¡No me lo puedo creer!, ¿es mi piloto?, ¿me he muerto o estoy soñando?, me tiemblan las piernas, no soy capaz de reaccionar. Me doy la vuelta y ahí está él, exageradamente guapo vestido de esmoquin, mirándome como nadie y haciéndome sentir la mujer mas afortunada del mundo por haber vuelto a encontrármelo.
- ¡Gerard! ¿qué haces aquí?
Los nervios se apoderan de mi estómago nuevamente… siento que voy a vomitar el corazón. Este hombre va acabar conmigo.
- Eso, lo tendría que
preguntar yo.
Sólo de pensar que no quería venir a la fiesta me dan escalofríos. Pero… ¿qué hace aquí?
- ¿Y eso? qué pasa… que
los italianos os conocéis
todos, o ¿qué?
Me sonríe pícaramente y yo no quiero volver a caer ¡no!
- Los que estamos aquí sí.
No se merece que le hable después de cómo me dejó tirada aquel día.
- ¿Y tú? Valentina.
- Yo estoy aquí por ser la
creadora de esta maravilla.
- Te felicito pues… la verdad
tengo que reconocer que
el resultado ha sido
espectacular.
- ¡Por favor! Ahórrate los
cumplidos conmigo, no
tienes que fingir ser amable.
Se perfectamente como eres.
- ¿Dolida?
Sí, ¡capullo! me dejaste con ganas de más y te largaste. Me encantas pero no pienso volver a caer, esta vez paso.
- ¿Dolida yo? ¡No!
Simplemente me provocas
una gran apatía. Así que si
me permites…
Paso a retirarme para buscar a Jimena. Y de repente me coge por la cintura suavemente colocándome a su vez frente a él. Siento que es una batalla perdida, no puedo evitarlo, no puedo resistirme, estoy envuelta por un enorme cosquilleo que recorre todo mi cuerpo.
- Valentina ¡por favor!
Discúlpame. Sólo quise
bajarte un poco los humos.
- No eres quien para darme
lecciones.
- Si que lo soy. Llevo
esperándote treinta y dos
años.
¿Por qué me dice esto ahora? No puedo mas… me derrumbo en sus brazos. ¡Valentina! ¡No!, no lo hagas por favor. Aguanta un poco que te vas a relajar en breve y piensa fríamente porque a éste por lo que se ve, le va lo difícil.
- ¡Que bonito! Te salió la
vena romántica ¿lloro?
No puedo aguantar su cara con ese gesto de súplica que me está poniendo, me lo comía aquí mismo y delante de todos.
- ¿Borrón y cuenta
nueva?
- Vamos a ver, Gerard cariño,
¿me has visto pinta de blog?
No funciona así el mundo
arranco la página porque no
me gusta y empezamos de
nuevo. ¡Ojalá! fuese así, esta
es la tercera vez que nos
encontramos y la segunda
que me pides borrón y cuenta
nueva.
- ¡Joder! Tampoco es para
tanto... Creo que estas
exagerando. ¿Qué querías
que hiciera Valentina?
- Mira guapo tienes un
problema, el otro día me
dejaste bien claro lo que querías
de mí, ósea nada, no se
a qué viene todo esto ahora...
- ¿Realmente crees que de tí
no quiero nada?
- Paso de seguir
contestando gilipolleces.
Ahora por favor si me
permites…
Nuevamente me coge de la cintura acercándose lentamente a mi oído…
- ¡Mírame! ¿Estas ciega? ¿No
me ves? ¿No me lo notas?
¿Crees que esto es nada?
- No me creo nada Gerard.
Déjame ir por favor...
- No, no te moverás de mi lado
en toda la noche.
¡Ay Dios mío! otra vez esa sensación, todas mis hormonas vuelven a dispararse ¡y como huele!
- ¡Suéltame! No puedes
obligarme.
-Para provocarte indiferencia
salta a la vista que apatía
sexual no te hago sentir.
Lo estás deseando al igual que
yo, tu boca miente a la vez
que tus ojos te delatan.
¡Que vergüenza! se me nota. No puedo aguantarle ni siquiera la mirada. La desvío hacia un lado, noto como empieza a subir el calor desde mi estomago hacia arriba y no quiero ruborizarme.
- ¿Por qué no me miras?
Valentina.
Porque va a ser, esa mirada tuya con esa intensidad que me traslada, creando en mí un incontrolable nerviosismo. Lo miro intentando desafiar su mirada a ver si así se corta un poco.
- ¡Valentina, Valentina! me
vuelves loco cuando te
enfadas, si sigues
mirándome así me veré
obligado a mostrarte lo bien
que han decorado los
interiores de tú obra de arte.
De repente el Sr. Adriani nos sorprende, con una copa de champán para cada uno.
- ¡Por fin os veo juntos!
¿Cómo?, ¿qué?, ¿esto qué es?, ¿qué significa? Mi cabeza empieza a dar vueltas muy deprisa.
- ¿Cómo dice Ignazio?
- Papa, ¡por favor!
¿Papa?, ¿cómo que papá?, ¿qué es el hijo de Ignazio? Me va dar un ataque ahora mismo.
- ¿Sorprendida? Valentina.
- La verdad es que sí Ignazio.
Con razón me recordaba tanto a Gerard. No estaba loca. Ignazio me recordaba a Gerard porque es su padre. Esto es muy fuerte. Voy a necesitar urgentemente otra copa de champán.
- Valentina, recuerda que le
dije que había sido muy bien
recomendada y que por eso
confiaba plenamente en
usted. Pues fue él, mi hijo
Gerard.
Ahora si que no entiendo absolutamente nada. El Sr. Adriani habló con Jimena antes de conocer a Gerard...
- Muchas gracias Gerard,
desde luego que no dejas
de sorprenderme.
- Ha sido un verdadero
placer recomendarla
Valentina.
