   Le sonrió avergonzada y con un increíble calor en mis mejillas. 

- ¡Ay Tomás! Si, estoy buscando el baño.
- Acompáñame. 

   Me dirijo al interior de la espectacular casa de Tomás, subimos la escalera y al llegar a la planta de arriba... 

- Isabel, al fondo a la izquierda tienes uno de los baños. He preferido traerte aquí arriba porque estarás mas cómoda.
- Gracias Tomás. 

   Me dirijo al baño, observando cada detalle de esta bonita casa...
   Al salir, Tomás aún sigue ahí ¡qué caballero! Bajamos juntos y al llegar al último peldaño de la escalera Tomás se separa de mí con un guiño dirigiéndose al salón; observo como Mateo está recogiendo su abrigo.

- Mateo, ¿nos vamos?
- Yo sí, si tú quieres quédate.
- ¿Cómo dices? 
- ¿Te vienes o te quedas?

   Me mira súper enfadado... No entiendo nada.

- Pido mi abrigo y salgo. Mateo, ¿dónde vas tan rápido? Espera... 

   Se sube al coche y lo pone en marcha, entro rápidamente para quitar la llave del contacto.

- Isabel, por favor. Dame la llave. 
- No.
- ¡Isabel!
- No hasta que me des una explicación de tu absurdo comportamiento.
- La explicación me la deberías de dar tú a mí. 
- ¿Yo? ¿Por qué? A ver ¿qué he hecho yo para que estés así? No entiendo nada. 
- ¿Me das las llaves por favor? Quiero salir de aquí.

   Sin mas le doy la llave y nos dirigimos en silencio a casa... 







No hay comentarios:

Publicar un comentario