Translate

domingo, 26 de febrero de 2017

Un largo viaje...

Capítulo XIV



   Siento los latidos de mi corazón en la garganta; no puedo articular palabra alguna, no he oído bien. Tiene que ser un error... Tengo que tranquilizarme y salir de este schok en el que me encuentro. Me coge las manos y desafortunadamente me confirma...

- Nena, sí. Me estoy muriendo. 

   Sigo sin poder hablar, no me lo puedo creer, no sé que me pasa pero me siento paralizada... Dios mío dame fuerzas. Esto no puede ser verdad. Esto no puede estar pasando. Completamente inmovilizada lo miro y no puedo evitar derrumbarme por completo... 

- Eso no es verdad Mateo ¡dime que no es verdad! 
- Lo siento nena. No sabes cuánto lo siento, ojalá fuese una broma de mal gusto, pero no lo es... Tranquilizate y escuchame... Por favor.
- ¿Pensabas dejarme sin contarme la verdad? ¿Cómo has podido intentar hacerme algo así Mateo?
- Nena no quería hacerte sufrir; prefería que pensaras que era un cabrón a hacerte pasar por algo así; por eso te dije que no sabía si volvería, porque si lo supero, si salgo con vida de todo esto, lo primero que haré será venir a buscarte.

    Limpio las lágrimas de mi cara...

- Mateo, ¡escúchame! Tú no te vas a morir, ¿qué es lo que tienes? 
- Un tumor cerebral maligno Isabel, con bastante metástasis. 
- ¡Qué! ¿Desde cuándo lo sabes? 
- Desde el jueves. 
- ¡Esto no puede ser! ¡No! 

   Siento que me vuelvo loca...

- Nena por favor, ¡mirame! 
- Mateo, puedes operarte y después darte tratamiento. Puede tener solución. 
- Me voy a operar tranquila, pero eres médico igual que yo... Sabes lo que hay. Ni siquiera me lo han aconsejado porque está en una parte del cerebro complicada, pero quiero quemar todos los cartuchos posibles por estar contigo. 
- Mateo, por favor... ¿Cuándo te operas? Voy a ir contigo, voy a estar a tu lado, tú no vas a dejarme sola, no te vas a librar de mí tan fácil ¡óyeme bien! Vas a salir de esta sí o sí, no hay opción.
- Isabel, está bien. Vendrás conmigo pero por favor, pase lo que pase...
- Que no Mateo, que no te despidas de mi. Todo va salir bien. ¿Cuándo nos vamos? Y ¿Por qué ha EEUU?
- Es la madre de Tomás, Mercedes, ¿recuerdas que te la presente en la fiesta de cumpleaños?
- Si.
- Se ha empeñado en llevarme a una clínica de Massachusetts, tiene un amigo neurocirujano allí que al parecer hace milagros, a ver si es verdad y lo hace conmigo. 
- Aquí hay muy buenos neurocirujanos, pero si ese es el mejor allí iremos. ¿Cuándo nos vamos? 
- El avión sale en cinco horas. Tomás está aquí, es el que me ha acompañado para venir a verte. Nos vamos juntos.
- Nos vamos los tres. Ve mirando un billete para mí mientras hago un par de llamadas y me doy una ducha. 

    Le doy un beso y...

- Tu tranquilo que esto se quedará en un susto. ¿Tienes ahí el informe médico? 
- Si.
- Dámelo. 

    Entro en el baño y cojo mi teléfono para llamar a José Manuel del Castillo para que me informe bien.

- José Manuel, soy Isabel Espinosa.
- Hola Isabel ¿cómo estás?
- Mal, muy mal José Manuel. Disculpa que te llame tan temprano y en sábado pero es muy urgente. Voy a pasarte por correo un informe de unos resultados médicos de un tumor cerebral maligno. Necesito que seas sincero y que me contestes lo antes posible. Lo resultados son de mi novio.
- Vaya Isabel, lo siento muchísimo. 
- No lo sientas y ayúdame. 
- No lo dudes. Envíamelo y te lo miro ahora mismo. 
- Gracias, estoy a la espera. 