Noto como me arde la cara…
- Tengo que añadir que ha
sido un acierto, mi esposa
está encantada. Dice que ni
en sueños hubiese imaginado
algo sí.
- Me alegro mucho, la
verdad que ha quedado
espectacular.
Me caes muy bien Ignazio pero necesito ¡qué te vayas!
- Valoro muchísimo el gran
esfuerzo que habéis hecho
para terminarla en tan poco
tiempo.
- Su satisfacción
acompañada de la de su
esposa, es nuestra mayor
recompensa.
- Ignazio, mi vida…
- En seguida voy.
¡Por fin! su amada esposa lo reclama.
- Si me disculpáis…
Estás disculpadísimo ¡venga!
- Sí papá.
Y al fín se retira tan caballero como siempre y yo me alegro muchísimo de quedarme a solas con Gerard.
- Serias tan amable de
explicarme… ¿Qué significa
esto?
- ¿Mas champán? Valentina.
- ¡No! Y por favor te pido que
me expliques todo ahora
mismo.
Se ríe sin hacerme caso alguno, coge dos copas de champán y me ofrece una.
- ¡Brindemos!
- Con una sola condición, a
continuación del brindis me
explicas todo ¿entendido?
Empezando por tu
recomendación.
Nuevamente me regala la picardía de su sonrisa y mi copa de champán se convierte en un chupito.
- Has oído mal, Valentina.
- No me digas que he oído
mal, me parece una falta de
todo lo que estás haciendo
conmigo.
- ¡Pobrecita! ¿lloro?
Ya estamos otra vez, me está desquiciando y creo que hasta ahora es la única persona que disfruta haciéndolo.
- ¿Por qué me copias?
- Estoy disfrutando con la
agonía de tu intriga y con las
ganas inmensas que tienes
de hacerme lo peor…
- Exactamente, en este
momento te mataba gratis.
Me mira fijamente y vuelve a sonreír, cuando de repente…
- ¡Bonita pareja!, no seas
mal educado Gerard y
preséntame a esta belleza.
¡Más interrupciones no POR FAVOR! Gerard, no pone muy buena cara que digamos… va a resultar que este invitado, que hasta ahora no se quién es, no le hace mucha gracia.
- Es Valentina, una de las
creadoras de esta maravilla.
- La felicito Valentina, bonito
nombre. Permítame que me
presente. Soy Manuel.
Gerard se lo está comiendo con la mirada, ¿Quién será este tal Manuel?
- Manuel, ¿Por qué no te
das una vueltecita?
¡Madre mía! Manuel le sonríe a Gerard irónicamente, mientras se dirige a mí.
- Valentina le aconsejó que
no pierda su tiempo con
alguien tan poco inteligente
como mi primo.
El puto primo con cara de informático pajizo, le está tocando los cojones a mi Gerard... pero no seré yo la que salga a su defensa.
- Lo tendré muy en cuenta
Manuel.
- Hazme caso Valentina,
eres mucho arroz para
tan poco pollo.
- No hagas más el ganso
Manuel.
No puedo evitar reírme al ver la cara de Gerard...
- Al menos le he sacado
una sonrisa a Valentina...
- Hacer de payaso siempre
se te dio bien, primo.
- ¿Te has fijado Valentina?,
La decisión es toda tuya...
Encantado preciosa.
- Ha sido un placer Manuel.
- Gracias Valentina.
- Hasta luego primo.
Gerard se despide de Manuel con sonrisa malvada...
- ¡Valentina! No hagas caso,
en todas las familias hay un
tonto listo y en la mía es el.
Mi primo Manuel.
- Ah ¿Sí? Yo creía que ese
eras tú.
- Como te gusta la pimienta
¡Valentina!
¿La pimienta? ¡Ay Dios mío! ¿Qué significa eso?
- ¡Uf! No lo sabes tu bien...
Se echa a reír, mientras lo miro seriamente.
- Me gustaría invitarte a
cenar, a tomar algo, no se…
quiero verte.
- ¡Ya lo haces! estoy aquí.
Lo miro con cara pícara, para que no se enfade. Y empecemos nuevamente con nuestras continuas batallitas pimenteras.
- Te lo digo en serio
Valentina, ¿Cuándo
podemos vernos?
- ¿Me estas pidiendo una
cita?
Siento que el corazón me sale por la boca, se apoderan de mi los temblores de las piernas, disimulo todo lo que puedo y clava sus ojos en los míos como él solo sabe hacer.
- No es una cita, es la cita de
tu vida.
- Que seguridad, ¿no?
- Yo no he dicho que sea
para bueno.
Levanta una ceja mientras se ríe.
- Es broma, Valentina.
- Me lo pensaré.
- ¿Cómo que te lo pensarás?
- No eres de los que aceptas
un no por respuesta
¿verdad?
- No, soy de los que consiguen
todo lo que quieren. Y tú eres mi
principal objetivo.
- ¿Objetivo? eso soy para ti,
me gustaría saber lo que
sueles hacer con los
objetivos conseguidos.
- Disfrutarlos hasta el
cansancio. Claro, que de
algunos no me canso nunca.
Ya está otra vez esa sensación de… no se ni describirla en este momento. Lo único que se, es que me lanzaría en sus brazos en este mismo instante quedándome en ellos para siempre.
- Valentina, me vuelves
loco, toda tú… eres distinta
a todo lo que he tenido
hasta ahora y por eso estoy
impaciente por descubrir
mas sobre tí. Me fascinas.
No puedo creer lo que me está diciendo… ¡lo vuelvo loco!, ¡lo fascino! pero no entiendo nada, realmente estamos todo el tiempo discutiendo… De repente se oscurece todo, los invitados se agrupan porque el Sr. Adriani le está dedicando una canción a su queridísima esposa mientras la saca a bailar ¡que bonito!
- Gerard ¡por favor! ¿qué
haces?
