Completamente sola, caigo en la cuenta de que no puedo llamar a Gerard. ¡No tengo su número! Otra vez ¡no! Suena el teléfono...
- Valentina ya estoy en
casa. ¿Has llamado a
Gerard?
- No puedo Jimena. No
tengo su número.
- ¿Qué? No me lo puedo
creer...
Yo si que no puedo creer que me haya pasado esto otra vez... Jimena me ha colgado. Lo que me faltaba, seguro que está pensando que es una excusa. La llamo y comunica...
¡Qué agobio! Como he metido la pata... Suena el teléfono nuevamente Jimena.
- Anota...
¡Mi salvadora! No se que haría sin ella...
- ¿Cómo lo has
conseguido?
- Valentina no estas bien...
Haces preguntas
absurdas...
Como lo voy a conseguir
llamando a Pedro ¿no?
- ¡Ay amiga! Tienes razón,
no estoy bien...
- Pues ponte bien rápido
que ya no tienes excusa...
Recuerda que me lo
prometiste.
- Sí, lo voy a llamar ahora
mismo.
- Cuéntale la verdad por
favor. Lo entenderá y
además de eso lo vas a
poner más cachondo así
que prepárate... Antes te
reventó pero ahora
conocerás el cielo.
- ¡Si! ¡Para ya! Me pones
nerviosa...
- Adeu. Mañana no
aparezcas por la oficina si
no lo has llamado.
- Que si pesada... Adiós.
Con el teléfono en la mano me siento incapaz de pulsar el botón de llamada... Es innecesario alargar más esta agonía y sin pensarlo... Un tono, dos tonos, tres tonos...
- Sí.
¡Ay Dios mío! me comió la lengua el gato...
- Valentina...
Sabe que soy yo... ¿Tendrá mi número o quizás este escuchando las disparadas pulsaciones de mi corazón? Inmediatamente cuelgo... Soy una cobarde... Me llaman y por primera vez es mi piloto. ¡Qué mala estoy Dios! Si esto va a ser así siempre no creo que resista mucho más en este mundo... Se corta e insiste... El tiene los cojones que a mi me faltan en este momento.
- ¡Si!
- ¿Valentina?
- Dime Gerard.
- Yo no, dime tú... ¿A qué
juegas? Para que me
llamas y te quedas callada
¡dime! ¿Tienes algún
problema?
Claro que sí, tú eres mi problema... El problema favorito de mi vida.
- Gerard, lo siento.
- ¿Lo siento?
- Si, lo siento. No se que
me pasó, serían las copas,
el trastorno de todo, no
se... Encontrarte allí
después de la última vez...
En fin...
- Valentina, Valentina...
- Gerard ayer yo...
Llaman a la puerta...
- No pasa nada, tranquila...
Abro y ahí está él. Entra sin pedir permiso. Me besa apasionadamente como el sólo sabe hacer, haciéndome sentir la mujer más deseada del universo.
- ¿Qué creías? ¿Qué te
ibas a librar de mí tan fácil?
Se ríe con su boca pegada a la mía y soy yo ahora la que le devuelve el beso dejándome la vida en ello. Siento que el corazón me sale del pecho, este hombre me llena de sensaciones, me hace sentir mujer... La mujer más maravillosa del mundo y la dueña de esos ojos negros.
- No vuelvas a
desaparecer así de mi
vida nunca ¿entendido?
- No me hagas sentir peor
de lo que ya me siento...
De repente me dan ganas de llorar, pero las contengo como puedo para que no lo note... Mientras me besa de nuevo me coge a horcajadas y me lleva hacia el sofá.
- No Gerard, aquí ¡no!
- Aquí no ¿qué?
Me bajo de sus fuertes brazos. Me mira y sonríe con cara de sinvergüenza, esa cara que me encanta... Lo cojo de la mano y me lo llevo a mi habitación...
- ¿Me vas a enseñar el
resto de la casa?