   Entro en la ducha y dejo caer el agua por mi cabeza, apoyo mis manos en la pared porque no puedo creer que quepa la mínima posibilidad de que mi Mateo pueda morir... Lloro hasta que no me quedan lagrimas en el lagrimal y entonces salgo de la ducha como si nada; tengo que estar fuerte para mí jerezano... Al abrir la puerta del baño, lo veo ahí de pie, ya vestido con su mano en bolsillo como siempre, mientras habla por teléfono, se gira y me ve apoyada en la puerta de mi dormitorio mirándolo, me guiña y yo dejo caer mi toalla, seguidamente cuelga el teléfono y viene hacia mí besándome con mas amor que nunca, me coje a ahorcajadas, me tumba en mi cama y me mira con esa picardía que lo caracteriza y que a mí me vuelve loca haciéndome suya una vez mas. 

                              ...
  
   Estamos listos para salir, Tomás ya está abajo esperándonos y aún no me ha llamado José Manuel; me estoy empezando a poner nerviosa. Le digo a Mateo vaya bajando baje, que enseguida lo hago yo. Me da un beso y me quedo sola. Llamo nuevamente a José Manuel.

- Isabel, ahora mismo iba a llamarte. 
- Dime José Manuel. 
- ¿Dónde estás? 
- Estoy en mi casa; pero a punto de salir para el aeropuerto.                    
- Me gustaría hablar contigo personalmente. 
- No hay tiempo para eso. Hay confianza José Manuel, dime por aquí. 
- Isabel, la cosa pinta muy mal. Si has leído el informe te lo puedes imaginar. Isabel tu novio tiene metástasis en dos órganos vitales importantes como el hígado y el pulmón.
- Pero a ver; se puede operar ¿no? Y después dar el tratamiento.
- Isabel me sabe mal, no quiero ni pensar por lo que estás pasando pero me has pedido que sea sincero. Desde mi punto de vista profesional, no debería operarse, el tumor lo tiene en una zona de difícil acceso y podría perder la vida en la misma operación. Está claro, que lo quiere intentar, pero además de correr un grandísimo riesgo de no salir del quirófano, su Cancer esta en una fase terminal. Prácticamente ha infectado gran parte de su cerebro; pero lo mas preocupante y lo que lo complica todo aún mas, es la metástasis del pulmón y el hígado. Sinceramente y costándome mucho trabajo decirte esto, a tu novio, no le queda mucho tiempo. 
   Si quieres un consejo. Intenta estar con el, el tiempo que le quede. No es mucho Isabel. Ojalá pudiera decirte otra cosa. 

   No puedo responder...

- ¿Isabel? 

   Siento como se desliza el teléfono hacia el suelo y no puedo ni siquiera reaccionar ¡noooooo! ¡Noooooo! Me derrumbo aquí sola; me vuelvo loca y tiro todo lo veo en la mesa deslizando el brazo desde la punta hasta la otra, caigo al suelo ¡no puede ser! ¡Dios mío ayúdame!  ¿Por qué? ¿Por qué? De repente aparece Mateo que viene corriendo hacia mí...

- Nena, ¿qué ha pasado? ¿Qué haces en el suelo? Ven, levanta la cara por favor Isabel...

   Me dejo caer en sus brazos, no quería que me viera así, pero estoy completamente derrumbada. 

- Nena por favor ¡mirame! Siéntate aquí, bebe agua... Espera.

   Me trae agua y yo no encuentro fuerzas.

- ¿Para qué preguntas? Por eso estás así ¿a que sí? Has pedido opinión algún colega del hospital seguro.
- Mateo, no me lo puedo creer.
- Nena, tranquila me pondré bien. 

   No lo puedo oír decir eso, porque se me parte el alma...

- Mateo.
- Isabel, seré la excepción que confirma la regla. Tú tranquila y si pasa lo que ambos no queremos. Pues tienes que continuar ¿me oyes? Tienes que seguir con tu vida. Me lo has prometido. Recuérdalo siempre.
- Mateo, si tú no estás yo tampoco quiero.
- Isabel, por favor no me digas eso...

    Los ojos de mi Mateo empiezan a liberar sus retenidas lágrimas. Pega su cara a la mía y susurrando me dice...