Me da media vuelta de esas a las que ya me estoy acostumbrando y me besa apasionadamente. Yo le correspondo siendo inevitable resistirme... y en un suave susurro…
- Estaba loco por sentir tú
boca nuevamente desde el
primer momento en que te vi
sola...
Este hombre me hace volar, el sí me vuelve loca, primero me mira bruscamente, me besa con pura pasión, para terminar me susurra de forma suave y delicada. ¡Creando el cóctel perfecto! me parece que no tengo ni pulso en este momento… bloqueada por completo intento reaccionar con rapidez para que no note nada.
Con la mente completamente en blanco y sin saber que decir, me dejo llevar por mis impulsos devolviéndole el beso con la misma o mas intensidad que él. Sin darme cuenta y sin saber por qué mi mano esta tocando su miembro erecto, en cuanto me doy cuenta me retiro bruscamente.
- ¿Excitada?
- No más que tú.
Me muero de vergüenza, me doy la vuelta y lo dejo acompañado de su erección. Me dirijo hacia donde esta Jimena, para decirle que nos vamos. No se porque, son muchas cosas, demasiadas sensaciones... lo que me hizo la última vez me detiene por miedo a que me vuelva a dejar tirada, tengo tantas preguntas sin contestar... el champán y el atrevimiento por mi parte, me hace sentir completamente avergonzada ó ¿quizás no deberia?
- ¡Valentina! ¿qué pensabas
irte y dejarme así?
- Sí exactamente eso voy
hacer, así quedamos
empatados. Uno contra uno.
- Esto no es un partido de
fútbol y mucho menos una
batalla. Me rindo, tú ganas,
pero con la condición de que
pasarás la noche conmigo.
¿Qué dice? ¡Ay dios mío! Se acerca a mí cautelosamente y sin quitarme la mirada de encima, yo no puedo hacerme mas la dura, porque estoy derretida por sus encantos. Además para rematar el ambiente lo exige, los dos solos, apartados de los invitados, con poca luz… deseo que me bese de nuevo y él como si me leyera el pensamiento, cuando está a un milímetro de mi boca…
- Siento decirte que hoy no
te escapas.
- Gerard, ¡por favor!
- Por favor nada, lo estás
deseando al igual que yo, solo
déjate llevar y disfruta de este
momento...
Peligrosamente cerca dejándome inmovilizada. Introduce su mano por debajo de mi pelo a la altura de la nuca, agarrandome de forma intensa pero suave a su vez. Se acerca a mi oído y sin darme cuenta me quita con la boca el pendiente, siento como se endereza todo mi cuerpo mientras me susurra nuevamente…
- Me encanta como hueles,
pero estás más guapa sin
pendientes.
Este hombre es un maravilla, ¡que habilidad! Y sobre todo que delicadeza, en este instante me gustaría estar mas guapa sin nada y que de la misma forma desapareciera todo lo que llevo.
- ¡Gerard!
Al fondo una chica muy mona llamando a mi piloto ¿y esta quién es ahora? ¡vaya nochecita!
- Siento la interrupción,
pero te necesito urgente.
Me mira fijamente.
- ¡Hola! Soy Antonella.
- Encantada soy Valentina.
- Igualmente Valentina, si me
disculpas, necesito llevarme
al hombre mas guapo de la
fiesta.
- Por mí no hay problema.
Gerard se acerca a mi oído…
- Vuelvo enseguida. No te
muevas de aquí.
Se va y me deja por esa tal Antonella ¿quién será?, seguro que es familia porque es italiana ¿o no? La cabeza me da vueltas, decido buscar a Jimena, no voy a quedarme aquí como una tonta sin moverme a la espera de que vuelva.
Al fondo veo a Jimena riéndose con ese tal Pedro ¡otra vez no! Me dirijo hacia allí e interrumpe mi paso…
- ¿Le han dejado sola?
- ¿Cómo dice?
¿Este quién es?... ¡que guapo! Desde luego que aquí estoy rodeada…
- Me gustaría invitarle a una
copa, si me permite, soy
Paolo.
Caballero, educado, guapo, alto, moreno, con ojos verdes,… Yo no se con quién se ha ido Gerard, así que ¿por qué no? Le dedico una sonrisa aceptándole la copa que me ofrece…
- Gracias, soy Valentina.
Eleva su copa a la mía provocando un sutil brindis.
- Un verdadero placer
conocerla.
- Lo mismo digo.
Mientras bebo un sorbo, noto como Gerard nos ha visto y se acerca hacia nosotros ¡bien!
- ¡Valentina!, esto es tuyo.
Deja caer el pendiente en mi mano de forma descarada.
- Te lo dejaste en mi
habitación cariño.
¡Atrevido! ¿qué está celoso? Me siento más triunfadora que nunca...
- Gracias, Gerard.
- Hola soy Gerard, el
prometido de Valentina.
¡Lo que me faltaba!
- Soy Paolo, encantado.
¿Eres hijo de Ignazio?
- Sí y usted ¿es?
- Soy un buen amigo
además de su colega del
hospital, hemos trabajado
juntos varios años. Hasta
que me destinaron aquí a
Barcelona.
No puedo aguantar la risa... ¿su prometida yo? ¡qué bien suena! Estoy feliz solo de pensar lo celoso que se ha puesto Gerard, aunque poco le ha durado, ha sabido muy bien ocuparse de este tal Paolo, marcando su territorio.
Poseída por mi pensamiento que me aleja de todo, reacciono al oír mi nombre…
- Valentina encantado,
espero volver a verla algún
día.
- Igualmente Paolo.
- Si me disculpáis…
- ¡Cómo no!
Dice Gerard con cara de caballo ganador ¡yo de verdad! Resoplo sin darme cuenta…
- ¿Qué te pasa? ¿Agobiada?
- Tú crees que está bien lo
que has dicho.
