- ¡Por fín completamente solos!
¡Ay Dios mío! estoy como una pava, no se que contestar... Este hombre es para comérselo sin dejar un centímetro de él, bajo la cabeza para disimular mi emoción y él comienza a circular sin rumbo, ya que todavía no le he dado mi dirección.
- ¿Hacia dónde nos
dirigimos?
- ¿Sabes dónde queda Paseo
de Gracia?
- Sí.
- Púes dirígete hacia allí y
cuando estemos cerca te
indico.
- Ok.
Tengo la mente completamente en blanco, en estos momentos no se ni siquiera la dirección de mi casa, esto es mas grave de lo que yo pensaba…
- ¡Valentina! ¿distraída?
- No, ¿por qué?
Me hago la tonta para disimular, pero noto como estoy ruborizándome.
- Me encantaría saber ese
pensamiento tuyo, con ese
sólo me conformo.
¡Será malvado! disfruta sabiendo que realmente me pone nerviosa ¡joder! encima está sonriendo y mirándome, a la espera que me ruborice más aún.
- A mí también me gustaría
saber el tuyo, porque a
juzgar por tu cara, debes de
estar pensando algo no muy
bueno.
- El mío te lo digo ahora
mismo.
- ¡Ah! ¿si?
Lo miro fijamente…
- Pensando mejor, no te lo
voy a decir. Realmente no
quiero que salgas corriendo.
Lo que si te puedo decir es
que este momento no lo
cambiaría por nada.
Te pido, te ruego, te suplico que no sigas diciéndome esas cosas... ¡Valentina! Mantén la calma.
- Yo ¡sí!
Me mira riéndose...
- Ya estamos llegando... El
siguiente semáforo a la
derecha.
- Ok. Debe ser algo
estrésante vivir en pleno
centro, ¿no?
- Sí, más aún viniendo de
Sant Cugat, donde viven mis
padres, aquello es un sitio
muy tranquilo. ¿Lo conoces?
- Me suena el nombre, pero no
me ubico, como mamá tiene
familia aquí, igual me suena de
eso.
Por fin una conversación en la que me siento relajada. Termina Maroon 5 "Animals" y empieza “The Avener, Phoebe Killdeer - Fade Out Lines” ¡me chifla esta canción!
- Valentina, ahora giro a la
derecha, ¿verdad?
- Conoces bien Barcelona,
para llevar tan poco tiempo
aquí.
- ¡Bueno! Tu sabes…
- No seas modesto, no te
pega nada.
Nos reímos y yo me estoy poniendo malísima entre la canción y las miradas que me dedica mi piloto acompañada de su pícara sonrisa.
- No lo soy, es que da la
casualidad de que he estado
por aquella zona varias veces
con Pedro.
- Y Pedro ¿es?
- Es amigo de Mateo, bueno
mejor dicho es amigo de la
familia, su madre y la mía son
muy amigas de siempre. A
pesar de vivir en distintos
países nunca perdieron el
contacto. Siempre hemos
estado juntos en fechas
señalas, yo lo quiero como
un hermano.
¿Ese interés por Pedro? A
ver si me voy a poner celoso.
¡Puedes estar tranquilo!
- Curiosidad simplemente.
Pone gesto de ¡no me lo creo! Y ya casi estamos llegando.
- La siguiente a la izquierda
y ya casi hemos llegado.
- No está tan lejos, podrías
haber venido andando, lo
que pasa es que has querido
que te acompañara yo.
- ¿Bromeas? mejor dicho
será que mi compañía ha
reducido el recorrido y ¡sí!
Podía haber cogido un taxi
por ejemplo, pero he
preferido que me acercaras
tú, en eso no te equivocas.
- Cómo me gusta que te
pongas a la defensiva.
- Estás completamente loco.
Nos reímos y en este momento estoy temblando.
- No imaginas cuanto…
- Es aquí.
Pulso el botón del garaje para entrar con el coche.
- De verdad… ¿quieres que
suba?
- ¡Claro que sí! te has
merecido algo calentito.
Nuevamente está aguantando la risa. Mientras estaciona su coche junto al mío. Intento bajar del coche lo mejor que se porque estoy atacada de los nervios, me tiemblan las piernas, tengo fatiga,… pero aún así quiero que suba.
Nos dirigimos al ascensor. Hace un frío espantoso…
- ¡Que frío! Estoy deseando
entrar en casa para poner
la calefacción.
Me mira y sonríe. Nos envuelve el silencio. Yo miro mis zapatos mientras se abren las puertas del ascensor.
- Aquí vivo. Esta es mi
casa, adelante pasa...
- ¡Oh! No esperaba menos
de tí.
- Y eso que sólo has visto
el salón.
- A ver que opino del resto.
- Hoy no opinarás ¡nada!
sólo verás esto. Y siéntete
afortunado. No suelo traer
desconocidos a casa.
- Ya me siento así desde
que te ví, por lo tanto no
seré yo el que te pida nada.
Aunque sí te felicito por tu
buen gusto…
¡Mis oídos están en pleno orgasmo! Pero menos mal que ha reaccionado así, me acabo de tranquilizar un poco. Aunque no será por falta de ganas pero si por miedo… ¿miedo? ¡sí! tengo miedo. De lo que pueda estar pensando de mí. La verdad que no tenemos edad de besitos, estamos aquí en mi casa, solos y después de la noche de tensión sexual que ambos hemos tenido. Pero…
- Gerard ¡por favor! me vas
a subir los colores...
- Preferiría subirte el
vestido...