Le hago un gesto de silencio con el dedo índice, abro la puerta de mi habitación y sin pensarlo actúo por mis impulsos... Me vuelvo, lo miro y lo beso mientras le doy un mordisco en el labio inferior, disfrutando de su grosor... Con ambas manos en su pecho de un suave y seco golpe lo lanzo en mi cama... El me mira riéndose y yo me acerco como una pantera en busca de su presa desafiándolo con la mirada... No me deja llegar a su boca cuando toma el control encima de mi sin apenas darme cuenta, besándome nuevamente. Esta súper excitado puedo notar su erección. Yo también lo estoy pero tengo un poco de miedo ¿se lo digo? las palabras de Jimena vienen a mi mente... Suelta la lazada que sujeta mi divina bata blanca dejándome completamente desnuda. Me mira descarado a la vez que se muerde el labio. Desabrocho su camisa vaquera de una sola vez, mientras se la quito voy tocando sus hombros, bíceps, las venas de su antebrazo continuo disfrutando del agradable tacto de su piel tersa y morena hasta llegar a sus muñecas haciendo desaparecer la camisa... Mi piloto cierra los ojos y apretando la mandíbula traga saliva... Noto como siente lo mismo que yo y eso me enloquece, el brillo que desprende su mirada hace subir la temperatura de mi cuerpo... Me besa muy suave, baja por mi cuello y noto como de forma inmediata reacciona mi cuerpo ¡me vuelve loca! dirige su mano hasta mi sexo a la vez que recorre con su lengua uno de mis pezones, mi cuerpo vuelve a reaccionar humedeciendo aún más mi sexo... Sigue bajando y otra vez esa agradable sensación de excitación total nunca pensé que me gustaría tanto que me practicarán sexo oral, gimo, me coge las piernas para abrirlas aún más y levanta la cabeza...
- Relájate y disfruta, no te
cortes porque no voy a
parar hasta que se me
duerma la mandíbula...
¡Dios mío! ¿Qué dice este hombre? Gimo nuevamente, estoy tan excitada que creo que voy a estallar, el roce de su húmeda lengua con el contraste de los dedos entrando y saliendo de mi sexo me hace perder el control, gimo, gimo, no aguanto más, creo que voy a morir de placer... Me incorporo y le cojo del pelo levantando su cara, me sonríe, sube hasta mi cara, me besa... Esta súper excitado y yo estoy loca por sentirlo nuevamente dentro de mi pero tengo miedo... Se incorpora, con su mano derecha me da el preservativo... ¡Ay Dios mío! ¿Esto cómo se coloca? Entonces de nuevo en mi cabeza ¿se lo digo? Pero... ¿qué pensará de mi? Se lo tengo que decir, me va a volver a follar fuerte... Sin pensarlo más y dejando de hacerme preguntas innecesarias decido ser sincera, aquí, ahora, con el, ¿con quién mejor?... Lo miro fijamente...
- Gerard.
- Dime Valentina, ¿qué
pasa?
No se como decírselo, no se por donde empezar, me siento ridícula, aquí con el, desnuda, con el preservativo en la mano y sin ni siquiera saber colocarlo...
- No se como explicarte...
- ¿Cómo explicarme el qué
Valentina? ¿Ahora?
- El comportamiento de esta
mañana tiene una
explicación Gerard...
- Nena, olvida eso ahora...
Ya no importa, ahora
estamos aquí...
- Si que importa Gerard...
Escúchame ¡por favor!
Se incorpora...
- Soy todo oídos...
- Esta mañana actúe así
porque era mi primera vez...
Nunca antes he estado con
un hombre.
- Valentina ¿tú que te has
tomado?
- Gerard, estoy hablando
muy en serio.
- Valentina ¿crees que soy
gilipollas? Qué sentido tiene
que me digas esto ahora...
¿Tu primera vez? ¡Claro! La
mía también...
Su desconfianza hacen brotar mis lágrimas... No quiero ni mirarlo, no debería haberle dicho nada...
- Valentina, perdóname... No
me llores per favore, no
quiero que pienses que
desconfió de ti pero
entiéndeme... Fuiste tú quien
tomó la iniciativa y tu
soltura es impresionante
para no tener experiencia...
Ni por un segundo se me
pasó por la cabeza ¿por qué
no me lo dijiste? No se...
Estoy bloqueado ahora
mismo Valentina... Una
mujer como tú, segura, con
ese físico espectacular...
Le tapo la boca con mi mano...
- Por favor ¡cállate!
Se sienta sacando los pies por fuera de la cama y llevándose las palmas de las manos a los ojos... Yo siento pánico, no se que esta pasando por su mente... Le pongo mi mano en su hombro y se vuelve hacia mi...
- ¿Por qué no me lo
dijiste? Contéstame a eso
Valentina... ¿Por qué? No
me perdonaría hacerte
daño... Por eso te fuiste ¿a
que sí?