- No, pero esto no hubiese
pasado, si te hubieses
quedado quietecita donde te
dije.
- ¡Perdona! ¿Ahora eres mi
amo?
- No, ni lo pretendo ser, pero
no me dejas otra opción que
permanecer a tu lado toda la
noche. Me ha quedado lo
suficientemente claro que no
puedo dejarte sola.
- Me estas agobiando
Gerard, voy al baño…
- Te acompaño.
- No hace falta, todavía se la
distribución de esta casa.
- Soy tu prometido Valentina
y los prometidos hacen esas
cosas.
- ¡Mira guapo! Ya quisieras…
Me doy la vuelta y me dirijo al baño. Ahí está esa tal Antonella.
- ¡Hola Valentina! Esta
ocupado, al fondo a la
izquierda hay otro, ve allí.
¿Y esta con quién se cree que está hablando? Se perfectamente donde está todo…
- No prefiero esperar, gracias.
- Mejor ve al otro. Yo también
voy a entrar, además le estoy
guardando el sitio a mi
hermana y eso…
¡Pero bueno! Esta donde se cree que está ¿en el baño de la universidad?
- Pues entonces iré, será lo
mejor. Gracias.
Así por lo menos me la quito de encima, me dirijo hacia el otro baño. Entro, que descanso de ruidos, alejada de todo me miro en el espejo para retocarme los labios.
- No te hace falta, eso ahora…
Como arte de magia... ¡Gerard!, ¡que susto! No puedo evitar dar un respingo. Se dirige hacia mí descarado como el sólo… y yo tiemblo.
- Has caído en mi trampa...
- ¿Qué haces? ¡Eres un
atrevido!
No me deja terminar la frase cuando me besa, dirigiendo su mano hacia el escote de mi espalda, deslizándola hasta llegar a mi culo, suavemente pero de una forma intensa a su vez, la sube hacia mi cuello, mientras la otra mano se encarga de subirme el vestido hasta llegar a mi sexo. No me lo puedo creer ¿en un baño? ¿mi primera vez? ¡No por favor! Completamente excitada y sin ninguna gana de hacer esto, le quito la mano, le cojo la cara con la otra y lo miro fijamente…
- Gerard, ¡por favor! aquí no,
¡así no!
Su mirada desprende fuego, seguramente el mismo que estará viendo en la mía. Me da un beso en la frente y sale del baño sin decir nada. ¡Ay Dios! Espero que no se haya molestado. Me retoco rápidamente y salgo del baño corriendo para buscarlo, cuando de repente me interrumpe Jimena…
- ¡Valentina! ¿dónde te
metes? tengo que hablar
contigo, muy fuerte todo…
-Ahora no puedo Jimena, lo
siento.
Como una loca desesperada busco con la mirada a mi piloto pero no lo veo… Tengo una sensación de angustia que me oprime el pecho y me pregunto a mi misma si he hecho algo malo… pero no entiendo de estas cosas, ojala hubiese experimentado con alguien para poder seguir esta clase de juegos hasta el final. Me ahogo en un mar de dudas al no saber que puede estar pensando de mí… y por fin lo veo allí a lo lejos, dirigiéndose hacia mí, mirándome como si siguiéramos en ese maravilloso baño, los dos solos y es en este preciso instante cuando me siento como una reina del siglo XIV con la ovación de su pueblo… Cuando se acerca mi euforia disminuye al ver que viene acompañado de Antonella y un clon de ella.
- Valentina estas son mis
hermanas. A Antonella ya la
conoces, ella es Donata.
¡Uf! que descanso, les dedico una sonrisa, aunque no puedo evitar sentirme culpable por lo mal que me ha caído Antonella sin haber hecho nada malo la pobre y encima resulta ser su hermana. Donata me sonríe mientras me mira descaradamente, me parece a mi que estas gemelitas prometen…
- Encantada chicas…
- Igualmente, estábamos
deseando conocerte.
Además de ser idénticas, hablan al mismo tiempo. Qué agobio…
- ¡Ah! ¿sí?
- Sí, nos ha encantado la
nueva casa de mamá.
Estamos estudiando lo
mismo que tú. A Antonella
y a mi nos gustaría ser como
vosotras. A Jimena la
hemos conocido antes.
¡Ay, que monas!
- Entonces debemos
tener cuidado con
vosotras, me da a mí que
vais a ser una buena
competencia.
- Valentina tranquila, hoy
quieren estudiar una cosa
y mañana otra…
Nos echamos a reír los cuatro mientras Donata le tira de la oreja a Gerard por el comentario.
-Valentina ten mucho
cuidado con él, le gusta ir
por la vida disfrazado de
ángel.
Nos volvemos a reír…
…
Mientras seguimos hablando y riéndonos con estas gemelas que al final, me han conquistado el corazón. Observo como Gerard las mira, me doy cuenta que se le cae la baba con sus hermanas y a mí con él, me parece que esto va en cadena.
De repente nos interrumpe Jimena…
-¡Valentina! Por favor.
- Si me disculpáis…
Me retiro.
- ¿Qué te ocurre Jimena?
- ¡Ay! nada, que estoy
muy contenta y te lo tenía
que decir.
Es única…
- Yo tampoco voy a negar
que no me arrepiento ni
un poquito de haber
venido la verdad.
Nos reímos.
- ¡Ay Valentina! sólo
pensar que no querías
venir… de haber sido así
no hubiésemos visto a
Pedro y Gerard. Te dije
que tenía un
presentimiento ¿te
acuerdas? ¡Ay Valentina!
Creo que Pedro está loco
por mí y yo me muero por
él, me encanta…
- Seguro que sí, tú eres
capaz de volver loco a
cualquiera, pero por favor
para ya con ¡ay Valentina!
que me pones nerviosa.
- ¡Ay amiga!
Nos echamos a reír, porque es imposible que deje ese ¡ay! da igual lo que diga después, pero el ¡ay! lo tiene que decir.