- No vuelvas a decirme eso nunca mas. Si me tengo que ir, déjame irme tranquilo, sabiendo que estarás bien y que conseguirás tener una vida feliz, la que hubiese querido compartir contigo. Pero no nos despidamos todavía. Aún no Isabel. Nena yo te amo, y dicen que el amor puede con todo. Quizás salga bien.
No te derrumbes porque me debilitas. Tú eres mi fuerza, mi esperanza, tú lo eres todo para mí.
- Perdóname Mateo, tienes razón. Debería de estar dándote ánimos. Lo siento. No sabía que ibas a subir. 
- Venga arriba campeona que yo sé que eres una valiente. 
- No quiero que te operes. 
- No tengo nada que perder, si no lo hago voy a morir igualmente y lo sabes Isabel, por lo menos así; lo intento. 
Ya está mas que decidido.
- ¿Y tus hermanas?
- Están allí esperándome. Se fueron ayer con Mercedes y mi padre. Yo me quedé un día mas porque no pude irme sin verte. No pude irme sin despedirme de tí y ahora quiero que sepas que no puedo estar mas feliz de que me acompañes. 
- Te quiero Mateo. 
- Yo mas. Mucho mas, mucho mas de lo que puedas llegar a imaginar. 

   Nos levantamos y salimos de mi casa dejando tirado todo el arrebato que me dió contra mi mesa... Al cerrar la puerta siento un tremendo escalofrío. 

                               ...

   Llevamos diez horas en este avión, tengo una ansiedad que me muero, pero continúo disimulando. Menos mal que está Tomás con nosotros y con todas sus ocurrencias esta haciendo mas ameno este trágico viaje.

- ¿Estás bien nena?
- Claro que si.
- Ya estamos llegando, en unos cincuenta minutos aterrizamos. 
- Menos mal.

   Se ríe y enseguida me contagia...

- ¿De qué te ríes ahora?
- De ti.
- ¿De mi por qué? 
- Guapa.
- ¿Eso a que viene?
- A que lo eres y mucho...
- Estás loco.
- Por ti sí...

    Me da un beso en la mejilla y me guiña. Yo sostengo como puedo, la enorme pena que tengo dentro de mí y le sonrío.

- Isabel, quiero que sepas una cosa; Sabes que mañana ingreso, sabes lo difícil que es esta operación al igual que sabes lo avanzada que está la enfermedad, hay un gran porcentaje de riesgo de que no salga con vida y lo sabes... Por eso no quiero quedarme sin decirte lo mucho que te quiero, eres la mujer de mi vida, con solo mirarte me desespero, con solo tocarte me quemo y con tu sonrisa me vuelvo completamente loco; me enamoré de ti desde el primer día que te ví, me has enseñado lo que es amar a alguien por encima de todo. Los momentos que he vivido contigo han sido los mas felices de mi vida y a pesar de todos los obstáculos que se han presentado hemos sabido llevarlos para continuar juntos. 
   Me gustaría pasar contigo toda la vida, haría incluso un pacto con el diablo para seguir a tu lado y despertar cada día contigo. Por eso; voy aprovechar ahora que estamos solos para darte esto... Ya que no sé si tendré otra oportunidad.

   ¡No me lo puedo creer! Saca del bolsillo una cajita de Tiffany, la abre y ahí está mi Setting, el anillo de mis sueños, el que siempre quise, el que llevo esperando toda la vida y ¡cómo no! no podía recibirlo de otro que no fuera mi Mateo. Se me saltan las lágrimas mientras me lo coloca en el dedo anular ¡no puede ser mas bonito! Se incorpora, me mira con esa profundidad que tiene el verde de sus ojos y muy bajito me dice...

- Doctora Espisona, si todo sale bien. ¿Querrías pasar el resto de tu vida conmigo?

   Las lágrimas que recogen mi cara; esta vez son de alegría y de felicidad. Lo miro y no puede tener mejor aspecto, nadie diría que está tan enfermo; ahora tengo mas claro que nunca que todo va salir bien. Todavía no ha llegado su hora, todavía ¡no! 

- ¡Claro que sí! Doctor Fernández. 

   Le doy un beso mientras le repito millones de veces cuanto lo quiero mientras el ríe a carcajadas, esas que me contagian de forma automática y que me llenan de felicidad... 





No hay comentarios:

Publicar un comentario