- Gerard, lo siento.
Me abraza, limpia las lágrimas de mi cara y me mira fijamente.
- Así puedo entender tu
reacción un poco mejor...
Valentina, ahora voy
hacerte el amor como tú
mereces.
Me besa con la misma pasión de siempre pero a la vez diferente con
un punto de delicadeza haciéndome sentir más especial aún. Se acerca a
mi oído susurrándome...
- No haré nada que no
quieras que haga o que
pueda hacerte daño...
Este hombre es para comérselo y no dejar rastro de su existencia...
- Haz conmigo lo que
quieras...
Me mira riéndose...
- No me digas esas cosas
que me vuelves loco y
después te duele...
Será ¡cabrón! Interrumpe mi pensamiento con un beso ¡me alimentaria de ellos el resto de mi vida! Dirige su mano hacia mi sexo aún humedecido y muy despacio introduce su miembro en mi dolorido sexo... Para mi sorpresa ahora ¡si! tengo una agradable sensación de placer, continúa besándome... Gimo, mientras se mueve dentro de mi me besa el cuello, noto como mis pezones están completamente excitados acompañando al resto de mi ser... Gimo.
- Valentina.
Gime, el ritmo se acelera igualando mi respiración y pulsaciones. Gimo nuevamente, el se activa aún más, yo siento una incontrolable sensación de placer, se incorpora un poco, me embiste más fuerte, gime... la exasperación me posee por completo y es ahora en este perfecto momento con este hombre dentro de mi cuando estallo llegando al clímax. Gimo, el me corresponde embistiendome fuertemente, gime y cayendo sobre mi pone la guinda del pastel con un mágico beso... Con su cara pegada a la mía, boca con boca me sonríe y yo me derrito. No quiero que este momento termine nunca...
Y en un suave susurro...
- Ni en mis mejores
sueños...
Sus palabras me dan la paz que tanto necesito. Quién me iba a decir a mi esto... Impensable. Se coloca junto a mi lado medio incorporado, con su mano sujeta su cabeza y me mira... ¡No puede ser más guapo! Intimidada por este momento me siento más desnuda que nunca. Agacho la mirada y me coge por la barbilla levantando mi cara...
- Tú y yo tenemos una
conversación pendiente...
Le sonrió tímidamente y con cara de circunstancia le pregunto...
- ¿Ahora?
Me sonríe...
- Ahora o cuando tu
quieras. No hay prisas
para ti Valentina...
- Gracias Gerard.
- Gracias a ti por
aparecer en mi vida... Yo
también tengo mis
secretos no pasa nada
por eso.
Sonríe pícaramente...
- ¡Si claro! Era tu primera
vez también ¿no?
Se ríe a carcajadas y eso ¡me encanta!
- No, eso precisamente
no, pero...
- Pero ¿qué? ¡dime! Para
ti si hay prisas...
- ¡Cómo no! pero como
soy todo un caballero, las
señoritas primero...
- Gerard ¡Por favor!
Le pongo pucheros y cara de súplica. Se ríe...
- Valentina, Valentina
supe que eras especial
desde la primera vez que
te vi cruzando la peatonal
de La Rambla.
¿Peatonal de La Rambla?
- La primera vez que me
viste si no recuerdo mal
fue en Slow.
- No, esa fue la primera
que me vistes tu a mi, yo a
ti te vi mucho antes de eso
y todos los días...
¡No puedo creer lo que oyen mis oídos! Me va a dar un ataque.
- Cuéntame eso ahora
mismo...
Se ríe mientras se pasa la mano por su pelo...
- Las exigencias conmigo
te las guardas...
Nos echamos a reír y empieza hacerme cosquillas, me muero ¡no las aguanto!
- ¡Para! Gerard por favor
no soporto las cosquillas.
Mirándome pega su frente a la mía a la vez que suspira...
- Valentina si tu supieras...
- A mi no me vayas a dejar
así ¡eh! quiero saberlo todo.
- Ya hablaremos de eso en
otro momento. Hay tiempo.
Ahora quiero disfrutar de tu
compañía, contemplar tu
belleza, eres perfecta para
mi. No imaginas lo feliz que
me ha hecho saber que he
sido yo el único hombre
que te ha tocado.
Y yo me siento la mujer más feliz del mundo al oír esas maravillosas palabras que salen de su perfecta boca con ese acento pronunciado que me fascina. Le beso y me corresponde dando media vuelta y colocándose encima de mi, me mira...