- Qué Jimena qué…
Seguimos compartiendo nuestro entusiasmo como dos adolescentes mientras nos fumamos un pitillo, alejadas del resto de invitados observo como se acercan Gerard y Pedro.
-¡Ay Valentina! aquí
vienen…
- Que alejadas estáis
¿no?
- Sí Pedro, Valentina
estaba un poco mareada.
¿Yo? esta niña… fijándome bien en Pedro me doy cuenta de que es normal que Jimena este así, tengo que reconocer que es tremendamente guapo. Aunque no mas que mi Gerard.
- Te encuentras mejor
¿Valentina?
- Sí Gerard, gracias.
- Hemos pensado Gerard
y yo tomar algo en algún
otro sitio. Claro que si te
sientes mal Valentina…
- No te preocupes Pedro,
de verdad no ha sido
nada. Por mi parte
perfecto.
- Por mí también.
Ya estaba tardando en confirmar Jimena...
- Vamos pues…
Nos dirigimos a recoger nuestras cosas. Pasados unos minutos de protocolo y agradecimientos con la familia Adriani, llega el momento de dirigirnos hacia fuera y allí están los dos, esperándonos, tan caballeros como ellos solos. Y yo atacada para variar. Gerard ya empieza a reírse, disfruta como nadie cuando me ve tensa… yo le sonrío e intento disimular para no perder costumbre.
- Valentina tú vienes
conmigo en mi coche y
Pedro con Jimena se
van en el vuestro, si os
parece bien, ¡claro!
- Por mi no hay.
problema.
Jimena recuperando velocidad en las contestaciones... Se dirige con Pedro hacia el coche mientras Gerard me abre la puerta del suyo, ofreciéndome nuevamente su mano a la vez que me pone cara de niño bueno. No puedo evitar reírme al venir a mi cabeza el comentario de Donata hacia su hermano (cuidado Valentina suele disfrazarse de ángel) lo acabo de visualizar en mi mente con alas incluidas.
…
- Gracias Gerard.
- Después de nuestro
último encuentro solos
te noto mas dócil y
relajada.
Nos reímos y noto como empieza a subir el calor por mis mejillas. Llaman a Gerard… Al contestar es Pedro.
- Gerard sígueme,
os voy a llevar a un sitio
muy especial. Os voy a
sorprender.
Cuelga y pienso dónde será ese sitio que yo no pueda conocer…
- Valentina, me apetece
estar sólo contigo…
¡Me muero!
- La verdad, que a mí
también.
No me queda otra que decirle la verdad… me mira guiñándome un ojo y seguidamente llama a Pedro.
- Pedro, Valentina y yo
cambiamos de rumbo.
- ¡Perfecto! hablamos…
- Ok.
Me mira con cara de sinvergüenza y se desvía hacia la avenida.
- ¿Dónde me llevas?
- A estar solos…
Entre ese acento y lo guapísimo que esta vestido de esmoquin mi cuerpo sólo siente escalofríos. No va pasar nada que no quiera que pase, tengo que tranquilizarme. Coge el primer desvío de la derecha y mete el coche en un parking.
- Valentina, vamos a mi
casa y yo si te la voy a
enseñar enterita.
Nerviosa y sin saber que contestarle me hecho a reír… Tranquila Valentina, solo lo dice con sarcasmo para intimidarte además el comentario viene al dedillo por lo que le dijiste en tu casa… ¡y una mierda! Eso va por lo que va…
- Y esa risa, ¿nerviosa?
- Yo! Para nada…
¡Ay qué mal! No sé qué hacer, es un tío no un niño y después de nuestro último encuentro en el baño vamos a lo que vamos… se lo tengo que decir, pero… que corta rollo y además de eso no se lo va a creer. Socorro ¡no sé qué hacer! Tengo que reaccionar, pensar... ¡Ya está! No le diré nada. Cogeré el toro por los cuernos, total tampoco será para tanto, soy una mujer fuerte. Eso es lo que voy hacer ¡sí! seguro que no se da cuenta de nada, de esa forma evito tener que contar cosas que no me apetecen y menos en este momento…
Subimos y observo su tranquilidad, ¡qué alegría! él seguro que está acostumbrado a estas cosas y yo todo lo contrario.
Abre la puerta y seguidamente me deja paso...
- Valentina...
Lo miro y entro, ¡qué misterio todo esto para mí! Que sensación mas extraña, cuando enciende la luz, es un loft de dos plantas ideal, completamente diáfano súper moderno… observo desde abajo su dormitorio situado en la parte de arriba como era de esperar y una enorme isleta que separa la cocina del espacioso salón. Todo en líneas rectas combinado con una tranquila gama acromática en la que destaca el color blanco. Me llama la atención una maxi estantería de libros que ocupa un frontal entero del salón, dándole un toque intelectual e interesante pero a la vez con una pequeña mezcla entre lo vintage y lo moderno. ¡Me encanta!
Me siento en el sofá mientras me sirve una copa…
- Ponte cómoda, Valentina.
- No sabía que tenías piso
aquí en Barcelona.
- No sabes tantas cosas
de mí…
- Cuéntame entonces…
- ¿Te interesa?
- ¡Pues claro! ¿lo
dudabas?
- En realidad no es mío es
de Mateo, bueno no, ahora
es mío. Te explico… este
loft era de mis padres, paso
a manos de Mateo, pero a
el se le hizo pequeño cuando
empezó a compartirlo con su
novia.
Como ves, esta
acondicionado para la
típica persona que vive
sola...
- No sabía que Mateo
tenia novia, no la he visto
hoy… bueno no la he visto
nunca.
- Tenía novia exactamente,
en pasado, ya no tiene,
ese es el motivo por el que
vine aquí a pasar unos
días con mi hermano, no lo
está pasando muy bien la
verdad.