Yo preferiría que me lo arrancarás... Me coge por la cintura de un sólo y seco movimiento colocándome nuevamente frente a su boca...
- Para cuando ese "algo"
calentito Valentina.
¡Me va dar algo!, lo está haciendo queriendo. Provoca la situación de besarme pero me deja con la miel en los labios... ¿Querrá que tome yo la iniciativa? ¡Qué estoy diciendo Dios mío!
- Te apetece café, Té,...
Me suelta suavemente... Coge uno de los sillones giratorios de la isleta de mi cocina para sentarse.
- Un café, con leche ¡por
favor!
Mientras preparo el café noto como me observa, yo disimulo lo mejor que puedo...
- ¡Por cierto! ¿eres
decoradora?
- ¡No!, soy arquitecta, pero
me gusta mucho la
decoración.
- ¿Y ese acento?
- ¿Qué acento?
- El tuyo.
- ¿Qué le pasa a mi acento?
- No se... A veces, sólo a
veces, pareces andaluza.
Tienes una mezcla por ahí...
- Mi madre es Andaluza y de
las que no pierde su acento...
Se siente súper orgullosa.
¡Claro! lógicamente algo se
pega siempre y ¡sí! tengo
muchas coletillas de mamá.
El café ya esta listo ¡por fín! cojo la cafetera y noto su presencia seguida de su voz, que me dice al oído.
- Agua, por favor.
Casi me muero. Por poco caigo el café hirviendo. Sirvo el café y seguidamente me dirijo al frigorifico para coger agua, cuando me vuelvo me lo encuentro de frente.
- Azúcar, ¡por favor!
¡Ay, Dios mío! me va dar algo, este hombre no hace ruido cuando se mueve ¡que susto!
- ¿Necesitas algo más?
- Nada gracias, está todo
perfecto.
Que malísima estoy, espero que no se me note. No tengo ganas de café. Tengo que relajarme...
- Bueno Valentina, cuéntame
algo más de ti. Por ejemplo...
¿Por qué arquitecta?
- Siempre me gustó, además
estudie con Jimena que
actualmente es mi socia,
desde niñas fue nuestro
sueño y lo hemos cumplido.
Y tú, ¿piloto de caza? Tengo
entendido que es bastante
difícil…
- Simplemente te tiene que
gustar. Todo es menos
complicado cuando hay
ganas.
¿Ganas?, ¿de qué?, ¿qué estas pensando Valentina?, ¡por favor!, tranquilízate, sólo está hablando de su profesión. ¡Estoy fatal!
- Tienes razón, ¿dónde
vives?, ¿en Italia?
- No, actualmente vivo en
Florida, pero no tengo sitio
fijo, ando de aquí para allá,
dónde me envían.
- ¡Que miedo!
- ¿Qué miedo?, ¿de qué?
- ¡Uf! No se… no tener un
hogar definido. Para mí no
hay nada como estar en
casa, me gusta viajar,
conocer,… pero al final en
casa. No se si me explico.
- ¡Ya! pero es lo que siempre
quise ser desde pequeño. Mi
padre tenía la esperanza de
que alguno de sus dos hijos
siguiera sus pasos
profesionalmente hablando.
Pero Mateo que es el mayor
decidió ser abogado y en
cuanto a mí ya lo sabes… Mi
madre es la que peor lleva mi
profesión.
- ¡Lógico!
Entra la luz en casa, está amaneciendo. Nos hemos acabado los cafés. Y ahora ¿qué pasa? de pronto nos quedamos callados, Me mira, se levanta…
- Ya es de día, voy a
marcharme.
No quiero que se vaya.
- ¡Perfecto! te acompaño
para que puedas salir del
garaje.
Se pone la chaqueta mientras cojo las llaves y con todo el dolor de mi corazón abro la puerta de mi casa. Salimos. Llamamos al ascensor acompañados del silencio.
- Y ahora ¿duermes?
- No creo que pueda Gerard,
y ¿tú?
- Yo no sé, depende.
Depende de ¿Qué? Indirecta quizás… No se como actuar con un hombre a solas. Le diré a Jimena que me de unas clases. Salimos del ascensor y ¡oh! Llegó el momento.
- Gracias por el café.
- De nada.
Ahora ¿qué? se va y ni siquiera me pide el número de teléfono. ¿No lo voy a volver a ver? Lo miro fijamente y de pronto me estampa contra la puerta de su coche y me besa apasionadamente, no doy crédito con lo que está sucediendo, su boca junto a la mía ¡al fin! y el roce de su lengua es lo que llevaba esperando desde que le vi la primera vez… pero de pronto. Se aleja bruscamente.
- Te quitas ¡por favor!,
contigo ahí es imposible
subirme al coche.
No me lo puedo creer, ¿de qué coño va? Tengo ganas de echarlo a los leones y contemplar como lo devoran vivo. Contengo la rabia acompañada por la pena de la misma impotencia. No entiendo nada… no se que decir. Lo miro lo peor que se, mientras me alejo de la puerta. Se sube al coche, lo pone en marcha, baja la ventanilla mirándome fijamente.
- No deberías invitar a
tu casa a desconocidos, ni
siquiera como excepción.
Se va, de mi se apodera la ira, pero estoy paralizada, me siento incapaz de moverme… Intento analizar la noche y ¡hoy no! hoy sí que no he metido la pata en nada. He intentado ser amable y cordial, justamente lo que nunca soy a no ser un cliente y mira el resultado que obtengo. Ahora mismo maldigo el día que entre en el Slow.
No hay comentarios:
Publicar un comentario