- ¿Qué estas haciendo
conmigo?
- No estoy haciendo nada
que no quieras que haga
¡digo yo! Así que no te
andes por las ramas y
cuéntame todo de una
vez... Me lo merezco ¿no
crees?
- ¿Estas preparada?
- Para todo.
Sonríe, a su vez agacha la mirada con expresión de sentir vergüenza... Algo bastante raro en el.
- Como te dije anoche,
vine aquí a pasar unos
días con Mateo. El día
antes de irme tras una
semana aquí, me pidió el
favor de que lo llevase a
trabajar y fue ese día en la
peatonal de La Rambla
cuando te vi por primera
vez. Yo estaba parado en
el semáforo y pasaste
delante de mi, destacando
entre todas las personas,
con unos tacones de
vértigo y una seguridad
arrolladora. Fue en ese
mismo instante en el que
decidí quedarme aquí. Lo
único que quería es que
llegara el día siguiente
para volver a llevar a
Mateo al trabajo con la
excusa de verte
nuevamente y así cada
mañana hasta nuestro
primer encuentro.
No se describir lo que siento en este momento... Necesito una tila doble con cara de triple urgente o tendré serios problemas taquicárdicos.
- Valentina no fue
casualidad que me
acercase a ti ese día en
Slow, tampoco fue
casualidad que el Sr. Adriani
como tu le dices ¡mi padre!
os contratara para el
proyecto de la casa de
mama...
- Pero, ¿cómo descubriste
que era arquitecta?
Lo que me faltaba ya para perder la cabeza por el era oír esto ¡qué bonito! Y yo que no creía en estas cosas va y me pasa en primera persona... Lo observo mientras me explica, me encanta todo el, la expresión de su cara, su voz varonil... Quién me iba a decir a mi el primer día que lo vi que sería el dueño de todos mis sentidos.
- Tras una semana
aproximadamente, Mateo
no entendía mi insistencia
en llevarlo a trabajar todos
los días... ¡Lógico! No lo
veía normal que estando de
vacaciones me diera todos
los días el madrugón para
acercarlo al despacho.
Entonces pasastes tú
como todos los días como
cada mañana y me dijo
directamente "Gerard ese
es el motivo de tus
madrugones ¿verdad?" No
se lo pude negar... Mateo
es puro italiano,
enamoradizo, romántico...
Pero yo no, todo lo
contrario. Es más ha sido la
primera vez en treinta y dos
años que tengo una
conversación de este tipo
con el...
De repente me mira y me dice...
- Me apetece una copa
¿a ti no?
Nos echamos a reír los dos y me besa, lo aparto y le digo...
- Enseguida te la traigo.
¿Qué te apetece beber?
- ¿Tienes Vodka?
- ¡Uf! ¿así estamos?
- Así me tienes... Pero
por favor que sean dos,
tu me acompañas.
- Eso ¡dalo por hecho!
Me levanto y me da una cachetada en el culo...
- Buen culo Valentina...
Me giro poniendo gesto de enfado y le sonrió a su vez... Preparo las copas y me dirijo a la habitación... Cuando entro ahí está el. Tener ahí en mi cama, a este hombre que me hace sentir plena, me llena de orgullo aunque también de nervios.
- ¡Um! ¡Qué rapidez!
Le sonrió mientras le doy la copa que a su vez la acerca a la mía para un brindis...
- Salud.
Esta nervioso, lo noto, pero necesito escuchar más, lo estoy deseando...
- Gerard, continúa... Per
favore.
- ¡Qué curiosa! ¿Dónde me
quedé?
- Mateo se dio cuenta que
supuestamente era yo el
motivo de tus
madrugones...
- No, supuestamente ¡no!
Eres el motivo y lo mejor
es que seguiría
madrugando el resto de mi
vida aunque sólo fuese
para verte pasar...
Tengo un nudo en la garganta que me oprime el pecho, estoy emocionada, bebo para disimular, me coge la cara levantándomela...
- Créeme Valentina, con
sólo verte, me hiciste
sentir mucho más que
cualquier mujer... Ahora
que estoy aquí contigo me
siento el hombre más
afortunado del mundo.
- Gerard, me vas a sacar
los colores.
- Los colores no, te voy a
sacar otra cosa que te va a
gustar mucho más...
No hay comentarios:
Publicar un comentario