Lo siento por tú hermano, pero si ese es el motivo de que estés aquí, bendita ruptura.
- ¿Unos días?
- ¡Sí! Solo viene a pasar
eso mismo unos días,
quizás como mucho una
semana, pero… al final
mira, llevo dos meses aquí.
Y todo por tú culpa.
- ¿Mi culpa? Qué tengo
yo que ver con esa decisión
además no hace dos
meses que nos conocemos.
- Tú a mí no.
- ¿Cómo que yo a tí no?
¿Tú a mí sí? Explícate…
¡Especifica! Que al final
siempre me despistas y no
te pregunto lo que
verdaderamente quiero…
Empecemos con lo que se
quedó en el tintero ¿cómo
es eso de que le distes mis
recomendaciones a tú
padre? ¿Sabías que era
arquitecta?
- Valentina, siempre hay
unos ojos que te miran sin
tú saber que existen.
- Gerard, me estas
asustando.
- No creo que seas de las
que se asustan.
Se acerca a mi aún más de lo que ya estaba…
- Aún no te lo voy a
contar…
- ¡No seas malo!
- Mala eres tú que me
tienes con una continua
erección desde el primer
momento en que te vi. Así
que a ver que se te ocurre
hacer con ella…
No doy crédito con lo que estoy escuchando, sin mas me decido actuar rápidamente, ¡cuanto antes mejor! Suelto la copa y le susurro al oído.
- ¡Ay qué lástima!, ¿Por
qué no me lo has dicho
antes? Lo último que
desearía es hacértelo
pasar mal…
Mientras le quito los tirantes que sujetan su pantalón de esmoquin. Desabrocho el botón bajando la cremallera de un tirón a la vez que le muerdo el labio inferior, ¡cómo sí fuese una experta! noto su erección en mi mano, la excitación de su mirada… ¡Me encanta esta sensación de poder!
Porque me apetece y sin pensar en nada mas. Saco su enorme miembro erecto y lo introduzco en mi boca…
- ¡Uf! Valentina…
Su excitación activa la mía aún mas. Me coge del pelo mientras continuo saboreando esa sensación de placer y seguridad con la que me estoy desenvolviendo. De repente me quita y me besa, esta súper excitado, eso me provoca una sensación de bienestar nunca antes conocida. Me mira fijamente mientras se deshace de mi vestido con una espectacular soltura… dejándome lucir mi precioso body ¡qué por fin lo ve alguien! Se muerde el labio mientras tira de los corchetes y me dice…
- ¡Sei una dea!
Lo que me faltaba para terminar de entonarme es oír decir de su boca que soy una diosa y en italiano... Completamente desnuda, él aún continúa con la camisa puesta, se la desabrocho mientras me besa desesperadamente, como si no hubiese un mañana, me coge en brazos para subir a su dormitorio, haciéndome sentir peso pluma, esos brazos fuertes y robustos, con esa piel tersa y morena, que acompaña a ese pecho perfectamente definido. Dejándome caer en su cama, me doy cuenta, que llegó el momento al ver como se inclina para coger el preservativo y colocárselo… no se que va pasar, pero si es como hasta ahora me gustará. Tumbada completamente con el encima, empieza a deslizarse hasta llegar a mi sexo… mientras juega con su húmeda lengua yo me retuerzo y gimo, tengo una sensación de euforia mezclada de placer y lo único que se me ocurre pensar es en como no había probado esto antes, siento como introduce uno de sus dedos dentro, mientras sigue jugando con su lengua en mi clítoris, introduce otro dedo ahora ¡son dos! gimo, no aguanto mas esta maravillosa sensación e intento cerrar un poco las piernas, por esta sobredosis de placer que me va hacer estallar, pero él inmediatamente me las abre sujetándolas para que no las cierre, gimo… el corazón me va estallar no se el número de pulsaciones por minuto que puedo tener en este momento, pero no soporto mas y le digo: para, para… levanta su cabeza de entre mis piernas, mirándome con una malvada sonrisa y sin decir nada se incorpora para introducir su erecto miembro en mi inexperto sexo y gime… yo noto su excitación pero acompañada de mi dolor, como un fuerte pinchazo, de nuevo empuja y… ¡que dolor! Y él sigue… me siento mareada, arrepentida de no haberlo avisado, ¡ay dios mío! nuevamente de forma continua me embiste… el gime y yo rezo para que esto termine, preguntándome cuando llegara el placer nuevamente… que por lo que veo hoy no lo voy a volver a sentir, ya que mi piloto me está reventando… vuelve a empujar y a gemir de placer y yo gimo de dolor, aunque he notado una leve sensación de placer, creo que es de la excitación que me provocada el ver como disfruta conmigo y por fin llega el momento de su eyaculación, gime dejando caer todo su peso sobre mí y yo automáticamente lo aparto, girándome hacia el otro lado para levantarme.
- ¿Dónde vas?
- Al baño.
Entro en el baño y sin ni siquiera pedir permiso abro el grifo de la ducha… ¡si! Es lo que mas me apetece en este momento. Tengo una horrible sensación de escozor, solo puedo pensar en que he sido tonta, se lo tenía que haber dicho ¡qué dolor!, que sensación mas rara tengo, corriendo el agua por mi cuerpo me dan ganas de llorar, pero no lo voy hacer, aquí ¡no! De repente llama a la puerta…
- Valentina, ¿te encuentras
bien?
Intento disimular mi titubeante voz…
- Estoy bien, gracias.
- ¿De verdad?
- Sí. Enseguida salgo.
Cojo una de las toallas de la estantería y abro la puerta. Ahí está el tan guapísimo como siempre pero con cara de preocupación…
- Gerard, lo siento, me
duche sin tú permiso…
- No pasa nada, estás en
tu casa, pero… ¿de
verdad estás bien?, me
tenías preocupado, no
sabía si te había ocurrido
algo, no se… es una
sensación que me ha
dado.
Socorro, me quiero ir de aquí, el no tiene la culpa pero me quiero ir de aquí ¡ya!
- No te preocupes tanto,
se muy bien cuidarme
sola.
Me dirijo hacia la planta baja dejándolo ahí con cara de tonto, que pena me da, pero tiene que ser así… tengo que salir de aquí y cuanto antes mejor. Noto como viene detrás…
- Valentina, ¿te vas?
- Sí.
Me visto deprisa, no quiero ni mirarlo a la cara, cojo mi bolso dirigiéndome hacia la puerta de salida.
- ¡Valentina!
Me adelanta el paso colocándose con su pecho desnudo delante de la puerta para impedir que salga.
- Gerard, déjame salir.
- Por favor, quédate
conmigo…
- Lo siento, pero ¡no!
- Valentina, que te ha
pasado… no entiendo,
además ¿cómo te vas?
vinimos en mi coche...
- En taxi, ya lo llamé,
seguro que está abajo
esperando, así que si me
dejas salir, por favor…
- Valentina
Suspira pasando su mano por su pelo con sensación de agobio, se quita, me abre la puerta, salgo y le digo...
- Lo siento Gerard, no
soy de las que se
quedan a calentar la
cama.
Le tiro un beso con mi mano y lo dejo allí mirándome atónito y sin reaccionar. Siento que se me parte el alma pero ni lo miro y me voy. Cuando salgo del ascensor, llamo al taxi y me enciendo un pitillo mientras llega a ver si así me relajo, no puedo borrar de mi mente la enorme decepción que me ha transmitido su mirada... Hace frío, me apetece estar con él, pero necesito llegar a casa, pensar, desahogarme,…
Entro en el taxi, le indico mi dirección y miro por la ventana, observo una pareja que se ríen mientras se miran, dirigiéndose hacia algun lugar y entonces me pregunto a mi misma ¿el amor existe? o ¿quizás es una atracción física que después de un tiempo se esfuma? a Jimena por ejemplo no le duran los novios mas de dos años, aunque por otro lado esta Sofi que lleva ocho años con Hugo, bueno… y mis padres que son un ejemplo a seguir ¡claro que existe! supongo que hay quien tiene la suerte de encontrarlo y quien no ¡uf! el cansancio mas todo lo demás, me está afectando mucho mas de la cuenta.
- Son veinte con cincuenta.
- Aquí tiene gracias.
- A usted.
Me bajo del taxi. Entro en casa y me abruma el silencio, me dirijo hacia mi habitación, me desnudo mientras me miro al espejo sin poder evitar que me venga a la mente la imagen de Gerard al irme y por otro lado está horrible sensación de haber traicionado a mi hermana... las lágrimas inundan mi rostro, debería hablar con Jimena, contarle todo lo que ha sucedido esta noche y sobre todo pedirle consejo, por primera vez lo necesito… he querido mostrarle a Gerard una Valentina pasota y en vez de eso he parecido una mujer alfa. No quiero ni pensar la imagen que tendrá de mí en estos momentos. Tengo miedo de no volver a verlo, él que ha sido el único hombre que ha sido capaz con solo mirarme de volverme loca, de hacerme dudar de mis ideales, de despertar en mí el deseo, la curiosidad, de hacerme sentir frágil y tener miedo…
Miro el reloj, pero aún es temprano para llamar a Jimena, seguro que está con Pedro.
Me preparo un café y pongo mi canal, pero ni por eso desconecto…
Estoy de los nervios, ya no puedo mas, voy a llamar a Jimena.
- Si.
- ¿Estás dormida?
- Sí, ¿Qué te pasa?
- Ven a casa, te
necesito urgentemente.
- ¿Te ha pasado algo?
- Cuando llegues te
cuento.
- Ok, voy para allá ¡ya!,
prepárame un café.
- No tardes, por favor.
- No querrás que vaya en
pijama ¿no?
Al final me sacó la sonrisa, no he podido evitar imaginármela en pijama por la calle pero sin olvidar su Carolina Herrera.
- Sí vente en pijama por
favor.
- No me lo pidas mas,
que sabes que por ti
¡todo!
- ¡No! cari, vístete ¡por
Dios!
Nos reímos.
- Adeu, finsara.
No me da tiempo a terminar de preparar el café de Jimena cuando suena el timbre de casa. ¿No habrá venido en pijama? Esta por animarme es capaz… Le digo acercándome a la puerta para abrirle…
- ¡Si que te has dado
prisa!
Abro la puerta y para mi sorpresa…
- ¡Gerard! ¿Qué haces
aquí?
¡Ay Dios mío! Qué hace este hombre aquí en mi casa…
- Quiero que me des una
explicación del
comportamiento que has
tenido esta mañana
conmigo y espero que
sea lo suficientemente
convincente…
- Yo no tengo que darte
ningún tipo de
explicación, tú no eres
nadie en mi vida. Así que
las exigencias te las
guardas, por lo menos
en lo que a mi respecta.
Me mira con cara de desprecio, abre la puerta con una mano y con la otra me echa hacia detrás. Cierra de un portazo y me acorrala, con las manos en paralelo apoyadas en la pared, quedando yo en medio y mirándome fijamente…
- Valentina, no juegues
conmigo.
Por primera vez me clava su mirada de manera distinta, como si no fuera él, sus ojos desprenden una mezcla entre odio y pasión, pero de esta o de cualquier otra forma, sigo sin poder resistirme a esos ojos negros.
- Yo no estoy jugando,
simplemente somos dos
personas adultas y lo
único que ha sucedido es
lo que tú y yo
pensábamos desde el
primer día en que nos
vimos ¡punto! Ahora
pues, tú por tú camino y
yo por el mío. O es que
quizás ¿te prometí amor
eterno?
Se retira de golpe y sin decir nada abre la puerta para marcharse… me entra el pánico y las ganas de matarme a mi misma por idiota, no quiero que se vaya…
- ¡Gerard! Espera…
Se vuelve, me mira y...
- Pensé que eras
especial, ya veo que me
equivoqué.
Se da media vuelta y se vá. Yo siento que algo me oprime el pecho, quiero salir corriendo y gritarle que no se vaya, pero mis piernas no responden, estoy completamente inmóvil. Me ahoga la pena, cierro la puerta, me desvanezco aquí mismo con las manos tapando mi cara, como si alguien me viera, me pongo a llorar como una desesperada, no entiendo nada, no se que me pasa, no se por qué actúo así cuando estoy con él.
Llaman al telefonillo, debe ser Jimena…
- Si.
- Abre corre.
- ¡Valentina! ¿qué te ha
pasado? Acabo de
encontrarme a Gerard
saliendo del ascensor.
Sin mas la abrazo y me pongo a llorar desconsolada.
- ¡Ay Dios mío! Me
estas asustando
Valentina, nunca te he
visto así. ¿Qué te ha
hecho ese tío?
- Nada. Absolutamente
nada, soy yo Jimena,
soy una estúpida…
- Pero ¿Por qué?
¡Cuéntame!...
- Me acosté con él y
no le dije que era mi
primera vez…
- ¿Qué? Esto es muy
fuerte Valentina… ¿tú
estas loca? Gerard
tiene pinta de
empotrador...
Te habrá reventado
seguro.
- Jimena no es el
momento de escuchar
tus adjetivos ¡por favor!
- A ver... Cuéntame
desde el principio. ¿Se
lo dijiste al terminar?
- ¡No! No lo sabe...
- ¿No lo sabe aún?
- No y no se lo diré
nunca, no lo volveré a
ver más... Además lo he
tratado mal y me siento
fatal.
- ¿Pero por qué? No te
entiendo, no puedo
entender porque se lo
has ocultado, menos
aún porque no quieres
volver a verlo. Qué pasa
Valentina, ¿te da
vergüenza?
- ¡Uf! No se… de
verdad, no se lo que me
pasó, quise tomar el
control, que no notara
nada, pero al final me
sentí fatal.
- Me va a dar algo
contigo... No habrá sido
por Victoria ¿verdad?
Empiezo a llorar nuevamente mientras Jimena me levanta del suelo...
- Ya está bien Valentina
por favor, tú no tienes
culpa de lo que le pasó
a tú hermana. No
puedes seguir
cargando con esa
losa...
- Siento que la he
traicionado.
- ¿Qué dices tonta?
venga anímate por favor
que ya me has dado el
día, ahora ya no voy
a poder meterme con tu
virginidad y dame mi
café ¡ya!
Rápidamente como si fuera magia, empiezo a quitarle importancia a lo sucedido. Será por la tranquilidad de estar con Jimena.
Mientras nos tomamos el café, le cuento todo, ella no da crédito con lo que escucha. Las dos empezamos a llorar…
- ¡Valentina! Eres una
bestia… no puedes
actuar así, no es bueno
para ti. Tienes que
liberar tu corazón y
abrirlo porque ahí fuera
hay personas buenas
que merecen la pena y
que te podrían hacer
feliz y tú por no enterrar
el pasado estas así.
Hazme caso, por favor te lo
pido…
- Ya lo se Jimena, se
que tienes toda la
razón. Te prometo que
lo voy a intentar.
- Pues empieza por
llamar a Gerard y
contarle el motivo de tu
comportamiento,
sincérate con él,
imagínate lo que debe
estar pensando de ti.
Eres maravillosa
Valentina, deja que los
demás disfruten de
eso… Realmente eso te
hará feliz, porque es lo
que quieres, estar con él.
No te cierres las puertas
a ti misma, basta de
auto destruirte. Tengo
ganas de que me
cuentes cosas bonitas,
siempre soy yo la que
estoy hablando de mi
vida, porque la poca que
tienes la compartimos
juntas. No tengas miedo
al fracaso porque
también tiene su punto
positivo siempre,
simplemente disfruta de
lo que la vida te ofrece.
Ahora me voy, te dejo
sola ante el peligro.
Hazme caso llámalo,
merecerá la pena, he
visto como te mira
Valentina. Yo moriría
porque alguien me mirara
así aunque fuese una
sola vez.
- ¿No te quejarás
Jimena?
- No me quejo, pero es
triste no encontrar a una
persona que me llene,
estoy cansada de fingir
una felicidad falsa…
- Jimena yo voy a llamar
a Gerard tu prométeme que
hablaras con Diego. No
quiero volver a oír eso
que me acabas de decir.
Por cierto y ¿Pedro?
- Pedro… ¡Pedro!
No puedo evitar reírme al ver su cara…
- Tú te ríes y yo… estoy
echa un lío ¿sabes?
Tiene pinta de ser un pica
flor… no quiero
encapricharme de él y que
después me dé el palo…
prefiero que todo se quede
en lo de anoche y punto.
- Bueno tu sabrás lo que
haces, en eso no te puedo
aconsejar pero eso ¡si!
soluciona ese tema con
Diego.
- Si, de hoy no pasa…
¡prometido!
Se levanta para irse y me empiezan a temblar las piernas de solo pensar que ahora voy a llamar a Gerard.
- Amiga me voy,
hablamos y ya sabes
hazme caso, déjate
llevar…
- ¡Si Jimena!
- Después de hablar que te
haga disfrutar, que aunque no
me lo hayas dicho se que
tiene un dinosaurio entre
las piernas...
Nos echamos a reír, esta Jimena es…
- Y eso tú como lo
sabes...
- La experiencia amiga.
- Gracias Jimena…
- A mi no me des las
gracias tontita… No me
entretengo más. Adeu.
Ya estoy sola y ahora me tengo que enfrentar a la llamada de mi Gerard...
No hay comentarios:
Publicar un comentario